Un estilo inimitable

Al final, el hombre es el estilo. Felipe González reaparece hoy en una larga entrevista en El País y El País.com. He aquí algunas muestras de su pensamiento que sólo aparecen en la versión digital:

Porque (en el Grupo Prisa) han construido una extraña independencia. Y pensaba en esos momentos que esa independencia es lo que les ha llevado a tener adversarios irreconciliables. Y la gente que se siente adversario irreconciliable se siente permanentemente incómoda por la independencia de un Grupo, pero bueno, eso es así.

Es verdad que yo contengo mis sentimientos (se refiere a su presencia en el funeral de Jesús de Polanco). Como también contengo mis sentimientos ahora mismo, en el momento el que estamos hablando, de que tendría que pasar a decirle adiós a (Gabriel) Cisneros, en su capilla ardiente, y no he tenido ninguna relación de amistad con él. [Los contengo tanto que aunque debería ir, no voy].

Jesús (de Polanco) lo comprendió sin decir que sí, pero lo entendió perfectamente, quizás por eso de su estilo cántabro que a pesar de no haber nacido en Cantabria me recordaba muchas veces a mi padre. Y, bueno, a partir de entonces hablamos muchísimas veces y muy extensamente, y se forjó una relación amistosa, de total confianza, que analizaba todo, todo lo que sucedía. Yo viví la angustia de Jesús en el 99, en su setenta cumpleaños, cuando me pedía, ya con unas copas, me pedía que hiciera algo, que me presentara. Estábamos entonces con la crisis de Borrell y Almunia, y no se qué. Y su lamento era: "no veo una salida, no me queda mucho tiempo de vida -esto era siempre una obsesión suya- y me gustaría ver una salida. Me equivoqué en el 96, porque creí que tenías que salir del Gobierno, que tenías que acabar y no era verdad". Esa era su actitud conmigo y le desesperaba realmente mi firme decisión de no volver a tener una responsabilidad institucional.

Jesús era un hombre conservador, conservador en el sentido liberal del término, no en el sentido de la derecha que todavía no ha comprendido cuales con las reglas del juego. Pero era un tipo muy moderno. Su visión de un Estado no confesional, o laico si se quiere decir, su visión de las libertades. Yo creo que él se situaba en esa posición de centro-izquierda en ese grupo de libertades, y de centro derecha conservadora en la política económica. En ese sentido tenía una posición muy centrada.

apenas horas antes de morir Polanco, Javier me decía: "tenemos que hacer algo, se nos van los valores de una generación". Javier acababa de soportar el gran dolor de la pérdida de su buen amigo Uría y tenía esa percepción de la pérdida de las referencias necesarias, y venía de paso, en esa vida que hace Solana, de paso para Filipinas y luego a otra parte, y se enfrentaba ahora a la muerte de Jesús. Y yo le decía: "es así la vida, Javier, es así".

Quien tuvo, retuvo, qué coño.

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El caos, el caos

No pasa un día sin noticias como las que hoy abren todos los periódicos de Cataluña y tienen hueco en la primera de muchos diarios del resto de España. Hoy son atascos de 70 kilómetros, ayer (ayer, sábado, 4 de agosto) era el colapso de los trenes de cercanías en Barcelona, hace unos días era el gran apagón; antes fue el caos en El Prat, el hundimiento del Carmel and so on. Eso, por hablar sólo de las competencias de Fomento e Industria.

El tripartito que gobierna (es lenguaje figurado) Cataluña dedica sus esfuerzos a tan altas causas que no tiene tiempo para ocuparse de las cosas de intendencia. Es lógico. Si uno está preocupado por una causa como "Cataluña es una nación" resulta pedestre perder el tiempo en menestralías, como ocuparse de que el tráfico no sea un caos, los huelguistas no tomen las pistas del aeropuerto y tonterías semejantes.