La unidad de la izquierda, en entredicho

En la foto, puede verse a la izquierda propiamente dicha, al completo.

El diario Público da cuenta en su portada del impresionante espectáculo que se pudo ver ayer en el Congreso de los Diputados. A las diez y media de la mañana, el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Caongreso de los Diputados, alcanzaba un acuerdo con las fuerzas de la izquierda, la autodeclarada 'verdadera izquierda', compuesta en esta legislatura por los diputados Gaspar Llamazares y Joan Herrera. El objeto del pacto es lo que formula con toda precisión la portada del diario que aquí reproducimos: "subir impuestos a los ricos", expresión que se hermana con "la crisis, que la pague el capital".

Después de repartir el texto acordado, los socialistas preguntan a Llamazares/Herrera sobre lo que piensan votar la semana que viene en el primer lance presupuestario que tendrá lugar dentro de ocho días. A las dos y media de la tarde, la verdadera izquierda hace saber a la realmente existente por boca de Joan Herrera que no va a apoyar al Gobierno en la definición del techo de gasto para los Presupuestos Generales del Estado 2010.

A partir de entonces, los socialistas empiezan a llamar de manera apremiante a IU, con resultados más bien modestos. A las seis de la tarde, el portavoz Alonso le dice al secretario general del Grupo, Madina, sobre poco más o menos: sal a explicarlo tú, que a mí me da la risa". Éste cumple el encargo con pulcritud, anuncia que retira la enmienda y media hora después lo confirma Alonso. La abstención de CiU bien vale esta misa, aunque seamos laicos. Robin Hood ficha como tesorero del sheriff de Nottingham.

Ay, los buenos viejos tiempos, quiero decir estos últimos quince meses en que los buenos oficios negociadores de Ramón Jáuregui, permitían alcanzar todo acuerdo que no fuera imposible. ¿Quién envió a este hombre al Parlamento europeo? Pues fue el mismo que equivocó la cerrada salva de aplausos que recibió en el grupo en nombramiento de Eduardo Madina para sucederle. Lo que era la doble simpatía que el diputado por Vizcaya despertaba en ellos (como persona y como víctima) fue interpretado por el líder máximo como una prueba evidente de que "ahora sí hemos acertado".

Ramón Jáuregui se despidió ayer del Congreso con el aplauso unánime de todos los diputados puestos en pie. Esa es la prueba evidente de que Zapatero había acertado antes, cuando lo nombró, pero el antiguo segretario general del grupo socialista es un modelo alternativo a lo que le gusta al presidente: Aídos, Pajines, Bernats, Malenis, Bermejos y otras formas de intelectualidad y competencia alternativa. En realidad, la unanimidad en el reconocimiento del Congreso a Jáuregui es la prueba para Zapatero de que no era el hombre adecuado para el cargo. Paciencia. Aún ha de nombrar ministro a Pedro Zerolo.