Amanece, que no es poco

La película 'Amanece, que no es poco' ha cumplido 20 años. A José Luis Cuerda, autor, guionista y director, le cabe el orgullo de ser, junto a Buñuel, la expresión del surrealismo cinematográfico español, gracias a una historia coral, inconexa a ratos, pero con apuntes extraordinarios. Un pueblo albaceteño, en el que el sargento de la Guardia Civil se indigna ante el plagio de "Fulkner", donde hay elecciones todos los años para elegir a las fuerzas vivas: al cura, al maestro, al alcalde, al tonto del pueblo, a la puta, al hazmerreir de la asamblea feminista... en el que el levantamiento de la hostia es un espectáculo que los fieles aplauden enfervorizados y en el que loss domingos a mediodía sólo se puede encontrar por las calles a un negro, que no va a misa porque aún es catecúmeno.

Al verla de nuevo hace pocos meses reparé en una secuencia que hoy no habría sido escrita por su autor:

La misa ha terminado y los parroquianos llenan las calles del pueblo. Por una de ellas caminan Samuel Paxton, el negro y Rosalía Dans, la mujer del sacristán, que va de su brazo. Junto a ellos camina Chus Lampreave, que es la madre del negro. Tiene lugar este diálogo:

Chus Lampreave: No está bien que te pasees por el pueblo del brazo de la mujer de otro, como si fueras un pagano. No me extraña que no pases de catecúmeno..

Samuel Paxton: No es eso, madre. No paso de catecúmeno porque soy negro...

Rosalía Dans: Eres minoría étnica.

Samuel Paxton: Minoría étnica y negro como un tizón.

Rosalía Dans: De todas formas, tú eres un poco llorón, porque el respeto que se tiene hoy a las minorías étnicas... Fíjate en mi comportamiento contigo durante los coitos, por ejemplo...

Bien es verdad que, aunque una secuencia así sería impensable, las posibilidades del 'remake' son extraordinarias. Imagínense que en el pueblo hay un partido político -¿para qué más?- y que la secretaria de Organización convoca a la basca para explicarle la crisis. Y les dice:

El P.I.B. (Producto Interior Bruto) si me permitís la expresión, es masculino, claramente masculino.

Tampoco estaría mal esta subtrama: la hija del alcalde, de 24 años, se siente harta de que un concejal de la oposición no pare de meterse con su padre por el precio del mobiliario que compra para dependencias municipales. Un día de noviembre de 2008, en su casa, desde el ordenador personal del alcalde, 'baja' unas fotos que el concejal tacaño tiene en su perfil de facebook y le fabrica un blog con comentarios injuriosos.

El alcalde de la ciudad, que en una anterior vida política, había sido ministro de Justicia e Interior, ha reaccionado con un comunicado:

"Lamento tener que dirigirme a ustedes por un tema que no es asunto de mi ciudad, sino una cuestión familiar. Pero creo que en mi condición de padre, no puedo dejar de pronunciarme sobre la noticia que hoy ha salido publicada en un medio de comunicación".

"En primer lugar, quiero dejar claro que toda mi familia y, por supuesto, yo mismo, apoyamos sin fisuras a nuestra hija, en unos momentos, sin duda, difíciles para ella".

"Todos los que conocen mi trayectoria sabrán que en los más de diez años que llevo ejerciendo en la política en Zaragoza nunca he contestado las numerosas descalificaciones personales que he sufrido en el debate político, y no sólo en el debate político. Siempre he considerado que responderles era ponerme al nivel de mis detractores, cosa que mi sentido de la dignidad me lo impide. Por otro lado, a lo largo de esos años, he recibido en Internet y fuera de red toda clase de calumnias, injurias y difamaciones anónimas. Aunque me han dolido, nunca he respondido aceptando que son consecuencias --aunque patológicas-- de mi ejercicio de la función política".

A ningún miembro de mi familia, sin embargo, se le debe de exigir la carga de sufrir en silencio, durante años esas campañas difamatorias. Es cierto que no comparto la forma en que mi hija ha expresado su acumulada indignación, pero se que era una forma de defender a su padre frente a la difamación. Por eso, le he dicho en privado a mi hija (y hoy quiero hacerlo públicamente) que la quiero y que la comprendo y que más que nunca me tiene a su lado".

Impresionante. Uno esperaría que un responsable político, ante un hecho semejante, empezara por abroncar a su hija en privado, siguiera con una desautorización de su proceder en público, y que al mismo tiempo pidiera perdón al concejal insultado (al parecer, uno de los insultos se repetía 1.500 veces en el blog) y persuadiera a su hija para que hiciese lo propio.

Al parecer, esto no va con los tiempos. España se parece ahora más a la película de Cuerda. Habría que dotar de un contenido al papel del partido de la oposición: empezar por cambiarle el nombre y llamarle, por ejemplo, 'El Hazmerreír'. España, Amanece, que no es poco.