A estas alturas de la película sobre los malos tratos a mujeres, uno no sabe que pensar ya. La mayoría de las mujeres maltratadas repiten, e incluso tripiten, la experiencia del maltrato físico y psíquico, como me demuestra mi experiencia profesional; También hemos de tener en cuenta el influjo de la prensa y de las asociaciones feministas, que magnifican un problema antiguo, como se magnifico en su día el problema de los perros asesinos hasta hacernos creer que esos animales, compañeros del ser humano desde las cavernas, son un peligro constante. En el tema de los perros el verdadero peligro reside en sus dueños, aquellos que utilizan al animal como arma ofensiva/defensiva y no como un ser que es capaz de aportar trabajo, cariño y fidelidad sin límites. Las mujeres son las verdaderas artífices de la vida humana, las que paren a los hijos, los amamantan y deben darles ese cariño incondicional por ser sus hijos; las que dan los primeros pasos con ellos y les proporcionan seguridad y estabilidad emocional, en alianza con sus maridos/parejas si existen tales. Quisiera que las mujeres se dieran cuenta del papel tan importante que tienen en la educación del futuro hombre, y transmitieran los valores adecuados a su descendencia, sea del sexo que sea. En la realidad de este país, en el que existe un pintoresco ministerio de igualdad, que solo se dedica a lanzar consignas del feminismo más rancio, a editar posavasos para salvar a las que no quieren ser salvadas, pero sí consideradas y respetadas en sus libres decisiones, los hombres asistimos atónitos a una campaña de acoso y desprestigio por parte de la pomada más políticamente correcta, y nos retiramos al más oscuro rincón de nuestras casas escapando de la figura de pater familias. Mientras tanto, yá convencidos de lo canallas que somos, surge la figura de una Violeta Santander, repetidora en el maltrato, que nos tira los palos del sombrajo y nos hace la picha un lío, perdidos y sin saber qué hacer. Mientras tanto, el ministerio de igualdad no dice ni MUUUU, solo edita folletos y posavasos.
Periodista. Columnista de El Mundo. Ha publicado "Un mosaico vasco" y "Palabra de vasco. La parla imprecisa del soberanismo". Premio de Periodismo El Correo 2003.
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A estas alturas de la película sobre los malos tratos a mujeres, uno no sabe que pensar ya. La mayoría de las mujeres maltratadas repiten, e incluso tripiten, la experiencia del maltrato físico y psíquico, como me demuestra mi experiencia profesional; También hemos de tener en cuenta el influjo de la prensa y de las asociaciones feministas, que magnifican un problema antiguo, como se magnifico en su día el problema de los perros asesinos hasta hacernos creer que esos animales, compañeros del ser humano desde las cavernas, son un peligro constante. En el tema de los perros el verdadero peligro reside en sus dueños, aquellos que utilizan al animal como arma ofensiva/defensiva y no como un ser que es capaz de aportar trabajo, cariño y fidelidad sin límites.
Las mujeres son las verdaderas artífices de la vida humana, las que paren a los hijos, los amamantan y deben darles ese cariño incondicional por ser sus hijos; las que dan los primeros pasos con ellos y les proporcionan seguridad y estabilidad emocional, en alianza con sus maridos/parejas si existen tales. Quisiera que las mujeres se dieran cuenta del papel tan importante que tienen en la educación del futuro hombre, y transmitieran los valores adecuados a su descendencia, sea del sexo que sea.
En la realidad de este país, en el que existe un pintoresco ministerio de igualdad, que solo se dedica a lanzar consignas del feminismo más rancio, a editar posavasos para salvar a las que no quieren ser salvadas, pero sí consideradas y respetadas en sus libres decisiones, los hombres asistimos atónitos a una campaña de acoso y desprestigio por parte de la pomada más políticamente correcta, y nos retiramos al más oscuro rincón de nuestras casas escapando de la figura de pater familias.
Mientras tanto, yá convencidos de lo canallas que somos, surge la figura de una Violeta Santander, repetidora en el maltrato, que nos tira los palos del sombrajo y nos hace la picha un lío, perdidos y sin saber qué hacer.
Mientras tanto, el ministerio de igualdad no dice ni MUUUU, solo edita folletos y posavasos.
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