¿Por qué les parece vergonzante?

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Pie de fotos.-Ah, el viejo Marx del 18 Brumario y la repetición de los acontecimientos en la historia, la tragedia y la farsa. Era otro nivel.

Los medios de comunicación han saludado con un grado muy notable de satisfacción el acuerdo que hoy van a firmar en el Parlamento vasco los equipos negociadores del PSE y el PP. Sé de lo que hablo. Yo mismo he publicado un artículo a favor del documento hoy en El Mundo:

Es, sin embargo, un papel extraordinario. En apenas diez folios invoca ocho veces el cumplimiento de la Ley, otras ocho la libertad de los ciudadanos y siete más la igualdad entre ellos (y ellas, naturalmente). Nunca se había visto nada parecido en tiempos anteriores.

La ciudadanía vasca ha acogido con extraordinaria naturalidad el acuerdo que va a suponer el relevo de Ibarretxe por Patxi López como inquilino de Ajuria Enea. Probablemente, también con alivio. Los nacionalistas vascos están comprobando que una parte importante de eso que ellos suponían su mayoría social, está dispuesta a formar parte de otra mayoría social si así toca.

Un parlamentario vasco del PSE me comentaba ayer que lo mejor de la reacción histérica del PNV es que le ahorra a Patxi López tener que explicar a sus afiliados el pacto con el PP. Se equivocaba y me equivoqué yo con él. El acuerdo de "Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca" no va a ser firmado hoy por los dos principales dirigentes de los partidos que lo suscriben, sino por los equipos negociadores.

Ahorro a la tripulación el razonamiento que me lleva a considerar que ésta es una decisión de la parte socialista. Llama la atención este esfuerzo por no convencer a los ciudadanos que el acuerdo es lo suficientemente bueno como para que el máximo dirigente del PSE y candidato a lehendakari haga un acto solemne ante los medios, para dar realce ante la sociedad a un acto del que se enorgullece.

La firma va a ser un hecho vergonzante y cabe preguntarse si ésta es la mejor forma de apostar por un futuro en que no parecen creer. La cuestión de la alternancia es buena en política, sirve para airear la casa, pero no debemos engañarnos, es más interesante para López que para los ciudadanos. Quienes estamos a favor del cambio, no queremos sólo una alternancia de personas, sino un cambio de políticas, una alternativa. A algunos nos habría gustado que el futuro lehendakari se hubiera considerado tan honrado en la firma del acuerdo como en un almuerzo a solas con Josu Jon Imaz, pongamos por caso. Bueno, a solas con Josu Jon y con fotógrafos.

El secretario de Organización del PSE, Rodolfo Ares, me afirma en la desconfianza con sus declaraciones a Punto Radio que hoy recoge El Correo:

"Si no fuera por la situación excepcional que vivimos en el País Vasco, el acuerdo no se daría.(...) Espero que nos valoren por las políticas que vamos a poner en marcha y no por quien nos apoya".

A los dirigentes del partido saliente les recomienda que "se serenen y hagan caso a mi amigo Josu Jon Imaz". No es un buen comienzo para lo que viene y no parece que cuando el sindicalismo de Lizarra va a recibir al nuevo Gobierno a portagayola, con una huelga general a plazo fijo, la actitud más eficaz sea esa vergüenza del socio, -me doy asco por frecuentar semejantes compañías,-porque es un desdoro para ellos mismos. En el fondo hay un problema de autoestima, la condición eterna del morroi.