Montañas nevadas

Diálogos en la cumbre (No aptos para diabéticos)

Pedro: ¿Estudias o trabajas?

Heidi: Escalo.

Pedro: ¿Es cuálo?

Heidi: No, que escalo, que subo montañas.

Pedro: Yo soy de León y los de las montañas somos muy duros. Cuando más duras parecen las cosas, más fortaleza parece nacer en nosotros. En los momentos de máxima dificultad, la única salida está en luchar al máximo y tener confianza en nosotros mismos. Cada paso debe ser estratégico, que no traicione nuestros valores, los que nos hacen ser quienes somos y hacen que los demás confíen en nuestros actos...

Heidi: Pues sí, cada paso es importante si vas a subir catorce ochomiles...

Pedro: Lo importante no son los cuántos, sino los cómos y los por qués. Llevo tiempo queriendo rendirte homenaje, porque lo más fértil de la Historia está en el ejemplo de quienes horadan barreras y transforman las murallas en caminos. El valor de la montaña demuestra que los límites, las circunstancias adversas, pueden superarse y siempre hay esperanza si los actos se acompañan de tesón y compromiso. La sociedad española debe aprender de Edurne Pasaban y de la forma en que ha dado contenido a conceptos como superación, esfuerzo, constancia, paciencia, genio, grandeza, siempre deportividad y elegancia, porque los grandes retos son los que te miden, sobre todo como ser humano, porque desvelan parte de ti que acaso desconocías...

Heidi: Qué cosas tan bonitas me dices, Pedro, y cuánto aprendo de ti...

Pedro: Pues eso no es nada. Escucha esto: La tuya (y también la mía) es una hermosa lección de autoestima, coraje, excelencia y fuerza. En los actuales momentos, son un incomparable estímulo para una sociedad con nuevas preguntas que requieren nuevas respuestas.

Heidi: Pedro, madera de escalador.