Zapatero: "Seremos como el Che".

O como Obama, ¡qué más da!

Comentábamos ayer el impresionante vídeo del PSOE y la posibilidad que el partido nos ofrece de votar con memoria histórica. Es decir, con efecto retroactivo. Después de ganarle la guerra a Franco, tenemos la oportunidad de ganar electoralmente a Bush y al imperialismo americano. ¡Qué importa que no se presentara! Eran dos mundos frente a frente: el bien contra el mal, el progreso contra la reacción, Ormuz contra Arriman, José Luis contra Aznar. Ya lo dice el vídeo en sus palabras finales:

"Aquel día no pudiste votar. Pero ahora sí. Ahora el partido se juega en Europa".

No se trata de que recuerden a aquel bragado secretario general de un partido antiimperialista que se sentó en un gesto de desdén al paso de la bandera de EEUU en un desfile celebrado en 2003. La juventud, la inexperiencia, en fin, esas cosas.

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Lo malo es que cuatro años después, cuando ya llevaba tres en la Presidencia del Gobierno, le veíamos hacer de pariguayo o pagafantas en los sitios donde se decide la política internacional, vagar como alma en pena, haciéndose el encontradizo con Bush, para que éste le dijese. "Hola, ¿qué tal, amigo?" y pasara de largo.

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En su fuero interno, sin embargo, seguía viviendo un trotskista. En 2007 explicaba el meollo de su posición en política internacional a su biógrafo Suso de Toro:

“Y la segunda (percha de refundación ideológica de la derecha) es típica del nacionalismo español, típica. Es lo que yo llamo el complejo retardado del nacionalismo español. Es agarrarse, para salir del rincón de la historia, sometiéndote (sic). [Risas.] Al imperio americano. [Más risas.]

Lo cual es increíble, porque están todos los complejos: “Hay un cambio en el viento de la historia, sopla en una dirección, y el que no vaya detrás de Estados Unidos no pinta nada”.

Es la condensación de todos los complejos ideológicos de la derecha. Es una derrota total, una entrega total del país, pero vestido de patriotismo. Es lo más contradictorio. Es lo más antipatriota.

Porque un patriota, en el mejor sentido de la palabra, es alguien que tiene un proyecto de país, propio, que cree identidad, que dé perfiles, que ponga en valor lo propio.

Pero oiga, someterse a Estados Unidos no es el lugar de España. Si España no es Gran Bretaña. Es que España no se va a reencontrar nunca siendo Gran Bretaña. Es que Gran Bretaña es Gran Bretaña, y aun con un Gobierno laborista juega ese papel con Estados Unidos, pero España no es Gran Bretaña.

De hecho, de Gran Bretaña, nos ha separado casi todo a lo largo de la Historia. No tiene nada que ver con nosotros, oiga.”

(Suso de Toro: "Madera de Zapatero. Retrato de un presidente". RBA Libros S.A. Barcelona, 2007. Págs. 157 y 158)

George Orwell había definido ya este tipo de progresismo en un excelente ensayo titulado 'Notas sobre el nacionalismo', escrito ¡en mayo de 1945!:

"Existe una minoría de intelectuales pacifistas cuya motivación real, aunque no confesada, parece ser el odio a la democracia occidental y la admiración por el totalitarismo. En general, la propaganda pacifista se reduce a afirmar que un bando es tan malo como el otro, pero si se examinan atentamente los escritos de los intelectuales pacifistas más jóvenes, se descubre que no expresan en absoluto una desaprobación imparcial, sino que atacan casi únicamente a Inglaterra y a los Estados Unidos. Además, muchas veces no condenan la violencia como tal sino solo la violencia usada en defensa de los países occidentales."