Con la Y vasca no pasará lo mismo

Ramón Jáuregui escribe una briosa tribuna sobre las amenazas de ETA a la Y vasca, 'Ni Lemóniz ni Leizarán' se titula el artículo que llega a una conclusión radical:

No es posible dar un paso atrás. A quienes les toque el riesgo, deben asumirlo, y la sociedad vasca, apoyarlos y defenderlos. Y si no lo hacen, también la sociedad y sus instituciones deben ejercer su legítimo reproche y sanción.

El problema es a ver qué sociedad y qué instituciones pueden dar lecciones de firmeza a las empresas concesionarias. ¿La sociedad que mira permanentemente hacia otro lado?¿Las instituciones y los partidos que promovieron el proceso de paz? Pero vayamos a los dos términos de comparación que se rechazan:

Lemóniz era una central nuclear, construida contra viento y marea, a finales de los setenta, por una empresa energética privada. Fue Iberduero, y no el Estado, quien renunció finalmente a su construcción. Por la presión terrorista, sí, pero también porque una inmensa mayoría de la población se oponía a ella. [No es un modelo de precisión argumental. Fue Iberduero y fue el Estado. Las obras se pararon después de que el Gobierno socialista aprobó con sus 202 escaños el Plan Energético Nacional, que incluía la moratoria nuclear].

En cuanto a Leizarán, ETA no ganó. Sus corifeos de Batasuna brindaron con cava y vendieron una foto como un triunfo que no fue. Las instituciones pactaron un trazado ligeramente alternativo al mencionado valle, pero eso ocurre todos los días en todas las obras públicas de impacto ecológico. La obra se hizo y la autopista funciona maravillosamente desde su inauguración. [Otro tanto cabe. Jáuregui debería recordar aquel sábado en que las instituciones llamaron a la ciudadanía vasca a manifestarse en defensa del trazado oficial de la autovía, en contra del trazado que proponía Lurraldea. ¿Cómo se puede comparar el cambio de trazado por amenazas terroristas con un cambio debido a alegaciones de carácter medioambiental? Aunque fuera la puntita nada más, el brindis de los batasunos con cava escenificaba una victoria real. Tan real que el propio autor del artículo la da por implícita en el título de la tribuna: Si fue una victoria democrática, ¿por qué dice 'ni Lemóniz, ni Leizarán'?]