12 julio, 2008

El parto de los montes I (Contramanifiesto)

...estos Montes, que al mundo estremecieron,
un Ratoncillo fue lo que parieron. (Samaniego)
Al final, hay Contramanifiesto. La Federación de Asociaciones de Escritores en las Lenguas Gallega, Catalana y Vasca (GALEUSCA) ha alumbrado un ratoncillo. He aquí el portento. Por razones de economía de espacio, seleccionaremos los párrafos más sustanciosos para ser diseccionados en cubierta:


Ante el discurso pretendidamente homogeneizador y centralista que subyace en el Manifiesto por la Lengua Común, la Federación de Asociaciones de Escritores GALEUSCA manifiesta que: [La primera en la frente. No se limitan los firmantes a clavar al manifiesto en la primera frase los calificativos 'homogeneizador' y 'centralista', sino que de propina le regala un adverbio. Pretendidamente. No es que el Manifiesto sea tal, sino que las pretensiones de sus firmantes lo son. Reclamar el derecho de los padres a educar a sus hijos en su lengua materna es homogeneizador y centralista. Amén de reaccionario.]

2. El gallego, el euskara y el catalán no son «inventos» de ahora, sino lenguas que fueron normales en sus territorios y sociedades respectivas durante centenares de años. Su desnormalización, su pérdida de usos públicos, no se produjeron de manera «natural», sino por invasión de la lengua que fue decretada como oficial del estado, sin ninguna consulta ni acuerdo previos. [Extraordinario ejemplo de raciocinio entre el mito de la soberanía originaria y la paranoia. La pérdida de uso de una lengua, incluso su muerte (caigamos gozosamente en la prosopopeya) nunca se produce por lo que los firmantes entienden como causas naturales. Las lenguas no se extinguen por consunción, sino poruqe sus hablantes disponen de otra que resulta ser un instrumento de comunicación más práctico y versátil. Más eficaz, en una palabra. Los estados no adoptaron sus respectivas lenguas oficiales para imponérselas a nadie, ni siquiera a los gobiernos autonómicos. Simplemente aceptaron la que hablaba mayoritariamente la gente. Particularmente dramático es el caso de los firmantes vascos, que denuncian la invasión de una lengua cuyos primeros vagidos se dieron en su tierra.]

3. El artículo 3 de la Constitución española garantiza [no es la Constitución, es la ley de la gravedad] la presencia de esta lengua común para todos los habitantes del estado, mediante la exigencia a todos los ciudadanos de la obligación de conocer el castellano. Todos los ciudadanos de Galicia, Euskadi y los Países Catalanes asumen en la práctica esta exigencia, ya que no hay nadie que no tenga una buena competencia del castellano, [salvo los abajo firmantes] independientemente de que lo tengan como primera lengua o segunda. En cambio, por lo que respecta al gallego, al euskara y al catalán, la legislación no prevé la obligación de ser conocidos en sus respectivos territorios, cosa que establece una asimetría en los derechos lingüísticos de los ciudadanos que quieren ejercer el derecho, que se les reconoce, a usarlos. [He aquí la cuestión., mejor dicho, dos cuestiones. La primera es que ya empieza el contramanifiesto a deslizar la confusión entre estudiar el idioma y estudiar en el idioma. La segunda es que la legislación, efectivamente, no sólo no impone la obligación del conocimiento de la lengua, sino que en Cataluña, sin ir más lejos, reconoce lo que la inmersión lingüística y los firmantes niegan. El artículo 21.2 de la Ley 1/1998 de Política Lingüística establece que:
"Los niños tiene derecho a recibir la primera enseñanza en su lengua habitual, ya sea esta el catalán o el castellano. La Administración ha de garantizar este derecho y poner los medios para hacerlo efectivo. Los padres o tutores lo pueden ejercer en nombre de sus hijos instando a que se aplique."]


Continuará mañana, se lo prometo.

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