A medida que se prodiga en mítines, al presidente del Gobierno se le descose el lenguaje por la parte de la sisa. Levanta el brazo y, como diría él mismo, ¡zas! Periodista Digital ofrecía ayer la foto y el titular adjuntos.
No ha habido error, pues, aunque tal vez debamos admitir que los aciertos no han podido verificarse en el horizonte temporal previsto inicialmente. Así, su predicción del 29-12-2006: "y dentro de un año estaremos mejor que ahora" y la de la llegada del AVE a Barcelona.
¿Quiere esto decir que el presidente es perfecto? No, aunque casi. Él es humano y, como tal, falible. Desde su acreditada humildad, así lo admite:
"Sólo hay errores cuando se hacen cosas"
Lo mismo pasa con las palabras. El que tiene boca se equivoca. ¿Cómo saber, entonces, si acertamos o erramos? Por los testimonios exteriores. Zapatero le cuenta a Luis R. Aizpeolea que el día de la ruptura oficial de la tregua, el 6 de junio, se reunió con altos mandos de la lucha antiterrorista en La Moncloa. Recibió su respaldo y uno de los más significativos le dijo: "
No se preocupe. No sabe cuanto se ha equivocado ETA". Es impresionante que los mandos de la lucha antiterrorista se reunan con el presidente del Gobierno para expresarle su respaldo y su ocasional consuelo, en lugar de hacerlo para dar información y recibir órdenes.
Como Zapatero es un presidente no gubernamental, para decir que él no se ha equivocado al negociar, que el error es de ETA, tiene que invocar un testimonio de autoridad. ¿Cuál mejor que el de un policía?
Resulta un poco inquietante que el consolador mando antiterrorista de por supuesto que el presidente no sabe, pero fíjense ahora en la totalidad del texto, en ese "no se preocupe..." Sólo podría rodarlo Almodóvar. Ese diálogo improbable recuerda a uno de una de sus primeras películas, "La ley del deseo" (1986). Pablo Montero, personaje interpretado por Eusebio Poncela, llega a un pueblo de Málaga porque su novio se ha suicidado. Eran los años 80. Roto de dolor, sale del cuartelillo. Un guardia civil lorquiano, con su tricornio, su correaje y su máuser, le pone una mano en el hombro y le explica: "Juan te quería de verdad".
Aquello era entonces una transgresión del cineasta manchego. Muy probablemente, hoy no sea más que un apunte del natural, como el "no se preocupe..."
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Addenda.- El presidente del Gobierno lleva ya unos cuantos días dedicado por entero a los mítines de precampaña. Algunas voces críticas en la oposición y en los medios han empezado a preguntarse si es razonable que el presidente haya abandonado toda actividad de Gobierno con tanta antelación a los preceptivos 15 días de la campaña.
Es un error de apreciación. El presidente ha demostrado con largueza en la legislatura que es capaz de tratar los asuntos de la gobernación en ámbitos puramente partidarios. Recuerden que fue en una reunión con cargos municipales socialistas (en San Sebastián, el 15 de enero de 2005) cuando anunció urbi et orbe que estaba dispuesto a negociar con ETA. La buena nueva de medidas sociales que iba a tomar el Gobierno han sido pregonadas en mítines de partido en muchas ocasiones.
En justa correspondencia han llevado actitud partidaria al ámbito puramente institucional. Así, por ejemplo, los viernes de Mª Teresa, en los que la vicepresidenta y portavoz del Gobierno aprovechaba su rueda de prensa tras el Consejo de Ministros y Ministras para ajustar las cuentas a la oposición con términos como: viles, miserables, mezquinos y otros insultos del mismo campo semántico.
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El marido de SonsolesEste es el titular que el diario
El País ha puesto al pie de esta foto de primera, otro rompepáginas estricto, el segundo después de el que la semana pasada mostraba una secuencia de tres fotos del presidente y el nuncio, una actualización de aquella pareja de Guareschi, Don Camilo y Peppone, que en el cine interpretaron Fernandel y Gino Cervi, solo que con menos gracia.
'El marido de la soprano' habían titulado los remeros de la Argos más ecuánimes. 'El marido de la corista', los más antigubernamentales. Las tres expresiones son, en realidad, paráfrasis del título de la hermosa película de Patrice Leconte, 'El marido de la peluquera'.
En las páginas de Domingo, un reportaje sobre el afortunado esposo, resultado de un seguimiento que a lo largo de ocho días le han hecho un periodista y una fotógrafa del citado periódico.
Mañana, salvo impedimentos de fuerza mayor, subiremos a cubierta algunos de los momentos más afortunados de esta exclusiva.
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Felicitación.-Ayer, la tripulación (de remo y de cubierta) estuvo extraordinaria en su conjunto. Merece mención especial y doble ración de ron (Oído al parche, Catalina) el remero de primera clase Gorkataplines, gracias a sus crónicas de Stanford. Éste es el único blog en el que sus comentaristas tienen su propia red de corresponsales internacionales, lo que no deja de producir una sensación de perplejidad admirativa al blogmaster.