Banco Público Maleni

Hubo un tiempo, hace 17 años, en que los socialistas vascos prefirieron salir del Gobierno vasco en el que habían estado coligados con el PNV en la legislatura 1986-1990 a aceptar el BPV. El PNV quiso incluir en el programa del Gobierno Ardanza para la legislatura que empezaba la reivindicación de un Banco Público Vasco. Los socialistas no aceptaron y Ardanza formó un Gobierno con Euskadiko Ezkerra y Eusko Alkartasuna.

Muy probablemente el Banco central vasco fue el obstáculo que el PNV puso al PSE para que éste no aceptase y tener coartada para la formación de un tripartito nacionalista. (La coalición PNV-PSE había funcionado y hacía falta dar alguna razón para no prorrogarla). Hoy, los socialistas aceptan la reivindicación para defender el estilo castizo, menestral y barriobajero de la ministra de Fomento, hay que joderse. El tripartito que le hacía ilusión a josé Antonio Ardanza, según confesión propia, duró ocho meses. Lo rompió el propio lehendakari porque su socio EA firmó declaraciones en favor de la autodeterminación con Herri Batasuna en algunos municipios. Vivir para ver.

Hace diez días la posición de Patxi López era ésta:

El secretario general de los socialistas ha recalcado públicamente -lo hizo el martes- que el Instituto Vasco de Finanzas debe desaparecer del Presupuesto porque merece un debate parlamentario en exclusiva. Ha anunciado, además, que, de no ser así, su grupo presentará una enmienda de supresión que, en principio, podría prosperar gracias al apoyo de PP y Aralar, partidarios de que la iniciativa del Departamento de Hacienda se discuta en la Cámara vasca. En la práctica, si el partido de López cumple con lo anunciado, su movimiento podría forzar la retirada del proyecto de banco público de las Cuentas, salvo que EHAK se alineara con las posiciones gubernamentales, algo que a priori parece poco probable.

Nada como los principios firmes y la claridad de ideas:

El secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, reiteró ayer su exigencia al Gobierno Ibarretxe para que retire del proyecto de Presupuestos de 2008 su plan de crear una entidad financiera pública. Caso de que el PNV no lo 'aparque' antes, anunció la presentación de una enmienda parlamentaria para oponerse a la iniciativa, y también reclamó de las cajas de ahorro vascas que opinen sobre el asunto.

'Nubarrones' y 'escollos', decía la primera de las dos informaciones de El Correo. Copien los términos citados en sus cuadernos y discutan su significado con sus compañeros de agrupación.
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Salvar a Maleni, especie protegida, también ha costado dinero en metálico: 64,4 millones de euros que pagaremos a escote a los malenófilos de última hora. Llegados a este punto, amables remeros, hay que comprender el esfuerzo: Magdalena Álvarez es lo mejor que ha podido encontrar José Luis en cuatro años para gestionar las obras públicas. ¿Cómo no defender su permanencia? En buena lógica, su alternativa no será tan buena.

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¿Tierra de cerdos?

Santiago González

Ayer, en el pleno del Ayuntamiento de Bilbao se trató del nombre de España. La concejala popular Cristina Ruiz denunció que la página web del consistorio soslaya el nombre de la bicha con una perífrasis que hace perderse al lector por los predios de la geografía: “Bilbao está en la vertiente atlántica oriental de la península ibérica”. La cuestión no es nueva. Azaña daba cuenta en sus diarios del cabreo que el presidente del Consejo de Ministros, el socialista Juan Negrín, tenía con el primer lehendakari de los vascos y con los nacionalistas en general:

“Aguirre no puede resistir que se hable de España. En Barcelona afectan no pronunciar siquiera su nombre. Yo no he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas, me indigno.” (M. Azaña, ‘Diarios completos’. Ed. Crítica, 2000. pág. 1.063).

Citó Cristina Ruiz el caso de un nacionalista que en viaje institucional a la Feria de Munich comentó a sus compañeros: “¡Qué bueno está el jamón del Estado español!” Replicó Ibon Areso con donaire que a él, lo que le gustaba, era el jamón ibérico de bellota. Comparto el gusto de Areso, pero en su aseveración hay una sutil trampa dialéctica. Jamón es la pata trasera del cerdo; “ibérico” designa la raza del marrano y “de bellota”, su alimentación, pero nada nos dice la frase de la denominación de origen. Ésta puede ser ‘Huelva’, (Jabugo, Aracena o Cumbres Mayores); ‘Extremadura’, que tiene cinco zonas o ‘Guijuelo’. Su compañero de partido erraba al decir “jamón del Estado español”, salvo que a partir de ahora empiecen a criar cerdos en los bajos del Ministerio de Fomento, pongamos por caso. Claro que mejor sería no dar pistas. Para algún sector del nacionalismo tiene que ser muy tentadora la expresión “jamón de cerdo español”, aunque pecara de imprecisión: como sabe Areso, no es lo mismo el de cerdo blanco que el de ibérico.

La gente es que es muy rara. En Frankfurt, las salchichas más comunes se llaman ‘Brüwurst’. Las de Frakfurt fueron invento de un charcutero alemán establecido en Viena que empezó a fabricar salchichas tipo Frankfurt, parecidas a las brüwurst, aunque les añadía ternera en lugar de hacerlas con cerdo solamente. Las bautizó como ‘Frankfurter’ a principios del siglo XIX y hasta hoy.

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Atentos a Caldera

Jesús Caldera mantuvo ayer su primera reunión con George Lakoff, el gurú norteamericano fichado para explicar a Zapatero el camino del éxito. Durante la reunión le dio sabios y muy bien pagados consejos sobre cómo vender los conceptos de nación, inmigración y terrorismo:

"el lenguaje y la reiterada repetición de los mensajes modifican el cerebro del receptor, de modo que lo que moviliza a los votantes es el pensamiento inconsciente. En resumen, que votar no es un acto racional en función de unos intereses objetivos, sino algo más «emocional»."

Es decir, que en opinión del autor de No pienses en un elefante, lo que deben hacer los socialistas es esquivar el pensamiento consciente de sus votantes, en plan

"no penséis, que es peor" o bien "no nos dirigimos a vuestra inteligencia; es más fácil encontraros las emociones".

Este tío es un párvulo al lado de sus alumnos, pero conviene estar atentos a la neoparla y afilar el cincel que viene tajo. No se espera reacción de los votantes.