La aparente soledad del mando

Mucho se escribe y se habla en estos días sobre la soledad del caballero de la foto. La espléndida foto, de Luis Sevillano, abre la página impar de la sección España en El País. Éste es el tipo de instantánea que busca todo periodista gráfico: una imágen que valga por sí sola, que reduzca el texto que la acompaña a mera redundancia y, a ser posible, que el diario pueda prescindir del editorial en días como ése.

En este caso, la foto es excelente, omo digo, pero cabe plantearse si es realidad lo que sugiere, la soledad del corredor de fondo, ya sea en la playa de Sanlúcar, ya en Bruselas o Pekín o cualquiera de los escenarios internacionales a los que lee lleva el oficio presidencial. (Lean aquí el escalofriante testimonio que de sus gestas deportivas Es evidente que está más solo que hace una semana, los malintencionados se preguntan cuándo se había subrayado fotográficamente una declaración de Cospedal de esta manera. No antes de que el Gobierno cambiara de caballo en mitad de la carrera, a cuenta de la TDT de pago. La solución estaba en la canción de Machín:

yo no puedo comprender
cómo se pueden querer
dos grupos (mediáticos) a la vez
y no estar loco.

Llama la atención que el pie de foto y el titular de la noticia hayan invertido sus funciones. El pie, "Los nacionalistas salvan al presidente", no explica la foto en absoluto. Ésta guarda más relación con el titular del información, como es obvio.

Es un titular marca de la casa, equilibrado, aunque sorprendente. No se ve qué relación tiene la presunta soledad de Zapatero con la carencia de líder del principal partido de la oposición, salvo que fue la respuesta del portavoz Alonso a la secretaria general del PP. Podría haber dado con una réplica más pertinente, si se hubiera esforzado un poco. Por ejemplo: "Más solo estará tu marido, guapa".

Hay más intención en el subtítulo, en el que destaca la profecía popular del advenimiento de un tiempo nuevo. Pero la soledad es engañosa, más aparente que real. La soledad era esto, con perdón de Millás. Ibarretxe era un líder parecido a Zp, sobre todo en la condición que ambos compartían de ser refractarios a la realidad cuando ésta se opone a sus respectivos ideales. Cuántas veces se ha hablado y escrito en el País Vasco de la soledad del penúltimo lehendakari, del malestar que sus ensoñaciones creaban entre los ponderados y pragmáticos burukides del Bizkai Buru Batzar.

Cuánta desafección en las confidencias y qué manera de cerrar filas en público. El Plan Ibarretxe era una locura, pero todo el partido acompañó a su creador como un sólo hombre. A él le debían el poder desde 2001 y no tenían otra baza mejor para conservarlo. Ibarretxe se quedó solo, sí, en un proceso rápido que se desencadenó la noche del 1 de marzo pasado cuando los resultados electorales fueron inamovibles. Con Zapatero pasará lo mismo. Él, por otra parte, se ha encargado de alejar de sí toda posibilidad de recambio. Así estáel tema.