.Ibarretxe en antítesis

Santiago González

Desde hace ya tiempo, tratar de alcanzar en cualquier terreno al nacionalismo vasco es un esfuerzo destinado a resolverse en melancolía. Los lectores recordarán la famosa paradoja de Zenón de Elea sobre Aquiles y la tortuga. Por mucho que corriese el veloz Aquiles, nunca podría alcanzar a la puta tortuguita.

.Esto es lo que se llama una aporía, un callejón sin salida del razonamiento. Bueno, pues tratar de alcanzar al PNV ha sido históricamente un empeño vano. Han sido unos campeones en el uso de las palabras para escamotear los conceptos, de términos que significan una cosa y su contraria, de contradecir su hemeroteca para avalar sus posiciones de presente. Además, y no es un mérito menor, lo han hecho al mismo tiempo que defendían la locución “palabra de vasco” como la prueba de contraste de un discurso unívoco.

Es verdad que sus habilidades han creado escuela y tienen hoy legión de imitadores, un suponer el mismísimo presidente del Gobierno, pero Ibarretxe tiene el genuino sabor de lo primigenio. Ser conductor del pueblo elegido es tarea problemática, habida cuenta de lo distraída que es la peña, que tan pronto quieren volverse a Egipto como se te ponen a adorar al becerro. Quizá por eso, el razonamiento de este hombre es una acabada antítesis, como lo demuestra su entrevista del domingo en Diario Vasco: él cree que todos los partidos deben “participar en política y en los procesos electorales, que es la ciudadanía votando la que legaliza o ilegaliza las ideas. Pero a partir de ahí, el mayor obstáculo para que Batasuna y la izquierda abertzale hagan política es la violencia de ETA.”

La primera afirmación es sencillamente predemocrática. La esencia de la cosa no consiste en que el pueblo vote y que el elegido goce de una autoridad omnímoda. Los votos sirven para elegir representantes, pero estos, antes y después de las elecciones deben actuar de acuerdo con la Ley. No es una idea compleja. El sistema se basa en el gobierno de la mayoría, con respeto a la minoría y sometida al imperio de la luá. ¿Se imagina alguien la concurrencia electoral de un partido pederasta que pretenda obtener representación parlamentaria para legislar a favor de sus intereses sectoriales? No parecerá exagerado pretender que la anuencia con el crimen obtenga un tratamiento muy diferente. Lo dijo el antecesor de Ibarretxe tras el asesinato de Miguel Angel Blanco: "ETA sigue teniendo cómplices entre nosotros (...) Hoy queremos denunciarlos. Se llaman Herri Batasuna (...) No podremos actuar conjuntamente en la defensa de ninguna causa por legítima que ésta sea en sí misma, con quienes con su palabra de apoyo o su silencio cobarde se han hecho cómplices de tan abominable asesinato."

Pero si reparan en la segunda parte de la proposición, verán que él mismo contradice todo lo anterior: el obstáculo para que Batasuna participe en política es la violencia de ETA. ¿En qué quedamos?

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Ectoplasmas

La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, precisó ayer ante el juez que instruye la causa por desobediencia contra el lehendakari, que la reunión que Juan José Ibarretxe mantuvo el 19 de abril de 2006 no fue con Batasuna, sino "con la sensibilidad política de la izquierda abertzale".

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