Prisioneros en un cuerpo equivocado

El nacionalismo, en última instancia, no es más que el resultado de dos errores gramaticales y un vicio de pensamiento. Creen que los adjetivos 'catalán', 'vasco' y 'gallego' con calificativos, cuando sólo se trata de gentilicios. Son perseverantes en el uso de la sinécdoque (tomar la parte por el todo) y la prosopopeya (atribuir a cosas o animales rasgos característicos de las personas, como el habla que los fabulistas ponían en los animales o la dignidad que los editorialistas de la docena ven en su territorio).

Una primera consecuencia del error del gentilicio les lleva a considerar defecto de fábrica lo que en ellos es virtud: su nacionalismo es bueno, pero uno de los peores males de la geografía estatal (perífrasis) es el nacionalismo español.

Vean un ejemplo en la contraportada de 'El 9 Nou', uno de los periódicos conchabados para publicar el editorial gore*: España es un chulo madrileño que acaba de sacudirle una hostia regular a Catalunya, pobre pubilla despatarrada sobre el solar patrio, con una mano -ojo al dato-sobre Mallorca. Vean que otro rasgo de los nacionalismos periféricos es la falta de empatía con sus iguales. ¿Qué pensarán Urkullu, Egibar o el Espartaco gallego, Anxo Quintana, al ver que sus homólogos les han pintado sus respectivos solares patrios como parte del Estado?

Es un exceso de la prosopopeya: los directores de los periódicos adocenados empezaron atribuyendo 'dignidad' a un territorio, para que el dibujante les descubra a continuación que viven prisioneros en un cuerpo equivocado: el de una chica maltratada y quién sabe si a punto de ser violada por un Madrit arrogante y desconsiderado (sería inadecuado utilizar Espanya en este caso, mayormente por la concordancia de género). En este preciso momento hay que volver al magnífico correo catalán enviado ayer por Arcadi Espada, 'El notari y L'emprenyat'. La figura del segundo cobra todo su sentido. La del primero siempre es conveniente, para levantar acta.

El nacionalismo es un delirio identitario que le lleva a sentirse 'prisionero en un cuerpo equivocado', metáfora agonizante de la transexualidad. Era lógico que un nacionalista catalán terminara siendo un catalán emprenyat. No es la primera vez que rondamos el concepto. El 7 de marzo de 2005, durante la recepción que el president Maragall hizo con motivo del Día de la Mujer Trabajadora, su equilibrio intelectual inestable y su lucidez intermitente lo llevaron a una metáfora excesiva:

"Aquest govern, algunes vegades se sent como una dona maltractada".

Las adhesiones al editorial gore siguen llegando con ritmo perfectamente previsible desde los lugares adecuados. El éxito de la iniciativa entre los colectivos subvencionables ha sido total. Durante la década Ibarretxe también vimos cosas extraordinarias. Los empresarios vascos encuestados por los servicios sociológicos del lehendakari se manifestaban entusiastas de su plan y más partidarios de la autodeterminación que la media de la población vasca. Parecían trotskistas. Tengo verdadera curiosidad por saber qué opinan los fabricantes de cava. También es emprenyant que pongan en marcha esta polémica a tres semanas de las Navidades. ¿Por qué no esperan a enero, hombre?

* Genial calembur acuñado con otro propósito por mi amigo Iñaki Esteban hace años, pero que viene muy al pelo en esta ocasión.