12 noviembre, 2010

La inversión de la empatía


El miércoles pasado se celebró el Día de la Memoria, un justo y necesario homenaje a las víctimas. El lehendakari, implicado personal e institucionalmente en la jornada, salió al paso de los periodistas que trataban de obtener declaraciones de Jesús Eguiguren en vísperas del juicio que en la Audiencia Nacional se está siguiendo contra Arnaldo Otegi.


Tengo una buena impresión de la gestión del lehendakari y de su posición respecto al terrorismo y a las víctimas. Ha mejorado sensiblemente mis expectativas previas. Pero en este video parece regurgitar viejos modos, ay, aquella capilla ardiente de Mondragón, y, sobre todo, enuncia conceptos imposibles, como el rescate de Eguiguren por sus intenciones o por ser 'un hombre bueno'. Hace ya casi un siglo que Max Weber acuñó el concepto de la 'ética de la responsabilidad': no sólo las intenciones, sino los resultados y los medios empleados.

Lo contrario sería establecer la irresponsabilidad de los políticos frente a su gestión y no sólo en el terrorismo. ¿Habrá algún gobernante que no quiera crear un millón de puestos de trabajo y hacer crecer el PIB de su país? Pero habrá que juzgarlo por los resultados y por las medidas que ha tomado.

El último acto de la jornada de la Memoria se celebró en Andoain, el pueblo en el que fue asesinado Joxeba Pagazaurtundua, el jefe de su Policía Municipal, mientras desayunaba en el bar Daytona. A él acudió Jesús Eguiguren, pero no estuvieron la viuda, ni la madre, ni los hermanos de Joxeba. Hoy, en El Correo, Maite Pagaza ha publicado un artículo impecable, en el que explica el fondo del asunto con elegancia y rigor inatacables. Contra lo que vienen espolvoreando insistentemente los publicistas, la división no se produce porque unos quieren la paz y otros solo piensan en ganar elecciones, sino por el relato que ha de prevalecer después de tanta sangre.



Coloquio con la conciencia

«La víctima potencial aplicó incorrectamente el principio de empatía para poder negociar»
12.11.2010 - 


MAITE PAGAZAURTUNDÚA RUIZ




Gitta Sereny viajó a Dusseldorf para asistir a las últimas semanas del juicio en el que se procesaba a Franz Stangl, quien llegó a ser 'kommandant' del campo de exterminio de Treblinka. Lo entrevistó durante horas a lo largo de casi tres meses. Treinta años más tarde reflexionó por escrito sobre aquella experiencia.

Las conversaciones mantenidas con aquel responsable de crímenes horribles la instruyeron más que cualquier otra cosa acerca de la esencia última del proceso de corrupción humano. La mujer ya anciana dejó escrito que si hubiera intuido las secuelas que dejaría en ella aquella experiencia, la habría evitado. Durante horas, Stangl se aplicó a la manipulación y represión de sus propios escrúpulos morales. No estaba en una posición de fuerza y ya no podía inferir miedo a la entrevistadora. Pese a ello, utilizó todas las tretas para procurar la transferencia de responsabilidad, la banalización del mal, el refugio en la propia biografía para anular la memoria del horror causado.

Asomada al abismo del horror y peleando por no caer en las argucias de Stangl, ella apenas pudo dormir durante aquellos meses. Y en los años siguientes, mientras preparaba uno de sus libros, la perseguía de forma implacable una pesadilla en la que alguien hacía daño a su hija, con el tipo de daño que Stangl describió de forma gráfica. Tras un año de pesadillas, un sacerdote le indicó que cuando alguien se expone al diablo, éste puede invadirle. «Ten cuidado, hija», le dijo.

Lo he recordado estos días. El hombre reventó a hablar porque su interior era una olla a presión. El político se entrevistó algunos años atrás con un responsable de ETA para negociar, siendo él una víctima potencial de la organización terrorista y habiendo sufrido años de escolta policial y de miedo y de una sociedad que consintió el mal. La víctima potencial -y el político que tejió pieza a pieza en su partido durante diez años los mimbres de aquel encuentro- habló con su eventual verdugo poniendo en peligro su fortaleza emocional, moral y política. La víctima potencial aplicó incorrectamente el principio de empatía para poder negociar y no guardó la precaución de no comer y beber con él, de no intimar con él. Y algún tiempo después se aplicó el castigo de asistir a tanatorios por víctimas de esos hombres con los que llegó a intimar.

«Nos hemos destrozado la vida», le dijo la víctima a su verdugo. A él se la habían dañado con años de persecución ante la complicidad de una sociedad indiferente. A otros los mataron antes y después de esa entrevista. En ese juego de transferencia de responsabilidad intentaba Stangl involucrar a su entrevistadora. Los de ETA despojaron al hombre de su razón como víctima y de su razón por ley democrática. Le exprimieron la conciencia hasta que desechó su derecho a desear justicia. Al hacerlo soñaban los verdugos y todos sus cómplices en convertirlo en la pieza ideal para que los demás no la tengamos. «Admiración, homenajes, asistencia a las víctimas», dijo, pero con perspectiva de impunidad también y un relato legitimador de la historia de los asesinos, en forma de un igualitario «nos hemos destrozado la vida». Asumir ese discurso sí que nos la destrozaría ya sin remedio.

219 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 219 de 219
Ella dijo...

Cuando la mujer de Eguigure, Presidenta de las Juntas Generales de Guipuzcoa, le espeta a Ángeles Pedraza, madre de una joven asesinada en los trenes de Atocha, ese " Cuando nos maten no lloréis", hace algo más que traslucir que ellos han pasado a ser asimilados del terrorismo y que comprenden sus razones. Hay algo aun más retorcido en esa frase: busca la empatía primaria de su tribu.

Cuando Ángeles le contesta " a nosotros ya nos han matado", no responde por su hija. En su "nosotros" incluye a todos los que nunca han empatizado con el terror, a todos ls que nunca se darán por vencidos, a todos los que siempre han sabido que todas las víctimas son nuestras, que todos somos "nosotros".

Rorschach dijo...

D. Aitor Mento (2:46) dijo:

No sabes, Sonsoles, lo bien que me está la malla gótica que se le quedó pequeña a Laura.

---------------------------------------------

A juzgar por la foto, también deben de quedarle bien algunos de los sujetadores de Sonsoles.

KEPA MINONDAS dijo...

Buenas noches.

No ganarán doña Pussy, no ganarán. Están perdiendo y solo hay que evitar que los malvados acudan en su auxilio a caballo de los imbéciles.

La autora de esta frase “No puedo evitar sentir orgullo de ser los continuadores de esa lucha eterna por la libertad, representada entonces por el comunismo y ahora por la izquierda" ¿sería jinete o cabalgadura?

Rorschach dijo...

Run, ZP, run!

BenGunn dijo...

Una mujer tan lúcida e inteligente como Gitta Sereny, después de describir con meticulosa exactitud las atrocidades perpetradas por Franz Stangl, se ablanda y se deja tentar por la compasión hacia el canalla que tiene delante. En su última conversación con Sereny, Stangl parece un hombre abatido y cansado. Utiliza repetidamente la expresión "mi culpa" y aclara: "Debería haber muerto. Esa es mi culpa". No entiendo muy bien lo que quiere decir, pero da la impresión de que le ronda la idea del suicidio, quizá como expiación. Una página más adelante, Sereny cierra el libro con el siguiente párrafo, escrito tras la muerte de Stangl por un infarto: No se había suicidado. Su corazón estaba enfermo y no cabe duda de que habría muerto pronto de todos modos. Pero yo creo que murió cuando lo hizo porque al final, aunque sólo fuese brevemente, se enfrentó a sí mismo y dijo la verdad; fue un esfuerzo colosal por alcanzar ese instante fugaz en que se convirtió en el hombre que debería haber sido.

Es decir, Sereny está dispuesta a concederle a Stangl (¿En nombre de quién? ¿Con qué autoridad?) algo muy similar al perdón a cambio de un tímido, ambiguo, tardío e inútil gesto de arrepentimiento.

Se ha hablado hasta la saciedad de la banalización del mal, pero se reflexiona mucho menos sobre otro azote de nuestra época que es la banalización del perdón.

Si se les ocurren ejemplos vascos, es que son muy, muy malpensados.

benjamingrullo dijo...

“ese pueblo racial y antiguo, que aún mata y muere por cosas grandes, que no se ha entregado al hedonismo, la molicie y el consumo, como el resto del planeta.”

Ja, ja, muy bueno, Ben Gunn, pero ese atavismo, esa forma “vasca” de pensarse a sí mismos es principalmente padecida por los apañoles. Lo crea o no. Es el principal mecanismo de seducción de “el pueblo vasco”. Así ofrecen un mito personal a través del cual algunos gilipuertas creen conseguir cierta forma de trascendencia gracias a una comunidad, la vasca, y su espíritu. Lo descacharrante es que sean los apañoles los consumidores principales de este producto esotérico. Los pobres desidentizados caen como moscas. “Ah, por fin somos algo”. Hay que verlo para creerlo. Los vascos les engañan, pueblo de aldeanos que ofrece trascendencia a cambio de privilegios fiscales. Unos quieren ser algo, los otros perronas. Ya ve, el ridículo y el materialismo se complementan perfectamente.

Carmen Quirós dijo...

BenGunn, no sé si ha leído usted 'Los Asesinos' de Elia Kazan.

En la primera parte del libro, cuando describe el crimen y retrata a las víctimas, el sentimiento dominante en el lector es el ansia de que la justicia caiga con todo su peso sobre los asesinos y sean ejecutados.

En la segunda parte presenta a los asesinos y los sentimientos se atenúan, si no desaparecen.

Conozco ese sentimiento: hace muchos años tuve que defender a un asesino. Cuando me llegó el sumario y vi las fotografías de la anciana, una señora que vivía sola y le había cortado el cuello, pasé dos noches sin dormir, horrorizada por las imágenes.

Luego me entrevisté con el asesino. Incluso en el más repugnante, hay una historia detrás, unos trastornos no tratados o incurables, que explican, si no justifican, lo que pasó.

Por mucho que sientas que merece la condena a cadena perpetua, que es lo mejor para él y para el resto de la sociedad, es imposible no experimentar un sentimiento de piedad profunda por el asesino.

Si no eres un individuo perverso hasta la médula, la compasión y la piedad son inevitables y una muestra de salud mental y emocional.

No es nada raro que Gitta Sereny haya terminado por compadecer y apiadarse de un individuo condenado por sus propias lacras a la condición de monstruo y deseara que aunque fuera por un instante y en el último momento, hubiera tenido un rapto de lucidez y hubiera recuperado cierta condición humana reconociendo sus culpas en un acto de arrepentimiento.

elquiciodelamancebia EQM dijo...

.
Enorabuena, don Santiago, por su trabajo. Felicitación que hago extensiva a todos los tertulianos y, en particular, a Goslum; Louella Parsons 2:09 pm; Benjamingrullo 5:09 pm; Pangloss 5:47 PM; Candela 8:20 pm y su Ministerio de Abrazos Exteriores.

El quicio de la mancebía [EQM]
elquiciodelamancebia.lacoctelera.net

BenGunn dijo...

BENJAMINGRULLO, Enzensberger le llamaba "turismo revolucionario" a los viajes que hacían los progres europeos a Cuba, de los que solían volver deslumbrados. En España tenemos el turismo identitario, que se puede practicar sin salir de casa, con la valiosa ayuda de la caja tonta. O incluso sin ella, si uno se trae la tontería puesta de fábrica.

Los jeltzales se deben reír muchísimo con la devoción que despiertan los usos y costumbre vascas allende las fronteras de la CAV. Tanto como el Papa Borgia cuando oficiaba misas por la mañana y se montaba orgías por la tarde (con el envenenamiento de algún cardenal para distraerse entre horas)

Lo que me sorprende de Eguiguren es que teniendo todas las condiciones para pertenecer al círulo más selecto del nacionalismo, decida quedarse fuera. Me intriga la figura del fellow traveller, el que cree pero no lo suficiente, el que simpatiza pero no milita. Es especialmente intrigante en el caso de Chusito, que obtendría la enorme ventaja práctica de prescindir de la escolta si se afiliase al PNV o a la izquierda abertzale. Si no es masoquismo, ¿qué es?

elquiciodelamancebia EQM dijo...

.
El abrazo de Exteriores le ha quitado la h a mi enhorabuena.

Esos sonrientes abrazos...

EQM

BenGunn dijo...

No, Dña. CARMEN, no he leído "Los asesinos", pero conozco otros libros cuyos autores demuestran una capacidad asombrosa para ponerse y ponernos en la piel de un criminal. Uno de los que más me ha impresionado es Felices como asesinos, de Gordon Burn, dedicado a las andanzas de Fred y Rosemary West, los ocupantes de la llamada "casa de los horrores" londinense.

Es comprensible que uno sienta algún ramalazo de lástima por Stangl, un individuo que se ha degradado como pocos. Pero lástima y perdón no son sinónimos, y Sereny cruza, creo, la línea que separa ambos. Stangl asesinó a más de un millón de judíos. No lo hizo por antisemitismo, lo que a mi juicio sería una circunstancia atenuante. Lo hizo por medrar. Después de la guerra tuvo tiempo más que sobrado para reflexionar sobre lo que había hecho y entregarse a la justicia si creía merecer un castigo, pero prefirió permanecer escondido en Brasil más de una década hasta que fue detenido y extraditado. Después de todo eso, Sereny pretende hacernos creer que con un mínimo y vacilante acto de contrición unos días antes de su muerte ya se ha redimido. Me parece un recurso literario fácil para proporcionarle un happy end a una historia que no puede tenerlo.

Está además la cuestión de quién otorga el perdón. Sólo las víctimas, o sus allegados, pueden hacerlo. Que sea un tercero el que absuelva es una usurpación.

En cualquier caso, me interesaba menos el caso concreto de Gitta Sereny que hacer un comentario sobre el lugar que ocupan las peticiones de perdón en las liturgias públicas contemporáneas. Juan Pablo II pidió perdón por el proceso contra Galileo. Clinton, creo recordar, lo hizo por la ejecución de Sacco y Vanzetti (por las humillaciones que les ha infligido a una veintena larga de mujeres aún no; quizá se animen sus nietos). A los criminales se les exige que pidan perdón a sus víctimas, aunque la espontaneidad del acto queda un tanto viciada por la reducción de condena que obtienen a cambio. De repente, todo el mundo se ha puesto a pedir perdón por algo. Es una pandemia. Con el exceso de oferta, el perdón, como cualquier otro artículo, se devalúa. No se puede convertir en algo mecánico sin degradarlo.

BenGunn dijo...

¡160 aniversario del nacimiento de Robert Louis Stevenson! (Y me tengo que enterar por el icono de Google; qué vergüenza, como para cambiarse de nick)

BenGunn dijo...

Me voy de juerga con Israel Hands y Perro Negro para celebrarlo, que ya está bien de desahogos grafómanos.

Hasta mañana.

Isi dijo...

Nonpossumus dijo (8:43 PM )

Dejo lo de Susi, que esto crea adicción pero de la mala.
Es que su foto me recuerda a, o acaso es, Michelle Pfeiffer.

-----------------------------------

No caiga usted en la trampa amigo Nonpossumus de confundir a Lady Halcón con Lady Falcon proletario .

Isi dijo...

En la red, los espejismos existen.

Brazil dijo...

Me quito el sombrero ante su post y el artículo de M. Pagazaurtundua.

"Los de ETA despojaron al hombre de su razón como víctima y de su razón por ley democrática. Le exprimieron la conciencia hasta que desechó su derecho a desear justicia".

Vuelta al ruedo.

Ella dijo...
"En su "nosotros" incluye a todos los que nunca han empatizado con el terror, a todos ls que nunca se darán por vencidos, a todos los que siempre han sabido que todas las víctimas son nuestras, que todos somos "nosotros".

De su razón como ser humano.

Y como corolario, y nunca mejor dicho, el post de Monsieur de Sans-Foy:

"By the way, recuerdo que Franz Stangl, el carnicero de Treblinka y Sobibor, responsable de la muerte de al menos un millón de personas, escapó del campo de prisioneros de guerra en el 48 y estuvo viviendo en libertad en distintos país hasta su detención y deportación a la Alemania Federal en 1967. Ahí es donde le conoce Gitta Sereny.
Condenado a cadena perpetua, murió en la cárcel en 1971".

Murió en la cárcel. Condenado a cadena perpetua.

Brazil dijo...

Gracias, Louella, por las crónicas.

Brazil dijo...

BenGunn dijo...
10:28 PM
---
Pues leyendo su post me he acordado de la entrevista de Lanzmann en su documental "Shoah" que hace a Franz Suchomel, precisamente sobre Trebilnka. Esa descripción tan sosegada y racionalmente instrumental sobre el modo de cargarse a seres humanos. Y el momento en que el Suchomel, que admite que Trebilka podía matar a unos 3.000 seres humanos cada dos horas, era "primitiva", un paso en e perfeccionamiento de la maquinaria racional e instrumental de cargarse a gente, frente a Auswchitz la cual "was a factory". Impresionante cuando Lanzmann, en un alarde de cinismo -está grabando a Suchomel bajo cámara oculta- le recuerda una canción que cantaban en Treblinka. Lanzmann le pide que la vuelva a cantar otra vez, y Suchomel le dice que no tiene ni puñetera gracia, que él (Lanzmann) quiere Historia y que él (Suchomel) le da su Historia. Tremendo. La Historia como natural autoreconocimiento hegeliano de una razón instrumental.

Aunque quizá no sea esa la peor parte. Tiene otra cuando lee una "carta", mucho antes de los campos de exterminio, de un ingeniero de las SS a la fábrica de camiones (empezaron asfixiando con dióxido de carbono en la parte de carga del camión) sobre qué "reformas" debían hacer en los camiones para un mejor "transporte" de "la carga". Por ejemplo, "la carga" se manejaba mejor, a la hora de conducir por determinados terrenos y reparto de la carga, si a la hora de meterle el gas letal permanecía una luz encendida. "La carga". Jamás se hablaba en esa carta de "seres humanos", sino "la carga". Si no hubiera sabido nada hubiera imaginado que se trataba de zapatos o manzanas o sillones. "La carga".

Y otra más. Cuando entrevista a unos habitantes de un pueblo por el que pasaban los trenes que llevaron a millones de seres judíos a la muerte. Como dice un amigo: "aquí viene alguien sabiendo mover los hilos y la vuelve a montar".

Un tema: "el ser humano como cosa" que late en el famoso y magnífico debate entre Habermas y Ratzinger. Ese sustrato sobre el que se eleva el Estado secular, liberal y democrático pero cuyos fundamentos no puede explicar. Magnífico aunque los dos mientan. Cuando despertaron Grecia ya estaba ahí. Y Kant también.

Neo... dijo...

PREMIO BARITERE

Me descubro ante la portada, reflexiones de Pagaza y comentarios del blog. Esta mañana he sentido asco al escuchar los circunloquios exculpatorios de Nicolás Redondo a Eguiguren. Lo siento, ya no me vale eso de que Nicolás no es sospechoso: cada uno, en cada momento, debe ser responsable de lo que dice. Mi cabeza no da para más en este asunto, será por falta de neuronas o por hastío, así que me inclino decididamente por una hipótesis muy simple: si algo anda como un pato, nada como un pato, vuela como un pato y hace cuá, es un pato. Yo creo que Chusito es, sin más, un repugnante miserable que está muchísimo más cerca de los etarras que de los demócratas. De las víctimas, mejor no hablar: se mea en ellas. Miserable condición que es igualmente predicable de quienes, por interés directo o solidaridad sectaria alientan, toleran o disculpan las andanzas de este desecho de tienta.

Para: BELISARIO

Podrán encontrar el resto de comentarios que participaron en la elección del Premio Baritere,las votaciones,el Gobierno y los primeros ciudadanos en:
La República Independiente de La Nueva tropa Santiaguera

«El más antiguo ‹Más antiguo   201 – 219 de 219   Más reciente› El más reciente»