11 julio, 2006

¿Hubo pacto en febrero?

Santiago González


Su ministro de Justicia, mi señor Zapatero, ha desmentido “por completo” al diario ‘Gara’, al que calificó de “panfleto, acostumbrado, no sólo a la desinformación, sino a la intoxicación”. Un servidor, en su modestia, no tiene datos para afirmar tanto, pero no parecen argumentos suficientes para desmentir así. Ni un grano hace granero ni la costumbre hace ley. ‘Gara’ es el mismo periódico que le emplazaba el pasado día 7 a “hacer efectivo su anuncio de dar luz verde a la fase de diálogo. Máxime cuando dispone de sólo 24 días para lograr el milagro.”

Desde ayer intuimos a qué se refería. Es ya un clásico en los procesos de negociación con ETA que la banda deje al aire las vergüenzas de su interlocutor con una información de su diario más próximo. Así lo hizo el 2 de mayo de 2000, al desvelar el contenido del acuerdo que firmó con el PNV y Eusko Alkartasuna en el verano del 98. Aquel compromiso hizo posible Lizarra y el “alto el fuego general” anunciado por los terroristas el 16 de septiembre de aquel año.

‘Gara’ describía ayer un proceso similar: “Gobierno español y ETA cerraron en febrero un acuerdo con compromisos y garantías”. Sostiene el periódico abertzale que el Gobierno asumió dos puntos incluidos por usted en su anuncio vagamente parlamentario del comienzo de la negociación con ETA: “aceptó que respetaría las decisiones que sobre su futuro adopten libremente los ciudadanos vascos” y la profusión de acuerdos “entre los partidos políticos vascos, así como entre los agentes sociales, económicos y sindicales”. El resultado del acuerdo de febrero fue el alto el fuego del 22 de marzo, siempre según el diario citado.

No me pregunte, presidente, si ETA y la izquierda abertzale mienten y su prensa nos intoxica o si el doctor Hannibal Lecter se come las uñas. Es irrelevante, aunque ustedes deberían explicarse más y mejor. Si eligen a ETA y a Batasuna como interlocutores, no pueden conformarse con decir que desinforman e intoxican. Lo cierto es que ETA diseñó el 20 de abril de 1995 la “Alternativa Democrática para Euskal Herria”, en la que estableció “dos marcos de negociación diferentes: uno entre ETA y el Estado español; y otro que corresponde a todos los ciudadanos vascos”. Más adelante se decía: “Si el Estado español aceptase las cuestiones planteadas para que se inicie en Euskal Herria un proceso democrático, ETA anunciaría un alto el fuego”. Allí estaba ya el reconocimiento de que “en las cuestiones que sólo competen a los ciudadanos vascos tienen que participar sindicatos, asociaciones, movimientos sociales, partidos, instituciones y, en definitiva, toda la sociedad”, la hoja de ruta de hoy.

¿Comprende, presidente, por qué lloraba Pilar Ruiz? En 1995 había un gobierno socialista y usted era diputado. Si hubieran visto entonces las bondades que hoy ven en la Alternativa, nos habríamos ahorrado 80 asesinatos, incluído el de su hijo Joseba.
(El Correo, 10 de julio de 2006)

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