Estos huesos no son los nuestros, no interesan

Este blogmaster había colocado a manera de ilustración la foto de una de las fosas comunes levantadas en España durante los últimos años, pero el conjunto se hacía insoportable. He preferido, en consecuencia, ilustrar la información con una alegoría daliniana. Ese tiempo en relojes doblados se me antoja una razonable metáfora sobre la memoria y muy especialmente, sobre sobre esa perversión tan parecida al mal de Alzhéimer que conocemos como 'Memoria Histórica'.

Pues resulta que la Asociación para la recuperación de la memoria histórica 'Pozos de Caudé', de Teruel, que buscaba los restos de 12 republicanos de calamocha, que fueron fusilados durante la guerra en Singra.

Según cuenta EL MUNDO, después de pedir permiso para abrir una fosa común en la citada localidad, y exhumados los restos que contenía hace ya un año, resultaron pertenecer a 36 soldados pertenecientes a los dos bandos, según se supo por los correajes, cartucheras y botas que llevaban. El Ayuntamiento de Singra, que preside el socialista Manuel Martín, ha comprado tres nichos para alojar los restos, de los soldadosa.

El problema es que los huesos de "los mismos muertos sin remedio y sin fosa" , que diría Miguel Hernández, se encuentran en cajas de cartón en las antiguas escuelas del pueblo, sin que nadie los reclame ni los identifique, desde hace un año, pero para ser enterrados han de ser depositados previamente en cajas homologadas. El alcalde entiende que

"la Asociación Pozos de Caudé tiene que comprar las cajas. Como no son los familiares que buscaban, pues dicen que ya las comprarán cuando sea. Pero no está bien tenerlos ahí, en unos almacenes del Ayuntamiento. Un día nos dejamos la puerta abierta y entra cualquier animal... y los problemas son para nosotros."

Es una extraordinaria parábola sobre la memoria histórica. No interesan a nadie los huesos con los que no se pueda agredir al adversario. Los huesos de los asesinados como cainita quijada de burro. Nadie pregunta por los muertos neutrales, que, al parecer, no tienen familiares que reclamen sus restos para darles una sepultura digna.

Éste es un caso permite volver a plantearse la pertinencia de que asunto tan delicado esté en manos de iniciativas particulares como la ARMH y de la profesionalización de mucha gente en torno a este lamentable asunto. El abandono de los 36 cadáveres plantea una cuestión delicada: ¿Habría el mismo interés en todo esto si no hubiese dinero por medio y si los poderes públicos no hubieran excitado el celo guerracivilista en muchos conciudadanos?

El día de hoy viene muy a propósito para volver a invocar el lema acuñado en este blog:

"Hacer de las fosas tumbas, no trincheras."