Prueba y error

Santiago González

El socialismo felizmente gobernante reaccionó vivamente cuando el diario más afín a la izquierda abertzale dio a conocer una versión de parte de lo que ocurrió en las conversaciones tripartitas de Loyola entre el PSE, Batasuna y el PNV de septiembre a noviembre de 2006. Asistimos entonces a una discusión que ha aflorado en un par de ocasiones más con tintes surrealistas entre los partidarios del Gobierno y sus opositores a ultranza. Sostenían los primeros que a ver a quién vas a creer, a un Gobierno democrático o a una organización terrorista y replicaban los segundos que ETA mata, pero no miente.

Ninguna de las dos vías es apropiada, epistemológicamente hablando. Entre un Gobierno democrático y una banda terrorista, cualquier persona bien nacida sabe a quién elegir, pero para aproximarnos a la verdad no es suficiente. Tanto uno como otra pueden tener excelentes motivos para decir la verdad o para mentir. Por otra parte, a quien está dispuesto a asesinar a sus contrarios, la barrera ética entre decir la verdad y mentir no debe resultarle infranqueable. Es preferible creer a quién nos diga la verdad.

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El candidato y el periodista

La foto de la gran Marisa Flórez es la iconografía perfecta para el reportaje: el líder con unos pocos de los suyos, el making of de todo gran proceso.

Jesús y doce de los suyos, Fidel y los doce supervivientes del Granma, José Luis en una penumbra de alcaldes socialistas.

En esta ocasión, La Moncloa no ha considerado conveniente a Juan José Millás, que ya le había hecho dos seguimientos en 2005 y 2006. Del primero queda para la posteridad aquella frase con la que Zapatero confesaba que había desmitificado el poder:

Muchas noches le digo a mi mujer: "No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar".

En el verano de 2006 el asunto creció. Desde sus recuerdos de infancia en una casa antifranquista, en la que su padre y su hermano mayor simpatizaban con el PCE:

-En casa había una multicopista de esas ¿cómo se llamaban?

-¿Vietnamitas?

hasta sus conocimientos de Historia:

Eso es, una vietnamita. Pero mi padre ya votó al PSOE en el 77. Marx es un extraordinario pensador y un excelente analista del capitalismo. Pero le falta reflexión sobre la democracia. El monopolio económico produce efectos negativos. El origen de la izquierda se encuentra en los valores de la Revolución Francesa, que es una revolución ciudadana porque se enfrenta a quienes en esos momentos monopolizan el poder: la nobleza y el campesinado. De ahí salen todos los valores de la izquierda.

Esta vez la sombra va a ser Pablo Ordaz, un periodista solvente, más sobrio que Millás y una auténtica seta si lo comparamos con Suso de Toro. Pero no hay contención estilística que valga frente al carisma arrollador del candidato, así, por antonomasia, tal como aparece en la portada del suplemento 'Domingo'. En la primera del diario, junto a la foto que reproducíamos ayer, un titular sorprendente:

"Sólo gana quien está seguro de ganar"

En la singladura de ayer, Sir John Falstaff y el doctor Asclepio glosaron adecuadamente uno de los titulares más huecos que jamás haya publicado El País. Opina el segundo muy atinadamente que "la frase parece sacada, como casi toda la "teoría" zapateril, de un libro de autoayuda". Los asesores del candidato deberían poner remedio a eso y tener en cuenta, por ejemplo, que cualquier vaciedad queda mucho más vestida si se dice en latín. Por ejemplo:

"Audaces fortuna iuvat"

Virgilio es el tulipán de las frases hechas. En los primeros lances, el candidato recurre a esos testimonios de terceros que en sus enunciados se vuelven inverosímiles: los parientes de Estacio y Palate, consolándolo: Recuerdo un familiar directo de uno de los dos fallecidos (en la T-4) que me preguntó: "¿Pero cómo han hecho esto si usted había (formulado) una propuesta de paz?" Ayer mismo el mando de la lucha Antiterrorista: "No se preocupe..." En esta ocasión viene en su socorro Saramago, intelectual engagé:

rompe el hielo contando que acaba de telefonear a José Saramago para preocuparse por su salud y que lo ha encontrado bien. "Me ha dicho que las nuevas generaciones de escritores españoles deberían estar escribiendo sobre la situación de la derecha en nuestro país".

Vean a continuación un selecto ramillete. Sus guiños:

unas funcionarias aprovechan para pedir un aumento de sueldo. Gritan "¡José Luis!" al tiempo que hacen la señal del dinero. El presidente les sonríe, les guiña un ojo y ellas se lo agradecen cambiando el tono del discurso: "Eh, José Luis, estás muy guapo, eh".

Una periodista española de un diario muy poco partidario de Zapatero toma el turno y le pregunta por un comunicado de los obispos -también muy poco partidarios de Zapatero- que por el momento sólo ella conoce. Los asesores del presidente se ponen nerviosos. Él, en cambio, sale del atolladero con buenas palabras, sin entrar al trapo y rematando la faena con un guiño a la reportera.

El presidente y el arte:

Zapatero se dirige al canónigo. "Está muy bien la catedral, no tiene la altura de la de León, pero está muy bien". Por insustancial que parezca, en esa frase se resumen dos de las características de Zapatero. Su vocación irreprimible de sintonizar con sus contrarios -contra más contrario, mejor- y el recuerdo a León.

Su vena lírica:

-Con Felipe -le dice Zapatero a los gaditanos- España le dijo adiós a la tristeza...
...y el polideportivo se viene abajo.

No saben los batasunos con quién se juegan los cuartos. Conversación con el jefe de seguridad:

-Me preocupa que algún radical intente colarse dentro del mitin.

Es entonces cuando Zapatero, que parecía abstraído, se mete de lleno en la conversación.

-¿Pues sabes qué, Segundo? No me importaría que se metieran. Tengo muchas ganas de decirles a estos, cuatro cosas a la cara.

Siempre Sonsoles, desde aquella entrevista que le hizo Feliciano Fidalgo por ser el diputado más joven de España:

"El partido es el único instrumento serio, homogéneo; para mí, sentimentalmente, es mi segundo amor".

-Y cuál es el primero.

-Sonsoles, mi novia.

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Sans Foy comes to Hollywood

El remero de primera Monsieur de Sans Foy se ha convertido en el hombre de moda. Las televisiones y los periódicos digitales reprodujeron ayer sus versos leídos por la presidenta de la Comunidad de Madrid. Hoy, Fernando Ónega, en Onda Cero y El Mundo vuelven a hacerse eco de sus portentosas paladas.

Última hora: García Barbeito se ha referido al asunto en su comentario de Onda Cero a las 9:33.

Ultimísima hora: Carlos Herrera habla de los versos de Esperanza, la anécdota más relevante de la campaña y les atribuye autoría: Monsieur de Sans Foy.

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Kosovo, el último modelo

Era de esperar y estaba escrito. La portavoz del Gobierno vasco saludó ayer con alborozo y esperanza la declaración unilateral de independencia de Kosovo, que constituye, en opinión de Miren Azkarate en una

"lección sobre el modo de resolver de forma pacífica y democrática conflictos de identidad y de pertenencia".

El descubrimiento de que Kosovo es, de verdad, de verdad de la buena, el último modelo para lo nuestro, tampoco es una novedad extraordinaria. En 1997, Txema Montero, entonces abogado de Herri Batasuna, fue el primer político en reivindicar Albania como modelo:

Txema Montero, candidato de Herri Batasuna a Estrasburgo en el 97, explicaba que sus modelos eran “Albania, por su conciencia nacional y la República Democrática alemana por su alto grado de desarrollo”

Fue la Polar para una parte de HB. También miraba hacia los Balkanes en guerra Joseba Azkarraga en una conferencia que impartió en Bilbao el 27 de enero de 1993:

“Nos acusan de utópicos, pero, ¿alguien pensaba que Gorbachov iba a caer porque iba a desaparecer el Estado soviético? ¿alguien pensaba hace dos o tres años que el Estado yugoslavo se iba a desmembrar? Eso demuestra que vamos de acuerdo con los vientos de la Historia”.

Ahora es el modelo del PNV y del Gobierno vasco, lo que viene a establecer un balance impresionante del 'proceso de paz': en lugar de construir una pista para el aterrizaje de los terroristas y afines, les ha salido una para el despegue de los nacionalistas que hasta ahora eran autonomistas.