Una cierta justicia

Hace un año y nueve meses fue noticia la primera fotografía de este comentario. El tipo que ven ustedes en el centro de la imagen es un afiliado al Partido Nacionalista Vasco, se llama Alejandro Aramburu y ahí donde lo ven, fuera de sí, dando un manotazo a la mujer de la izquierda -¿no es esto un clamoroso supuesto de la Ley contra la violencia de género?-se dispone a dar una patada en los testículos al miembro del Foro Ermua Antonio Aguirre.

Los hechos tuvieron lugar ante Audiencia de Bilbao, en el momento en que iba a declarar como imputado el lehendakari Ibarretxe. El partido-guía convocó a sus fieles ante el lugar de autos y de entre el pueblo elegido constituido en turba, surgió este tipo.

La portavoz del Gobierno vasco, prodigio administrativo, celosa guardiana de nuestros bienes culturales (Guggenheim, Balenciaga and so on), a la que sólo le falta hablar para ser una portavoz perfecta, acusó al pateado Aguirre y a sus seis compañeros del Foro de organizar una contramanifestación frente al millar de manifestantes de su partido. La Ertzaintza, se remontó a sus orígenes estrictos como policía de partido para instruir un atestado en el que acusaba a Antonio Aguirre y sus compañeros de desórdenes públicos.

Ayer se vio el juicio, que proporcionó a las cámaras esta segunda imagen surrealista. Agresor y agredido comparten el banquillo de los acusados. El primero fue condenado a pagar 900 euros entre la indemnización y la multa. La sentencia es una vergüenza para esta policía autonómica y sus mandos a quienes deja en patética evidencia. Lo de la indemnización y la multa es discutible, pero la verdadera justicia está en la comparación de las fotos. El agresor se camufló cuanto pudo, con txapalea, gafas negras, bufanda y periódicos para hurtar la cara a los fotógrafos. No está mal.