26 marzo, 2008

Ha muerto Rafael Azcona



Sólo a él, un maestro del humor negro, podía ocurrírsele la broma de ir morirse unas horas después de concluida la Pascua de Resurrección. Rafael Azcona es uno de los grandes genios que ha dado el cine español. Autor de guiones como 'El pisito', 'El cochecito', 'El verdugo', 'Plácido', 'Bienvenido, míster Marshall', dejó en cada uno de los guiones que escribió, más de un centenar, la huella de un talento inagotable.

El que fue gran escritor cinematográfico, Ángel Fernández-Santos, contó hace muchos años (unos 25) una anécdota reveladora de su genio. Estaba éste trabajando junto a Luis Gª Berlanga en un guión que finalmente prohibió la censura. Era a mediados de los años 60 y estaba ambientada en Segovia. Un matrimonio maduro tenía una librería religiosa en el centro de la ciudad. El Concilio Vaticano II y el fin de la misa en latín les sorprende con un stock de misales recién comprado.

Después de mucho discutir sobre cuál sería la más adecuada forma de protesta, la mujer convence al marido para que se queme a lo bonzo en lo alto del Acueducto.

Hasta aquí, el planteamiento, pero los autores no acertaban a resolver la secuencia y decidieron llamar a Azcona, que la desatascó al momento:

"Es muy sencillo. La pareja cruza la plaza del Azoguejo. Ella va delante con un mechero en la mano. Detrás va él, con paso cansino, arrastrando dos latas de gasolina y rezongando: "Que no puede ser, María, que ya verás como volvemos a hacer el ridículo".

Rafael Azcona ha escrito lo mejor del cine español, al que deja como legado un puñado de obras maestras. Con su muerte se ha quedado bastante más pequeño, lo mismo que la vida en general, más chata y mezquina a partir de ahora. Este blogmaster siempre ha tenido una debilidad por los diálogos de Azcona, geniales, exactos, insuperables. Sirva el que hoy traemos aquí como homenaje a su memoria.




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