Mejor estas palabras

José Luis Rodríguez Zapatero se cayó en el marmitako, como señala muy afortunadamente la viñeta de Idígoras y Pachi y eso le da una fuerza sobrehumana. Vean, si no, cómo lo explicó en Ponferrada, según la portada de El Mundo: 

Y qué hay detrás de todo esto? La querencia por volver al viejo error. Empujar la realidad hasta que contradiga lo menos posible nuestras palabras. Arnaldo Otegi quedó descatalogado como líder de la izquierda abertzale durante la negociación de Zapatero con ETA, más concretamente en la reunión de Loyola. Su defenestración no pudo ser más evidente cuando, después de entrar en la cárcel se abrió una página web para pedir su excarcelación. Hubo que cerrarla por falta de de un número de respuestas mínimamente aceptable. Y ahora, tal como dice El País: "El presidente del Gobierno replica a Otegi...'Mejor estas palabras que las de antes". En realidad estas palabras son las mismas que las de antes y las del presidente tratan de que vuelvan a ser operativas sus propias palabras de antes: "Otegi es un hombre que ha hecho un discurso por la paz, por abrir una etapa distinta en el País Vasco".

¿Puede un presidente del Gobierno establecer un diálogo público con un recluso condenado y preso preventivo al mismo tiempo? No debe. El problema no es si va a ser capaz de oponerse pasado mañana con efecto retroactivo al asesinato de mañana. Lo explica muy bien Chelo Aparicio en su columna de hoy en Estrella Digital: 

“No son los eventuales muertos futuros el test de la democratización para el brazo político de ETA. Son los pasados.  Es la rectificación moral sobre la complicidad de la llamada izquierda abertzale con los centenares de asesinados apilados sobre nuestra democracia, los muertos del silencio. Sin ella, no hay nada."

En otro orden de cosas: hoy operan al comandante Ramius. Estaremos atentos al parte médico.