06 julio, 2008

EL PLURALISMO LINGÜÍSTICO EN ESPAÑA:

DEFENSA DEL MODELO CONSTITUCIONAL

[a la luz del Estatuto de Autonomía de Cataluña]

Imagen: Torre de Babel, de Peeter Brueghel, símbolo de entendimiento entre las tierras y las lenguas de España.


Deconstrucción de la enmienda transaccional aprobada en el 37º Congreso del PSOE que se clausura hoy:


La España democrática consagrada en la Norma de Pacto de Convivencia que nos dimos todos en 1978 [léase ‘la Constitución] hace un reconocimiento y una defensa del plurilingüismo. [Cierto, pero subordina la oficialidad de las lenguas a la incuestionable oficialidad de la lengua común en todo el territorio nacional, al establecer que “las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”.] Lo hace, porque eso es España. La posición política del partido socialista en relación al uso y reconocimiento de las lenguas españolas es la que viene consagrada en la Constitución española. [Ya estamos comprobando que no] Contribuimos decisivamente en su diseño, la desarrollamos con lealtad y con convicción y la defendemos.

La Constitución de 1978 recoge en su texto la concepción plural de España. Se dibuja así un país autonómico, un Estado compuesto con distintas lenguas (sic) que marcan [¿?] una realidad diversa, rica y compleja que tenemos la fortuna de vivir.


Somos de los pocos países que tenemos este patrimonio y por eso [aquí falta una coma] sensibilizar, defender y potenciar esta realidad [¿Cómo hacer para sensibilizar una realidad?] es un deber ineludible de todas las instituciones públicas. Se hace necesario velar para que la existencia de esta diversidad no se transforme en enfrentamiento y recelo, sino al contrario, en factor de cohesión y de unión en la diferencia.

Convivimos y seguimos construyendo un Estado con distintas lenguas y un idioma común: el castellano Todos tenemos el deber de conocerla [¿La cuála? Problema de concordancia] y el derecho a usarla [otrosí digo con el género, que no sexo, del pronombre ‘la’: ¿el idioma?¿el castellano?], como dice la Constitución. En el ejercicio de nuestras responsabilidades de gobierno, los socialistas siempre hemos promovido y defendido el castellano y, sinceramente, creemos que goza de buena salud. [Prosopopeya: Figura que consiste en atribuir a las cosas inanimadas o abstractas, acciones y cualidades propias de seres animados, o a los seres irracionales las del hombre. (DRAE) Las lenguas no gozan de buena ni de mala salud, no enferman, no padecen halitosis, no tienen derechos ni obligaciones, no luchan unas con otras, no son perseguidas, ni acorraladas, violadas o exterminadas, justo al revés de lo que puede pasarles a sus hablantes, aunque no exclusivamente por hablar una cualquiera de ellas].

Aumenta el número de quienes lo hablan y mejora su proyección exterior. 500 millones de personas lo hablan, es la lengua oficial de 29 países y cada vez tiene un mayor empuje en Estados Unidos. El despliegue del Instituto Cervantes, aumentando su presupuesto en un 67% entre 2004 y 2008 y la defensa que de la misma [se refiere a la lengua oficial, citada tres líneas más arriba. Es el famoso caso del sujeto trasterrado] se produce en el marco de la Unión Europea son dos magníficos ejemplos para entender qué hacen y qué concepción tienen de la lengua castellana los gobiernos socialistas.

Asimismo, las demás lenguas españolas son también oficiales en sus respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos de Autonomía. Esta cooficialidad constitucional-estatutaria debe de ser efectiva, [aquí debería decir “debe ser”. La expresión perpetrada por el escriba denota probabilidad o suposición, no obligación, como debería ser] siéndolo con respecto a todos los poderes públicos radicados en el territorio autonómico sin exclusión. Estas otras lenguas, también españolas y por lo tanto, patrimonio de todos, necesitan en paralelo una proyección y una protección. [El partido ha creado un estilo: “una proyección y una protección” ha escrito el amanuense, rindiendo homenaje a las paronomasias que hizo célebres el presidente: “hemos tenido ocho años de derechas y un año de derechos”]. No tiene sentido pensar que el castellano debe defenderse de ellas. [Las lenguas no se defienden a sí mismas. Tampoco defienden a terceros, naturalmente. Vale lo escrito en el comentario que sigue a la definición de ‘prosopopeya’].

El fortalecimiento de cualquiera de estas lenguas no va en detrimento de las otras. No existe, y es un error formularlo en estos términos, una competición entre lenguas. Porque la construcción plural del Estado no es un juego de suma cero donde lo que gana uno lo pierde otro, sino de suma positiva, donde todos ganamos en riqueza cultural. [Una de las características más recurrentes de prosas como la que nos ocupa es la inanidad. Se presentan con carácter axiomático expresiones perfectamente vacuas, que no quieren decir nada, que literariamente pertenecen al apartado de las metáforas moribundas que Orwell describió en ‘La política y la lengua inglesa’ y cuyo significado es una falsedad acabada. “La construcción plural del Estado” tiene elementos más significativos que las lenguas cooficiales. Por ejemplo, los Estatutos de Autonomía y la financiación de las CCAA. He aquí un ejemplo de ‘suma cero’, como dice el bravo muñidor del texto o una aplicación de un principio matemático. La suma de las partes de un todo dará siempre el 100%. Ni más, ni menos. La sobrefinanciación de una Comunidad la pagarán las otras. Inevitablemente. Es triste, pero es así la vida.]

El partido socialista [Partido Socialista. Con mayúsculas, hombre, véngase arriba] cree y apuesta por un auténtico [¿y verdadero?] bilingüismo, porque el conocimiento de las dos lenguas oficiales en los territorios bilingües hace que los derechos de los ciudadanos, su intercomunicación, su convivencia, el mutuo entendimiento y su libertad estén mucho más garantizados que sin ese conocimiento. [Este párrafo contiene varias falsedades: no hay territorios bilingües, sino territorios en los que hay ciudadanos bilingües y otros que no lo son. Unos y otros son iguales en la lengua común, pero si les imponemos como vehículo del conocimiento la lengua que sólo domina una parte de ellos, es evidente que aquellos que se educan en su lengua materna tienen un acceso privilegiado al conocimiento frente a quienes se educan en la lengua minoritaria. ¿Cómo puede llamarse libertad a la imposibilidad de educarse en la propia lengua?¿Cómo puede decirse con rigor que mejora su intercomunicación? Sólo en tanto en cuanto los nacionalistas se sientan complacidos con los esfuerzos del xarnego por expresarse en el idioma que para una parte de ellos es materno, pero en rigor, el aprendizaje de una lengua cooficial no mejora las expectativas de comunicarse en un solo interlocutor. El mutuo entendimiento, en fin, será mejor en la lengua en la que los interlocutores sean más competentes. Esto no es un argumento en contra de preservar la pluralidad lingüística, pero sería estúpido tratar de hacerlo por razones prácticas.]

El compromiso de los socialistas pasa por la exigencia de que nadie se pueda sentir discriminado por razón de la lengua que utilice, ni por utilizar el castellano, ni por utilizar ninguna de las otras lenguas oficiales reconocidas en el bloque de constitucionalidad. La libertad de uso de ambas es, y así debe seguir siendo, un derecho de los ciudadanos. [¿Excepto si dichos ciudadanos creyeran erróneamente que es un derecho suyo o de sus hijos educarse en su lengua materna y ésta resultara ser el español?]

Respecto al ámbito educativo la principal discusión se da en si es mejor adoptar una línea educativa con la lengua cooficial en el centro de gravedad (expresión [eufemística] acuñada por el Tribunal Constitucional) o, si por el contrario, es mejor una doble línea que permita a cada padre elegir entre las dos lenguas.

Es preciso decir, que los modelos lingüísticos que utilizan total o parcialmente el idioma autonómico como lengua vehicular, responden a un deseo perfectamente explicable y socialmente estimable, [¿de quién?] esto es, que todos los alumnos del sistema escolar conozcan y dominen al final del ciclo educativo las dos lenguas de su comunidad. Ese bilingüismo es el que garantiza la igualdad plena de derechos ciudadanos. [Ya está argumentado: si matriculamos a dos ciudadanos de la Realidad Social Andaluza, con parecida inteligencia, en una misma asignatura, pongamos Historia del Arte, pero uno de ellos la estudia en su lengua y el otro, en euskera, porque vive desde hace tres años en el País Vasco, ¿estarían en iguales condiciones? Un hecho: El Gobierno vasco examinó en castellano al 86% de los 3.929 alumnos del modelo D (que usa el euskera como lengua vehicular) para que obtuviesen mejores resultados en las pruebas para el informe PISA 2006. Otro hecho: En estos días se están realizando las pruebas de una OPE para contratar a 2.000 profesores. El Gobierno vasco permite examinarse en castellano a los candidatos a impartir clase en euskera, con el fin de maximizar sus posibilidades de éxito. Los aspirantes a impartir clases de inglés o francés, en cambio, se examinan en dichas lenguas, como es natural, por otra parte.]

Pero no nos engañemos, el gran desafío real que tiene España, y todos lo sabemos, es conseguir un sistema educativo multilingüístico que permita a las generaciones futuras dominar además de las lenguas españolas correspondientes, al menos, una lengua extranjera. Por referirnos al caso que ha suscitado mayor controversia parece que deberíamos hacer referencia al sistema educativo de Catalunya como caso paradigmático de la apuesta por una sola línea educativa. El marco legislativo de la política lingüística que nace en Catalunya con la Ley 7/1983, modificada por la ley 1/1998 contempla el catalán como la lengua vehicular en el sistema educativo al mismo tiempo que se garantiza que todos los niños y niñas de Catalunya, sea cual sea su lengua habitual al iniciar sus estudios, puedan utilizar normal y correctamente el catalán y el castellano al final de sus estudios obligatorios. La ley del 83 fue aprobada por unanimidad, incluido, claro está, el PP. [Clara está la redundancia, sí, señor, pero eso no es equivalente a imponer como lengua de aprendizaje aquella que se trata de enseñar]. Este sistema fue avalado por el TC en su sentencia 337/1994.

El resultado de la aplicación de este modelo es que se ha logrado la protección y preservación de la lengua catalana. Para ello no hay más que leer los informes del Comité de expertos que evalúan periódicamente la aplicación de la Carta europea de las lenguas regionales y minoritarias, ratificada por España en 2001, con mayoría absoluta del PP y, por tanto, texto legal de obligado cumplimiento. También hemos evitado la división de los niños en función de la lengua materna en dos líneas escolares, con evidentes riesgos de fractura social. [¿Sostiene el PSOE que en Euskadi se ha producido una fractura social por haber clasificado a los niños, no en dos líneas o modelos lingüísticos, sino en tres?] Pero, lo que no es menos importante, en ningún caso se ha dejado de garantizar el conocimiento del castellano. Ningún niño o niña de Catalunya desconoce la lengua común. [Natural. El castellano o español es la tercera lengua del mundo en número de hablantes, 500 millones, tal como se dice en la resolución. Es un idioma que se ha abierto camino en Estados Unidos, donde es la segunda lengua más hablada, así como en Internet. Por mucho que lo intenten, ni siquiera Carod, Tardá, Puig o los nacionalistas vascos más recalcitrantes pueden evitar hablarlo o impedir que lo aprendan sus hijos. Otra cosa es que alguno de ellos puede hablarlo tan mal como el redactor de esta pieza.] En realidad, incluso con la aplicación de este modelo sí existen personas que no se sienten capaces en su cotidianidad de usar el catalán. Basta con conocer la realidad de esta Comunidad Autónoma.

Los socialistas defendimos este modelo por ser un modelo de cohesión social y no de segregación, que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos. [Y dale. A ver si a fuerza de repetirlo…] Es además, a la vista de la experiencia, el que mejor resultado ha dado en cuanto a la consecución del bilingüismo.

Conocer dos lenguas oficiales (además de las extranjeras que se incorporan) hace que seamos más libres, porque nuestro futuro laboral, las relaciones interpersonales, el nivel de formación y capacitación al que habremos llegado serán mejores. [Aquí se repite el autor. El futuro laboral será mejor si, y solo si, se opta a un empleo que dependa de la Administración autonómica, aunque idénticos resultados se pueden obtener con la militancia en alguno de los partidos coligados en el gobierno autonómico de que se trate.] Este modelo permite tener una mayor integración y una mayor garantía de igualdad de oportunidades.

Igualdad y Libertad del individuo es vertebración social, es disminución de las diferencias entre los ciudadanos, es que ofrezcamos a nuestros hijos un futuro en igualdad de condiciones, es que el conocimiento de las lenguas de la sociedad donde vamos a vivir nos permita acceder a los mismos puestos de trabajo a todos y tener así las mismas oportunidades de futuro. [El escriba debería haber considerado que incluso en Cataluña, Euskadi y Galicia, la mayor parte de los empleos públicos no son de traductores. Incluso en las Administraciones autonómicas hay puestos de trabajo que requieren saberes específicos].

La cuestión está en plantearnos[:] ¿Qué modelo alternativo se propone que garantice tanto como éste el equilibrio y la equidad bilingüe y, sobre todo, la libertad y los derechos de todos los ciudadanos?

Los socialistas no pensamos que las lenguas cooficiales españolas sean una mera anécdota, algo encomiable con lo que tengamos que convivir pacientemente, [¿creerá el muñidor que ‘encomiable’ es sinónimo de ‘inevitable’?] sino que su estímulo y su cuidado pasa por una de nuestras prioridades, porque así lo pensamos y sentimos políticamente y porque así lo establece la Constitución, con la certeza de que ello no va en absoluto en detrimento de la lengua de todos, el castellano.

Las lenguas de España están destinadas a unir y no a separar. [Ésta es una característica improbable del plurilingüismo desde la Torre de Babel: las lenguas sólo unen a los hablantes de una misma entre sí, pero no a los euskaldunes con los catalanoparlantes. Para unirse y aun para entenderse, los citados necesitarán una ‘lingua franca’, también llamada ‘koiné’. La lengua que une, como su propio nombre indica, es la común: el castellano o español]. El lenguaje es el vehículo para el diálogo, para el conocimiento y para el progreso. Hagamos de la preservación y el impulso de nuestro rico patrimonio lingüístico un motivo más para unir voluntades, esfuerzo e ilusión en el progreso común de todos los ciudadanos y ciudadanas de España. Es responsabilidad de todas las instituciones y de toda la ciudadanía evitar el conflicto social y político en torno al uso de las lenguas. Cumplamos y hagamos cumplir la Constitución en la defensa y promoción de todas las lenguas de España [si es posible, respetando los derechos de los ciudadanos que las hablan] . Haremos así un servicio formidable a la consolidación de la mejor convivencia. Y celebremos la extraordinaria riqueza y diversidad de nuestra cultura.

[‘Chiudere in bellezza’ se llama la figura, amén].


Colofón:

"...la España de hoy mira a la España de la II República con reconocimiento y, sobre todo, con satisfacción y orgullo por ver lo que hemos sabido hacer entre todos en esta etapa constitucional". ( José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno)


Constitución de la II República Española

Artículo 4. El castellano es el idioma oficial de la República.
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Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones.

Salvo lo que se disponga en leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional.


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