Trini Puede; Tomás Quizás

Las espadas están en alto y la prensa amiga cuenta con la emoción de los grandes momentos lo que se juega hoy la familia. En lo que sin duda es una de sus escasas torpezas comunicativas (o no) Alfredo Pérez Rubalcaba hizo un comentaario aparentemente despectivo sobre el secretario general del PSM: "el mayor activo de Gómez es haberle dicho 'no' a Zapatero". "Pues es verdad", debieron de confesarle al cuello de su camisa los barones secretamente cabreados, los cuarenta diputados de Alfonso Guerra que tuvieron que reprinir sus más íntimos deseos de votar 'no' al Estatut en el Congreso, los felipistas en su melancolía. Y todos se dispusieron a levantar la cabeza, hecho que se producirá esta misma noche si en el recuento Tomás Quizás le madruga a Trini Puede las primarias.

Tomistas y Trinitarios (© Parmenio) afrontan el gran combate con la pasión con que antaño se dilucidaban las guerras de religión. De hecho, el reto el espectáculo recuerda al duelo a muerte entre el jansenista y el jesuita en 'La vía láctea', cosa normal, si se tiene en cuenta que hoy en día sólo los progresistas se resisten con éxito al laicismo que constituye el rasgo dominante en la sociedad de nuestro tiempo. Ni siquiera van a seguir juntos el recuento. Cualquiera de los dos resultados es malo para Zapatero, por más que su  fiel escudera mostrara un alarde de 'wishful thinking' que el resultado de hoy no afecta al presidente. Como si alguna vez hubiera asumido la responsabilidad de algún fracaso. La única manera de relativizar el fracaso que supondría para él la victoria de Gómez sería que éste se estrellara aparatosamente contra Esperanza Aguirre en mayo, pero es demasiado tiempo para reparar las averías que eeso le iba a producir a corto plazo.