Las palabras y los hechos

Hay días en los que la página web de La Moncloa es un espacio virtual ligeramente esquizofrénico. Ayer, por ejemplo, ofrecía textos rigurosamente incompatibles. El primero de ellos era el discurso del presidente del Gobierno a los grupos parlamentarios socialistas del Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo. A su público, entregado, le dijo entre otras cosas, lo que sigue:

"Haciendo uso de un símil futbolístico, se podría decir que la economía española ha entrado en esta legislatura en la “Champions League” de la economía mundial, mal que les pese a algunos.

(…)
En definitiva, y siguiendo con el símil futbolístico, se podría decir que en esta “Champions League” de las economías mundiales España es la que más partidos gana, la que más goles ha metido y la menos goleada. Ésa es la realidad.
(…)
Hemos gobernado para defender los valores de la paz, del diálogo entre los pueblos y las culturas, de la cooperación y de la solidaridad para reubicar a España en el lugar que debe ocupar en el mundo, que no era salir de ningún rincón, sino avanzar con los países que proclaman los valores de paz, de diálogo y de multilateralismo. Hoy estamos junto a quienes defienden, respetan y cumplen la legalidad internacional. Esto nos hace fuertes en el mundo, nos hace ser respetados y en muchos rincones ser admirados."

La misma página, también ayer, incluía una información que tal vez nadie le había enseñado al presidente: un resumen del editorial del día de The Wall Street Journal. Decía lo siguiente:

ESPAÑA/POLONIA: COMPARACIONES

The Wall Street Journal (EE.UU.)

Editorial: “Los que no rinden como podrían en la Nueva Europa”

“¿Qué tienen que ver los gemelos Kaczynski de Polonia y el español José Luís Rodríguez Zapatero? Desde un punto de vista ideológico, los tres proceden de distintos planetas. Para empezar, el duo polaco desea limitar los derechos de los homosexuales mientras que el Presidente Zapatero los amplía con entusiasmo. No obstante, en la escena mundial, estos líderes nacionales van de la mano. Es innecesario añadir que ambos han marginado a sus una vez prometedores países”.

“En los próximos meses, los votantes españoles y los polacos podrán juzgar en las urnas estas proezas. En las cumbres de la UE España es ignorada y Polonia es apenas una espina. Zapatero lamenta que en Washington, a donde no ha viajado en sus tres años de gobierno, tiene pocos amigos y que allí nadie le presta atención. España y Polonia son países de tamaño similar (cerca de 40 millones de habitantes) con prósperas economías y estratégicamente ubicados en las fronteras oriental y occidental de Europa. Ambos estaban destinados a liderar ‘una nueva Europa’ y a desafiar el monopolio de los tres grandes en la UE –Alemania, Francia y Gran Bretaña.

“Bajo el Gobierno del anterior Presidente español, José María Aznar, España llegó a ocupar un lugar importante en el Mediterráneo y, en materia de inversiones, en Latinoamérica. Lo que hizo que esto fuera posible fue el fuerte vínculo trasatlántico creado mediante la política exterior de Aznar en torno a una estrecha relación con Washington. En cuestión de días, Zapatero llevó a España de la primera línea a la retaguardia. A su llegada al poder, unos días después de los atentados del 11 de marzo de 2004, retiró, sin consultarlo previamente con sus aliados, las tropas españolas de Irak. A cambio, España ha perdido la atención de la mayor potencia del mundo. El declive de España y Polonia y el duro golpe que ambas han asestado a sus propios intereses nacionales, podrían ser un buen tema de debate. Sería una pena que la ‘nueva Europa’ desapareciera de una forma tan prematura”.

Foto 1.-Foto oficial de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno.

Foto 2.-La economía española marca un gol de chilena ante el pasmo y despecho de la oposición, y la admiración y el respeto del G-13 y el resto de las economías que no juegan la Champions.

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Dos exiliados

Santiago González

En la sexta vez que el Dalai Lama ha visitado España desde 1982, tampoco ha sido recibido en La Moncloa ni en la Zarzuela, porque ni el jefe del Estado, ni los gobernantes que hemos tenido desde Calvo Sotelo hasta Zapatero han querido arriesgarse a mosquear a cliente tan principal y con tanta capacidad de consumo como China.

De acuerdo con la Ley de Murphy sobre la inexorabilidad de los desastres, todo lo que puede empeorar, empeorará, de manera que el líder espiritual del Tíbet ha sido recibido Josep Lluís Carod-Rovira, responsable de asuntos religiosos de la Generalitat. ¿Quién mejor para ejercer esta competencia que el autor de aquella bufonada de la corona de espinas? Zapatero acertó al nombrar embajador en el Vaticano a un católico como Francisco Vázquez, (al tiempo que se libraba de un crítico con las reformas estatutarias) pero recuerden a Gonzalo Puente Ojea, aquel embajador idóneo de Felipe ante la Santa Sede que se declaraba marxista y vivía en lo que la Iglesia todavía considera concubinato.

Total que Carod se reunió con Tenzin Gyatzo y después contó que su invitado había comparado en ciertos aspectos la situación de Catalunya con la del Tíbet. En lo cultural, ya saben: las legendarias sardanas tibetanas, los afamados concursos de castellers que se celebran en Lhasa o las inolvidables ‘mongetes amb butifarra’ que constituyen la joya más preciada de la gastronomía de Xigatse. En lo político, los dos líderes viven las amarguras del destierro. El exilio del visitante dura ya 48 años, pensarán ustedes, mientras el pintoresco Carod es vicepresidente de la Generalitat, pero es que vive un exilio interior, el hombre.

Ambos coincidieron en calificar como “normal” “el deseo que todos los pueblos comparten de querer vivir en paz y libertad”. Efectivamente, éste es un deseo de todos los pueblos, con la excepción, quizá, del pueblo cubano, que en opinión de Llamazares, otro titán del pensamiento contemporáneo, ya tiene suficientes libertades; más sería vicio.