Los tiempos están cambiando

The times they are a changing, cantaba Bob Dylan hace mucho y miren por dónde el tiempo ha venido a darle la razón. Algo se mueve en ese mundo, que es frase no tan clásica ni universal, pero que en Euskadi se convierte en clave cada cuatro años aproximadamente.

El presidente de Castilla La Mancha es hombre de una gran tradición retórica. No sabemos si la heredó de su antecesor en la Presidencia de Castilla-La Mancha, pero permítanme recordarles esta pieza de síntesis, en la que el sucesor agradecía con medalla de oro los servicios prestados a la Comunidad por José Bono. Es su poderosa imaginería literaria lo que dota a sus palabras de gran poder de convicción. de ahí el efecto que produjeron sus declaraciones a Carlos Alsina en Onda Cero el jueves por la noche. Luego sucedió lo inevitable, claro. La portavoz del Gobierno aprovechó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y Ministras para llamarle al orden. Dirán ustedes que no son modos, que los asuntos de partido no se solucionan en el espacio del Gobierno y habrá quien reproche a la señora De la Vega confundir los límites de lo público y lo privado, pero lo cierto es que en menos de horas veinticuatro bajó la excusa de las musas al teatro, que habría dicho aproximadamente Lope de Vega y también se produjo el perdón del ofendido. Ahora fijémonos en la rectificación de la ofensa:

"ayer recordaba que siempre espero de mis asesores que me digan lo que piensan y me digan la verdad, pues bien me han dicho que el otro día no estuve acertado y a la vista de la utilización que están haciendo algunos, sobre todo los adversarios, probablemente lleven razón".

Pero eso es lo de siempre, dirán ustedes. No. Lo de siempre hubiera sido: "Son declaraciones sacadas de contexto". Barreda, en cambio, ha admitido la posibilidad de un error suyo, un paso pequeño para la humanidad, pero grande para nuestra socialdemocracia. Es verdad que todo cuanto dijo estaba grabado en su integridad y eso hace más difícil acogerse al error de los contextos. Será en otras culturas. Observen la pasmosa impunidad con la que la ministra de Defensa dice hoy mismo en el diario El País que Jose Luis nunca hará eso:

"Zapatero nunca dará un 'dedazo' como el que dio Aznar con Rajoy"

Ninguno de los dos entrevistadores hizo reparar a la ministra en un hecho obvio, clamoroso: "No será porque no lo intentara, ¿eh, ministra? O es que su llamada a Tomás Gómez y la entrevista del 7 de agosto en Moncloa no fueron para poner su dedito sobre una candidata buenísima?"

Hay otro asunto en su canto de la gallina digno de atención. Lo que le hace recapacitar y admitir la posibilidad del error no son en sentido estricto los reproches de sus asesores,  sino más bien la utilización que hacen los adversarios de sus palabras. Ya pasó cuando Alfonso Guerra y cuarenta de los suyos se envainaron la intención (si es que la hubo) de votar 'no' a Estatut en el Congreso. Se cuenta que Pepe Blanco los inmovilizó con una pregunta: "¿Estás dispuesto a que la bancada popular te aplauda puesta en pie?"

Mano de santo, oigan, aunque ahora trate de resarcirse Guerra con pellizcos de monja en plan 'señorita Trini'. Pero yendo a la sustancia del asunto, sólo hay una cosa a la que en la Casa del Pueblo se tema más que a la verdad y es a la posibilidad de que ésta beneficie a la derecha.