Una suave demagogia

Hay momentos en los que un hombre se supera a sí mismo, se viene arriba y entonces pronuncia una de esas frases que deben figurar en los frontispicios de los edificios públicos para servir de escarmiento a los gentiles y como lección para las generaciones venideras.

"Hemos sabido decir 'no' a los poderosos", explicó ante los suyos en el Pentecostés del sábado, y todos aquellos hombres justos y sabios (y mujeres justas y sabias, faltaría más) alucinaron en colores, si me permiten la coloquialidad de la expresión. Los poderosos, estos tiburones que nos acechan desde sus madrigueras, los ricos.

Estas mañas no las ha inventado Zapatero, naturalmente. El blogmaster recuerda el entusiasmo que produjo hace 26 años la frase con la que Alfonso Guerra explicó la expropiación de Rumasa: "¡Hala, tó p'al pueblo!" En rigor, no fue así. En el caso de Galerías Preciados, por ejemplo. La cadena de grandes almacenes que pertenecía al holding de la abeja fue para uno de esos poderosos, un tiburón capitalista venezolano llamado Gustavo Cisneros.

El precio que el Consejo de Ministros puso a la cadena fue de 1.500 millones de pesetas, después de haberse gastado 48.000 millones en el saneamiento. Tres años después, Cisneros la vendió por 30.600 millones. Las malas lenguas señalan que Cisneros y Felipe González son amigos, pero cómo no te vas a hacer amigo de un hombre así.

Pie de foto.-Momento en que el presidente del Gobierno, un sencillo pastor se enfrenta al poderoso, al gigante Goliath Botín, armado con su honda (apenas el presupuesto del estado, el control del poder legislativo y la capacidad de gobernar por decreto). La incomodidad y el disgusto por encontrarse frente al enemigo de clase son perceptibles en su rostro. Pero como l mismo dice: "No siempre fue fácil".