01 diciembre, 2006

A veces, el periodismo
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Hoy, El Correo ofrece una magnífica síntesis de la falta de concordancia entre la realidad, esa tenaz arquitectura de los hechos y la actitud gramsciana de la clase política, dedicada a acallar el pesimismo de la inteligencia sin más instrumento que el optimismo de su voluntad. Lean los titulares:
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Epitafio poético y justiciero
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Moncada
La razón perdido ha.

Alfonso

¡Qué espanto, marqués, qué espanto!


Froilán
Majestad.
Alfonso

Aquí, Velloso.
Froilán

¿Qué es aquesto?
Moncada

Un panteón.

Alfonso (Por don Mendo)


¡Sujetadle!
Don Mendo

¡Fuera ocioso!
¡Ved cómo muere un león

cansado de hacer el oso!


'La venganza de don Mendo'. Pedro Muñoz Seca (Puerto de Santa María, 20 de febrero de 1881-Paracuellos del Jarama, 28 de noviembre de 1936).

Hemeroteco subió ayer al cuarto de derrota de la Argos las últimas declaraciones de Santiago Carrillo a 'Periodista Digital', según las cuales, la aplicación de la Ley es una manera de cerrar el camino a la paz:

Carrillo dijo que la expresión de Zapatero
“vamos a conseguir la paz con la ley en la mano" es “una manera de cerrar el camino a esa paz”.
A continuación razonó su crítica:
"Que no haya más muertos bien merece que, por un momento, no haya que ajustarse a ninguna ley, porque no hay ninguna ley que nos diga cómo hacerlo."

No es la primera vez que Santiago Carrillo enuncia conceptos originales sobre el funcionamiento del estado de derecho. Hace 23 meses le contaba a Mª Antonia Iglesias que el partido es un estado dentro del estado y que, para defenderlo, cualquier cosa: "Incluso, en algún caso, yo he tenido que eliminar a alguna persona". También contó una improbable versión sobre los acontecimientos que se desarrollaron en Paracuellos del Jarama entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936. La periodista no repreguntó. (Aquí la versión corta)
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El blogmaster, como muchas otras personas de su generación, militó en su primera juventud en el partido que dirigía este sujeto. Esto fue posible porque antes de que tuviera uso de razón (el blogmaster, no Carrillo), Carrillo, no el blogmaster, formuló la Política de Reconciliación Nacional. Fue su gran aportación a la transición democrática, uno de los factores que la hizo posible.

34 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días. Yo no milité, D. Santiago (ni en ese partido ni en ningún otro),pero mi primer voto y unos cuantos más fueron para ese partido. Nos decíamos,orgullosos, que habíamos devuelto el escaño a la Pasionaria, cabeza de lista por Asturias.

Algunas cosas que hicimos, no se explican. Sobre todo y por ejemplo, cómo nos reímos sin piedad de Solzhenitsyn, sabiendo que era verdad lo que nos contaba. Pero creo que votar a Carrillo y los suyos, tiene su explicación para nosotros, los jóvenes de entonces, y la da estupendamente, como siempre, el blogmaster en su post de hoy.

Y siguiendo con lo mismo, me permito poner a un tambien estupendo Xavier Pericay, en un artículo suyo publicado el 17 de junio pasado, en el ABC.

SANTIAGO CARRILLO VUELVE AL 36
XAVIER PERICAY

HARÁ unos ocho meses, a raíz de la investidura de Santiago Carrillo como doctor «honoris causa» por la Universidad Autónoma de Madrid, escribí aquí mismo un artículo en que defendía la concesión de dicho título al otrora secretario general del Partido Comunista de España en la medida en que se basaba -como reconocía la propia Universidad en un comunicado- «en su contribución a la política de reconciliación nacional» y en «su decisiva aportación al proceso de Transición democrática». Me parecía, y continúa pareciéndome, que Carrillo fue entonces un hombre fundamental, y que su pasado, como el de otros muchos españoles que tomaron parte en la guerra civil española o en el régimen dictatorial que le siguió, quedó, si no lavado, sí cuando menos condonado por el llamado Pacto de la Transición. Otra cosa es que el momento para reconocerle estos méritos fuera el más oportuno. Pero los méritos, y el ejemplo que se desprende de su comportamiento, nadie se los puede negar.
Recuerdo que hubo un lector al que no le gustó el artículo y que me lo hizo saber. La imagen del viejo político asturiano con el birrete era demasiado fuerte para él. Le parecía una afrenta, una afrenta a la memoria. Paracuellos, claro. No le faltaba razón, como certifican las recientes investigaciones de Jorge Martínez Reverte en torno al Madrid en guerra. Pero la Transición consistió en aceptar incluso esto, por mucho dolor que lleve aparejado -y no olvidemos que el dolor estaba repartido por toda España-. Ahora bien, en mi postura había un aspecto fundamental, que ni siquiera consideré necesario exponer entonces. El Pacto de la Transición no sólo compromete a las partes, a todas las partes. También al futuro. No se trata de un pacto circunstancial, sino de un compromiso democrático, por lo que debe ser renovado día a día mientras en este país haya democracia. Lo contrario sería una vuelta atrás, una peligrosísima vuelta atrás. Me atrevería a afirmar que Santiago Carrillo, durante casi treinta años, ha sido fiel a este pacto. Pero mucho me temo que esto se ha acabado.
El pasado miércoles Carrillo estuvo en Barcelona, de campaña, junto a sus viejos compañeros del PSUC, ahora reciclados en esa coalición de nombre interminable que capitanea Joan Saura. Y se soltó, vaya si se soltó. Parecía que en vez de tener 91 años, hubiera recuperado los 21 de 1936. Porque Carrillo volvió el miércoles a aquellos tiempos. O a tiempos anteriores, a juzgar por su forma de calificar las manifestaciones celebradas recientemente en la capital de España: «Marchas sobre Madrid», las llamó, como si estuviéramos en la Italia de 1922 y Rosa Díez o Maite Pagaza fueran unos trasuntos de Benito Mussolini. Pero lo grave no fue eso. Lo grave fue que el ex secretario general dijera que el Partido Popular y «la derecha clerical de 1936» se parecen «como dos gotas de agua».
Sí, ya sé que en campaña todo está permitido. Y más en esta campaña que ayer concluyó, donde el nacionalismo prácticamente cada día ha agredido o intentado agredir a algún discrepante aprovechando que los responsables de garantizar el orden, la seguridad y el ejercicio de la libertad no están por la labor que tienen encomendada. Pero Carrillo no puede sumarse a la fiesta. Él no. Porque estos paralelismos con el pasado a los que se entregó el miércoles no sólo son moralmente deleznables, sino que encima, en su caso, entrañan un riesgo enorme. En efecto, ¿a qué viene comparar al PP con la derecha clerical de los tiempos de la República, es decir, con la CEDA? Y, sobre todo, ¿por qué situar a esa derecha en 1936 y no en años anteriores? ¿Tal vez para sugerir que el PP está preparando, como hiciera aquella derecha tras el triunfo del Frente Popular, un golpe de Estado? Si estas eran sus intenciones, entonces no debería sorprenderse de que alguien le recordara hasta el fin de sus días en qué empleaba sus horas en noviembre y diciembre de aquel mismo 1936, cuando ocupaba el cargo de consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid y miles de ciudadanos eran asesinados en Paracuellos del Jarama.
¡Pobre Carrillo! ¡Y pensar que de haber vivido algo menos incluso habría pasado a la historia como un demócrata!

Anónimo dijo...

Hombre, Jokin, creo que Carrillo se ha envilecido él mismo, ¿no?

Las declaraciones que enlaza el blogmaster son concluyentes.

Anónimo dijo...

Don Santiago (Carrillo), en ese momento de la vida en que todos los demás son más tontos que uno mismo, y por lo tanto él el más listo del pueblo:

"La única decisión que yo tomé, de acuerdo con el general Miaja, (…) fue, respecto a aquellos 2.000 militares (!!!) que estaban en la cárcel de Madrid porque se habían sublevado en el cuartel de la Montaña, fue, ya digo, trasladarlos a Valencia..."

"...La conclusión a la que llegamos el general Miaja y yo fue que la gente de la calle que vio aquel traslado, que era gente que ya había sufrido los ataques fascistas, se lanzó a por ellos, y la guardia que iba custodiándoles no les defendió."

¿La gente de la calle se ventiló de un plumazo a 2000 tiarrones? ¿Qué calle era esa? ¿Preciados en Rebajas?

Caray con el 'No pasarán'

Anónimo dijo...

Ha acertado usted, desencantado. Pedro Muñoz Seca era uno de esos 2.000 militares?
¿El pueblo de Madrid arrolló a los milicianos que tenían órdenes estrictas de conducir sanos y salvos a los presos hasta Valencia?
El buen pueblo de Madrid, ¿les siguió hasta Paracuellos?
Las turbas ¿fueron a pie?
Eso sucedió en siete ocasiones. Tras la primera, Carrillo recibió la protesta del encargado de Negocios de la embajada noruega y del delegado de la Cruz Roja Internacional.
¿No acertaron con el remedio las seis veces siguientes?
¿Ni siquiera decidieron sortear Paracuellos?
¿Cómo es posible que aquellos asesinatos masivos se cortaran en seco cuando el anarquista Melchor Rodríguez fue nombrado director de Prisiones y dijo que de las cárceles madrileñas no salía un preso más sin su permiso?

Anónimo dijo...

Estoy últimamente un poco desorientada por las noticias que nos llegan del proceso-en-franco-retroceso. Resulta que unos malhechores secuestran a tres personas en territorio francés y roban trescientas pistolitas francesas. Un mes y pico después se producen detenciones en territorio francés por parte de la policía francesa... y nos quieren vender que eso es producto de la voluntad de Zapatero (¡las consecuencias!, ¡que tiemble el mundo, que voy!). Y lo están haciendo colar tan ricamente. Sólo había que escuchar la tertulia de hoy de Herrera: lo de Casado normal, pero hombre, ver a Camacho en esas... ¡Qué tios! ¡Qué dominio de la propaganda!

Anónimo dijo...

Sí, Santiago Carrillo se ha envilecido a sí mismo. Pero el ambiente ayuda. este ambiente guerracivilista que ha fomentado Zapatero, en el que todos -- incluidos los de su partido, los que no están ciegamente con él, los que no le reconocen su lideazgo indiscutible, su baraka, todos los que no tienen fe--, son fachas. Sin ese ambiente, Carrillo hubiese seguido siendo un viejecito que hizo su papel en la transición y lo hizo para bien. Y nadie le hubiera vuelto a hablar de Pracuellos...

Pero llegó el del abuelo republicano, el que quiere hacer la paz a pesar de ETA, el de las ansias infinitas de paz, el que le quiere "regalar" a Madina una Euskadi en paz, y Carrillo encontró sentido a reivindicar el crimen de Estado, la derogación de las leyes, la derogación de la democracia...

Sí, Carrillo se lo ha hecho a sí mismo. Pero no lo hizo con González; ni con Aznar. Lo hace con Zapatero. Este es el clima que el visionario de Leon nos ha creado. Un clima en el que sus socios, los que le apoyan, pueden decir las cosas que dice Carrillo-- o Eguibar, "si el Gobierno no da garantías a ETA, tendrá argumentos para volver a matar"--, y quedarse tan anchos. Esto es lo quenos ha traido el bobo solemne.

Anónimo dijo...

Efectivamente, Ella, éste es el personaje al que se le hizo un homenaje que culmin´o conun original regalo: el derribo de una estatua ecuestre del dictador.
Al hombre que había diseñado un pacto de transición sin rencores, le devolvieron la fantasía de que la historia es reversible, con la ilusión de derrocar al dictador a los postres de una cena, a la que asistieron:
José Luis Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, José Montilla, Gregorio Peces-Barba, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Barrionuevo, Gaspar Llamazares, Jordi Pujol, Juan José Ibarretxe, Sabino Fernández Campo, Rodolfo Martín Villa, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, entre otros dirigentes políticos y personajes como José Saramago, Víctor Manuel, Joaquín Sabina o José Sacristán, siguiendo la convocatoria gestionada por los periodistas María Antonia Iglesias e Iñaki Gabilondo.

Además de un mensaje de homenaje de Su Majestad el Rey y unas palabras de José Luis Rodríguez Zapatero elogiando al homenajeado como un "ejemplo político", destacaron las palabras del Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, Gregorio Peces-Barba, quien señaló: "Aquí estamos los buenos, los menos buenos, y faltan los malos", en alusión a la ausencia de representantes del Partido Popular.

Anónimo dijo...

Carrillo siempre ha sido un estalinista, si se ha quitado la máscara de demócrata es porque ya no le hace falta disfrazarse.

Recuerdo el oxímoron que decoraba muchas calles de Madrid durante la transición: "Comunismo es libertad" Supongo que muchos picarían, porque como era lo contrario del franquismo, y teníamos poca idea de esas cosas nos pudieron vender su averida mercancía.

Yo nunca les voté, porque creía más en la socialdemocracia que en el "eurocomunismo" de Carrillo, fuera eso lo que fuese.

Anónimo dijo...

Es verdad que yo no pude defender a aquella gente con eficacia y llevarla a Valencia con seguridad. Fue una desgracia tremenda, pero en tiempos de guerra hubiera sido mucho peor que se hubieran unido al ejército que estaba atacando Madrid. Le puedo asegurar que si Franco hubiera tenido un grupo de presos de esas características, los hubiera fusilado sin más. La República, no. Nosotros hicimos lo que pudimos, pero la verdad es que no teníamos fuerzas con moral suficiente y ganas para defenderles. Y no lo hicimos, eso está claro. Pero, mire usted, en la Guerra Civil murió mucha gente inocente que no debería haber muerto y otra gente que ha muerto que no era tan inocente. Yo he soportado esta calumnia de Paracuellos como un peso más que hay que soportar en esta vida. No he encontrado forma de neutralizar esa calumnia, pero opté por tomar un camino: actuar en la política de este país. Quiero la paz entre los españoles, yo no soy un hombre que odiara físicamente a nadie. Creo que muchos lo han entendido así."

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Después de leer estas declaraciones, es comprensible el sentimiento de culpa que sienten algunas personas cuando reconocen que en la transición apoyaban al partido que lideraba este personaje. No creo que podamos encontrar un ejemplo más evidente del odio que todavía destilan algunos de los que forman parte de la historia reciente de España. Justificar la matanza de Paracuellos arguyendo que en las guerras siempre muere gente inocente, resulta bastante esclarecedor para conocer la dimensión moral de este político.

Ahora empezamos a comprender el significado real de esta Segunda Transición con la quieren hacernos comulgar desde la izquierda. Sólo una lectura sectaria y partidista de lo que verdaderamente sucedió entre 1931 y 1939, puede conseguir que esta sociedad (mayoritariamente adormilada) les pueda dar la razón para defender los errores y delitos que cometieron en nombre de la libertad durante aquellos años. He de reconocer, que en este aspecto soy bastante pesimista. En muchos casos, los españoles han respondido con la indeferencia más absoluta cuando se han publicado las barbaridades cometidas por la izquierda.

Anónimo dijo...

Abuela de Piolín, recuerde Vd. lo que dijo la Vice: Los etarras están fuera de la realidad, porque hacen exigencias a "otro Estado".

¿Qué consecuencias se habrían producido de haber robado las pistolas en "este Estado"?

Anónimo dijo...

Por cierto, para los exégetas de Arcadi Espada, hoy explica el "esa mirada, para qué" de ayer.

Me lo temía: la mirada busca un interlocutor, ergo, lo humaniza.

De todas maneras, hace unos meses, al hablar de "Trece entre mil" dijo exactamente lo contrario a su artículo de hoy.

Vaivenes.

Anónimo dijo...

Pues yo estoy bastante de acuerdo con el Arcadi de hoy. ¿Qué se le perdió a María San Gil en los ojos de Cha(pa)pote? Distinto es la situación contraria: si un asesino te mira desafiándote, hay que mantenerle la mirada, por supuesto, pero de no ser así, pasar de largo, desprecio absoluto, indiferencia, que alguien como él no es digno de conocer ni de contemplar mis emociones.

Y me pasa lo mismo con lo del perdón: social y políticamente hablando, a mí me importa un pimiento que los terroristas pidan perdón, eso será siempre un asunto de carácter individual y allá cada cual con su conciencia y sus convicciones. Yo lo que quiero de los terroristas es que renuncien públicamente al uso de la violencia y entreguen las armas... y, por supuesto, que se les aplique la ley exactamente igual que a los atracadores de banco, los narcotraficantes o los violadores.

Anónimo dijo...

Adivina adivinanza, quien es este campeón del cariño y de la solidaridad tanto por las víctimas del terrorismo (bueno, las víctimas guay del paraguay, que no son todas...) como por los nacionalistas del PNV (pobrecitos, relacionados injustamente con los terroristas, qué cosas)...

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Te agradezco que seas de esa gente generosa y sensible que sabe trascender su experiencia personal para escuchar con paciencia a la gente que como yo está en otras posiciones políticas. Yo siempre he dicho, y hoy te lo digo a ti con especial cariño, que toda mi solidaridad, mi corazón y mi apoyo estarán siempre con las víctimas del terrorismo y por eso no me importa reconocer, como ellos lo hacen ahora, que en el PNV ha habido una posición de ambigüedad y de cálculo político en su actuación respecto a las víctimas del terrorismo. También hay que comprender que los nacionalistas vascos han sido también víctimas de la demonización injusta de muchos dirigentes de la derecha que los han asociado, sin fundamente alguno, con el terrorismo. Dicho todo esto, yo no puedo admitir que haya inocencia alguna sino premeditación, e incluso alevosía, en el comportamiento de los que dirigen algunas plataformas que pretenden representar el dolor de las víctimas del terrorismo. Todo el respeto sincero, profundo y comprometido que tengo con las víctimas se me convierte, y bien que lo siento, en desprecio por esos personajes que no hacen más que entorpecer el final de la violencia. Te envío todo mi cariño y solidaridad.

Anónimo dijo...

¿Javier Elzo acaso?

Anónimo dijo...

Trabajo para los remeros del blog. En el número 2 de Hojas Libres que está a punto de salir a la calle, y a cuyo Consejo de Redacción pertenezco, incluimos está otra visión del "ni un muerto más". Había gente dentro de la revista que no le gustaba demasiado el artículo por lo duro y franco que es. Pero algunos insistimos en que se debía poner. Me interesaría mucho su opinión al respecto.

NI UN MUERTO MÁS

CAPITÁN RENAULT

Esa parece ser la máxima que guía
a quienes han decidido que lo mejor
es negociar con ETA: ni un muerto más.Lo dijo el presidente del gobierno elpasado 19 de julio en el Festival de la Unión Internacional de las Juventudes
Socialistas en Alicante: “lo que
nos debe preocupar únicamente es
que no vuelva a haber una víctima del terrorismo”. Con parecidas palabras también lo afirmó el secretario general del PSE unos días después en una fiesta de verano de los socialistas cántabros: “sabemos que no hay mayor tributo que dedicar todos nuestros esfuerzos a que no vuelva a haber una sola víctima más en este país”. Se supone que ese tributo es para con los “compañeros
enterrados” a los que se había referido un instante antes diciendo que habían sido
“demasiados”, pero desde luego caben interpretaciones
sobre a quién se le rinde tributo
negociando para que no mate más.
No está claro a qué es debido, pero lo que parece incuestionable es que de un tiempo a esta parte las prioridades de nuestros
gobernantes frente al problema del
terrorismo han cambiado, y en ese cambio parece que les ha seguido una buena parte de la opinión pública. Si durante años la
consigna fue resistir y defender con la ley el orden constitucional, ahora el lema parece ser ese ni un muerto más, algo así como la versión
para temas de terrorismo del nunca mais de los desastres ecológicos.
Desde luego ninguna persona de bien
desea que haya más derramamiento de sangre y, por supuesto, entre las obligaciones de un gobierno está la de velar por la seguridad
de los ciudadanos. ¿Pero es esa una prioridad sin condiciones? ¿Es razonable adoptar como meta última de nuestra política antiterrorista
evitar la posibilidad misma de un
atentado a costa de lo que sea y como sea? Pensémoslo fríamente, con la frialdad de los números. ETA ha asesinado aproximadamente
a 850 personas en su larga historia. Una auténtica sangría, un horror se mire como se mire, una tragedia colectiva y sobre
todo personal para quienes lo han sufrido en sus propias carnes. Cabría decir lo mismo, sólo que multiplicado por cien, de las cerca de 5.000 vidas que se cobran nuestras carreteras cada año. Vidas, unas y otras, únicas e irremplazables que dejan al desaparecer prematuramente
un rastro de dolor para el que no
hay consuelo. Sin embargo, si se redujeran las victimas mortales de los accidentes de tráfico a la mitad, todos nos felicitaríamos y
hablaríamos de un éxito sin precedentes de los responsables de la seguridad vial y de la
ciudadanía en su conjunto. Pero con respecto al terrorismo una sola víctima más es inaceptable: ¿por qué? Tal vez sea porque hay quienes no entienden que no es una cuestión de números, sino de lo que esos números significan. Aun
siendo escalofriante, esa cifra de 850 muertos no es lo verdaderamente significativo en
este asunto. Lo significativo, lo literalmente significativo, es cómo, por qué y a manos de
quién murieron esas personas. El número de muertos por terrorismo es estadísticamente insignificante, lo era incluso en aquellos años en los que ETA asesinaba a 100 personas
por año (¿no eran demasiadas ya entonces?).
Y, sin embargo, cuánto significado
social, político y moral tiene cada una de esas muertes. Si Miguel Ángel Blanco hubiera perdido la vida en la carretera, como tantos jóvenes de su edad, su muerte habría sido una tragedia para sus familiares y amigos,
pero para el resto no habría sido más que una cifra en las estadísticas de tráfico.
Sin embargo, él es y será siempre para todos nosotros un símbolo de la resistencia cívica frente al terrorismo, de la firmeza
del Estado en esa lucha y de la
cobardía de sus asesinos.
Aunque quizás sea precisamente
lo extremo del significado
de esas muertes lo que parece que
ya no podemos soportar y por ello
queremos negarlo diciendo que
son muertes absurdas, sin sentido.
Probablemente por eso quienes
nos gobiernan y con ellos unos
cuantos millones de ciudadanos
han decidido que lo realmente
importante es que no muera nadie
más. Dentro de eso que se llama
buenismo, pensamiento políticamente
correcto o como queramos denominarlo, la muerte siempre es innecesaria, disfuncional,
evitable en definitiva. Tal vez en
un pasado más o menos lejano sí que tuvo un sentido que otros murieran por algo,
pero aquí y ahora no, nosotros no. Ahora sabemos que el diálogo todo lo puede mientras que nuestros antepasados, pobres ignorantes,
desconocían cuán fácil era la solución.
Y cuanto más proclamamos que nuestro deseo es vivir en un mundo en el que nadie tenga que morir por nada, es decir, que no
estamos dispuestos a arriesgar nuestras vidas por nada, más claro queda para todos que
quienes realmente tienen fe en algo son ellos, aunque sea la fe del fanático. Porque desgraciadamente parece que ya sólo los fanáticos creen que hay cosas más importantes que la
vida, la propia o la ajena, y por eso cada vez
nos resulta más incomprensible su violencia..., y también más fascinante, porque en el
fondo sabemos que, si no hay nada que valga más que la vida, es la vida la que no vale nada.
Y así, con nuestras ansias infinitas de paz que nos incapacitan para la lucha, valorando a la baja nuestros propios principios para
ponerlos encima de una mesa de negociación y obtener un seguro de vida, corremos el riesgo de que al final sean ellos, los terroristas,
quienes aparezcan como los héroes de esta historia, los que lucharon por aquello en lo que creían hasta el final, los que no se rindieron.
Ni siquiera hará falta que consigan
inmediatamente sus objetivos: tendrán la victoria moral y ésta traerá la otra. Y seremos
nosotros quienes hayamos hecho posible su triunfo, porque hemos olvidado que nuestra dignidad, nuestra superioridad moral, no
está en que nosotros no matamos. Está en que morimos.

Anónimo dijo...

Creo que los análisis sobre la mirada de Maria San Gil a Txapote, muestran hasta que punto estamos sonados. La mirada de Maria es dignidad, como dijo, con sabia sencillez ayer el webmaster. Y con ella le pone nombre y apellidos a un asesino, la única manera de responsabilizarle.

Anónimo dijo...

Comentarios como el de Carrillo deberían fomentar la creencia en Dios.
En la primera modernidad se alegaba que el ateísmo traería la disolución de la Sociedad.
La mejor contestación a ese argumento es divinizar, en cierta forma, la Ley.
Si tampoco es respetable la Ley, sería necesario volver a la religión.
Después de leer a Chesterton, y no teniendo fé en lo divino, hago esfuerzos por no creer en nada.
Pero cada vez tengo más miedo de los nihilistas.

Anónimo dijo...

¿El eterno retorno?
En el primer mitin multitudinario del Partido Comunista de Euskadi, su entonces secretario general Ramón Ormazábal se ganó el rechazo de un sector del público al condenar a ETA. Y el PCE organizó manifestaciones, en aquellos años, cuando ETA asesinaba.
Pero, luego llegaron otros...
Y finalmente el tunel del tiempo nos retorna a los orígenes.

Anónimo dijo...

"Zapatero ha conseguido envilecer, en el último momento, a un hombre que hasta hace bien poco nos caía bien a casi todos los españoles."

Como dice Jon Juaristi "nuestros padres mintieron". Y a Rodríguez Zapatero sus mayores le mintieron. Y a los mayores de R.Z. les mintió Carrillo y su camada.
En la historia el orden de factores es importante. Para no perderse.

Anónimo dijo...

abuela de piolín dijo...
Adivina adivinanza, quien es este campeón del cariño y de la solidaridad tanto por las víctimas del terrorismo (bueno, las víctimas guay del paraguay, que no son todas...) como por los nacionalistas del PNV (pobrecitos, relacionados injustamente con los terroristas, qué cosas)...


Mmmm... déjeme que huela un poco el aroma del ungüento...dulzón desde luego que lo es... a ver que lo pruebe...ufff… ¡Si se me pega a la lengua y todo!... Por lo demás parece el típico plato que servido en frío como que vale para salir del paso...No le veo sin embargo a Arguiñano poniéndose tan tierno a los postres... ¿Chema el panadero quizá? Pero no el de Barrio Sésamo, el otro..sí...hombre...joer...Chema, Chemita Urkijo, nuestro fresco del barrio.

Anónimo dijo...

Adivina adivinanza:

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A lo mejor dijo...
¿Javier Elzo acaso?
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cáspita dijo...
Chema, Chemita Urkijo, nuestro fresco del barrio.
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Frío frío como el agua del Bidasoa...

A ver, otra pistita (del tipo jactancioso-posmoderna-felipista, debe reconocerse):


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Ya en serio, creo que la objetividad no existe porque todos llevamos nuestra subjetividad a todas las actividades de la vida. Yo nunca he estado al servicio de nadie sino al servicio de mis ideas que, desde luego, tengo el orgullo de reconocer que se parecen muchísimo a las de Felipe González.

Anónimo dijo...

Abuela de Piolín, ¿estás hablando de Gorka Landaburu?

Anónimo dijo...

Es difícil el examen de la Abuela de Piolín, ni siquiera viene en el google. Tiene que ser por tanto un bertsolari, vamos alguien de tradición oral que no escribe, que todo lo suyo se lo lleva el viento. ¿qué tal Gorka Landáburu?

Anónimo dijo...

el pastor de oaxaca dijo...
¿Qué tal Gorka Landáburu?
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Eso mismo me pregunto yo. Pero no, no es el bueno de Gorka. Es mucho más simple. Sólo puede haber alguien en el mundo que vea a Santiago Carrillo y piense de inmediato en Humphrey Bogart (sin gabardina, eso sí).

Anónimo dijo...

¿Suso, Susíssimo del Toro?

Anónimo dijo...

¿Peces Barba?

Anónimo dijo...

Esa sí me la sé, abuela. Es María Antonia Iglesias. Cuando Carrillo acaba de confesar espontáneamente que él ha tenido que eliminar a algunas personas, en lugar de hacer aspavientos, santiguarse o preguntar como Chiquito de la Calzada: "¿Cómooorl, pecador, cuántas veces?", le ssurra:

"Usted nunca se va a liberar de esa perversa dualidad de haber sido en el interior del partido una especie de ‘mister’ Jekill y doctor Hyde. Pero cuando usted se muera, y perdone, los demócratas de este país le vamos a recordar con una imagen que le honra: de pie, apoyado en una columna cercana a su escaño, fumando parsimoniosamente. Creo que no sé si va a romper su icono si puede aceptar que sintió miedo."

Y después le dice lo de Bogart.

¿He respondido bien, abuela?

Anónimo dijo...

cáspita dijo...
¿Suso, Susíssimo del Toro?
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Que no, que no, que esta ancianita es muy disciplinada y no se habría atrevido a embarcar en la nave a nadie que no hubiera citado previamente el capitán.

Anónimo dijo...

Plas plas plas plas... Tres hurras por el nietecito.

Por aquí tienen el completo con esta luz del pensamiento político y pedagógico contemporáneo.

Anónimo dijo...

Bueno el enlace salió regular.

Donde dice:

Por aquí tienen el completo con esta luz del pensamiento político y pedagógico contemporáneo.

Debería decir:

Por aquí tienen el encuentro completo con esta luz del pensamiento político y pedagógico contemporáneo.

Anónimo dijo...

Si, Carrillo se parece a Bogart como Mª Antonia Iglesias a Ingrad Bergman. ¡Amos anda!

Anónimo dijo...

Ingrid quería decir. Pero pensándolo bien, ella si se parece notablemente a alguien del cine. Un personaje de la Guerra de las Galaxias. No doy más pistas.

Monsieur de Sans-Foy dijo...

El viejo comunista,
caduco más de mente que de vista,
discute si la acción de la Justicia
es buena o estropicia
el logro de la Paz...
(...Lo mismo que nos cuentan en Ferraz)

La loa del Poder,
Carrillo, forma parte de tu ser:
Alabar al que manda, cómo no...
que es lo propio del fiel Politburó.
(En eso bien se ve
la enseñanza de Stalin, don José.)

En eso... y en decir que son fascistas
los que no estén inscritos en sus listas.

Y la lengua me muerdo...
que no quiero insistir en el recuerdo
de lo de Paracuellos del Jarama.
Dichosos los que mueren en su cama.


Saludos de Monsieur de Sans-Foy

Anónimo dijo...

12. Hola María Antonia.Te llevo mucho tiempo siguiendo en prensa y televisión.Tengo una sensibilidad política parecida a la tuya.Pero en mi condición de víctima del terrorismo, me he sentido herido por ciertos comentarios muy cercanos y comprensivos hacia el nacionalismo vasco.Mira María Antonia,yo sí he sufrido en mi piel la barbarie de Eta,y sí me siento mal tratado por el nacionalismo democrático vasco(PNV),por eso te pido que seas más caríñosa con nosotros,con las víctimas,con quienes esos guiños al PNV nos duele en el alma.Gracias por contestarme.

"Te agradezco que seas de esa gente generosa y sensible que sabe trascender su experiencia personal para escuchar con paciencia a la gente que como yo está en otras posiciones políticas. Yo siempre he dicho, y hoy te lo digo a ti con especial cariño, que toda mi solidaridad, mi corazón y mi apoyo estarán siempre con las víctimas del terrorismo y por eso no me importa reconocer, como ellos lo hacen ahora, que en el PNV ha habido una posición de ambigüedad y de cálculo político en su actuación respecto a las víctimas del terrorismo. También hay que comprender que los nacionalistas vascos han sido también víctimas de la demonización injusta de muchos dirigentes de la derecha que los han asociado, sin fundamente alguno, con el terrorismo. Dicho todo esto, yo no puedo admitir que haya inocencia alguna sino premeditación, e incluso alevosía, en el comportamiento de los que dirigen algunas plataformas que pretenden representar el dolor de las víctimas del terrorismo. Todo el respeto sincero, profundo y comprometido que tengo con las víctimas se me convierte, y bien que lo siento, en desprecio por esos personajes que no hacen más que entorpecer el final de la violencia. Te envío todo mi cariño y solidaridad."

Me he permitico copiar esto, porque me parece un retrato perfecto del personaje. No sé lo que pensaría de ella la persona que le ruega que no sea tan comprensiva con el PNV, porque le responde que aunque éstos son un poco jesuíticos, no son malos y sufren injustas críticas de esos seres despreciables que no creen en el proceso de pazzz.

Lo de que tiene un respeto sincero, profundo y comprometido con las víctimas me parece un sarcasmo. Espero que le den el premio Sabino Arana, si es que no se lo han dado ya.