ETA les desea un próspero Merimée

ETA ha enviado al diario amigo un saludo de año nuevo, una explicación de sus últimas acciones terroristas: las bombas contra el juzgado de Sestao y la Casa del Pueblo de Balmaseda. Es la información de un delirio, servido con la sintaxis adecuada:

La organizacion armada ETA ha asumido a través de un comunicado los atentados con explosivo llevados a cabo los días 16 y 24 de diciembre de 2007, y que provocaron daños materiales en el juzgado de Sestao y en la sede del PSOE en Balmaseda. Euskadi Ta Askatasuna asegura que es esa «estrategia de 'estado de excepción' diseñada por Ferraz» la que «ha colmado la paciencia de los ciudadanos».

Impresionante primer párrafo de la información, en la que se califica los atentados que reivindican los terroristas como "estrategia de estado excepción diseñada por Ferraz. Por mucho que a uno le calara la lectura de 'El hombre que fue Jueves', parece un desparrame.

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La sopa de ETA

Florencio Domínguez

El grupo argentino Les Luthiers, en su canción 'La gallina dijo eureka', ironiza sobre el comportamiento de los niños y sus relaciones con los padres:

"Parece mentira, parece mentira, pero todavía hoy en día, hay madres hoy en día, en pleno siglo dieci... veinte, que todavía les dicen a sus hijos cosas como por ejemplo ¡Mirá nene: si no tomás toda la sopa, voy a llamar al hombre de la bolsa! Señora, ¿y si el hombre de la bolsa tampoco quiere tomar la sopa?"

se pregunta Marcos Mundstock, uno de los componentes del grupo. Es una pregunta sin respuesta.

La lectura del discurso de Nochevieja pronunciado el lunes por el lehendakari evoca la canción de Les Luthiers. "La violencia tiene que desaparecer y esa es una decisión que le corresponde adoptar a ETA de forma unilateral e irreversible, al margen de que los partidos alcancemos o nbo acuerdos políticos", afirmó el presidente del Gobierno vasco. Pero, ¿y si ETA tampoco se quiere tomar la sopa ni abandonar el terrorismo?¿Qué va a ahacer el lehendakari en ese caso? Tampoco tenemos respuesta para eso.

Su discurso, el del lunes y también los anteriores, nos permite saber qué es lo que no quiere hacer el presidente del Gobierno vasco: respaldar la estrategia de persecución legal implacable adoptada por el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Ibarretxe vuelve a cuestionar la legitimidad democrática de las medidas aplicadas por el Estado para combatir a ETA y a quienes han utilizado la legalidad para apoyar la estrategia de la banda terrorista, a sostener que no se respetan los derechos de los presos ni los derechos civiles de una parte de la sociedad vasca. El jefe del Ejecutivo autonómico ha acabado interiorizando como propios los argumentos empleados por la izquierda abertzale contra el sistema democrático.

Pero más allá de eso, el lehendakari no nos dice qué va a hacer él como jefe del Gobierno, con todos los recursos que el Estado pone a su alcance y con su influencia política, para liderar la lucha contra el terrorismo etarra. No nos dice si va a hacer la tarea que Josu Jon Imaz consideró que era necesaria en este momento y si se va a implicar a fondo para conseguir la deslegitimación política no sólo de ETA, sino también de su entorno. Se limita a frases evanescentes del tipo "la sociedad vasca va a empujar a todos" y "va a obligar a ETA a parar inmediatmente", pero no nos explica cómo lo va a hacer y, ya puestos, por qué la sociedad vasca no ha obligado antes a ETA a dejar de matar. Lo que sí nos dice es que él va a seguir adelante con su proyecto político partidista, tanto si llueve como si sale el sol.

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Crisis en Exteriores

El presidente Zapatero ha sacado ha relucir en este fin de año una virtud rara entre los jefes de Gobierno: saber resolver con eficacia sus crisis de Gabinete. Por alguna extraña razón, todos los gobernantes se resisten a cambiar sus ministros, aun aquellos que peor funcionan. El incomprensible apoyo de Zapatero a Magdalena Alvarez pudo hacer creer a los no avisados que él seguía por la misma senda.

Era la cola del perro de Alcibíades. El personal se embobaba con la "antes partía que doblá" o admiraba su precisión en la evaluación de plazos cuando se le preguntó cuando iba a llegar el AVE a Barcelona y ella respondió: "Mú pronto". Mientras, el presidente actuaba en Exteriores a la chita callando. Vean en la foto al sucesor de Moratinos en una de sus primeras misiones.