31 marzo, 2008

La movida se quedó en meneo


Pie de foto.-Invitación para el Baile de la Rosa, diseñada por Juan Gatti.

Las fuerzas de la cultura, ah, qué gran sintagma y cuántos recuerdos, han llevado el espíritu de la movida madrileña, aquel fenómeno sociocultural al que supo dar cuerpo un alcalde con mucho talento y más farsa* que la reina castiza en Malasaña y alrededores.

De todo aquel lío de bandos de la alcaldía, copas a deshoras, mucho rock and roll y algo de droga, salió en 1980 una película realizada por un voluntarioso trabajador de Telefónica llamado Pedro Almodóvar. Se titulaba 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón' y era bastante infumable. Pero aquello descubrió a un artista que fue demostrando en cada una de sus películas posteriores que era capaz de hacer buen cine. hubo más cine y cineastas, escritores, publicaciones de éxito fulgurante, como La Luna, programas de televisión, como 'La Bola de cristal' o las cosas de Fernado García Tola, un buen tipo que nos abandonó pronto.

Aquello empezó a languidecer con el crepúsculo de los 80, dejando algunos cadáveres literales, Eduardo Haro Ibars, Claudi Montañá y Tino Casal, y también de los otros por el camino; algunos triunfadores que se hicieron ricos, como Almodóvar, y otros que no.

Y ahora resulta que la movida era esto, un decorado para la Fiesta de la Rosa, que año tras año se encarga de recaudar fondos para la Fundación de Gracia de Mónaco, uno de los grandes motivos que el año festivo depara a la revista '¡Hola!', uno de los grandes inventos de una de las mujeres más hermosas que ha dado la historia del cine. Era un pendón desorejado, es verdad, pero peor era el pasado de los Grimaldi en su conjunto desde el siglo XIII y de Rainiero en particular durante la primera mitad del siglo XX, en la que llegó a blanquear dinero a los nazis. Ella fue una gran profesional como princesa, eficaz gerente de un casino y una sociedad de baños, amantísima madre de tres hermosas inutilidades y fiel y abnegada esposa (abnegada en tanto que fiel) de un príncipe negro, impar y passsa.

Hay en la foto de los movidistas madrileños algo entre enternecedor y patético. Una troupe de cómicos que bailan el agua a la casa principesca más irrelevante de Europa, creyéndose homenajeados por ellos. Es lo mismo que debía de pensar Chiquito de la Calzada cuando le aplaudían y le reían las gracias los señoritos andaluces cuyas juergas amenizaba por unas pocas perras. El oficio de bufón no ha desaparecido del todo y no requiere, para su ejercicio, de una ideología determinada. Como suele suceder, la movida se resolvió en meneo.

Lo bueno de los United Artists es que conforman un movimiento multidisciplinar y este minuto de gloria de Almodóvar, Rossy de Palma, Paco Clavel y Bibiana Anderson tiene su juglar y su canción de gesta. Es más, ya tenía su épica escrita desde muchos años antes. En 'Cómicos', canción que compuso Víctor Manuel a partir de la huelga de los actores de 1975 (en vida de Franco, un respeto) se anticipaba el momento de gloria del Baile de La Rosa:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, estoy probando ha publicar en Marzo. Patrón, por favor abra la Argos, de momento estamos todos aquí