El continente y el contenido

Algún periodista británico de postguerra acuñó una afortunada greguería,sobre Clement Attlee, el premier que los ciudadanos britániscos se dieron a sí mismos después de haber tenido a Churchill, el hombre de la victoria contra el nazismo. (En el fondo, todas las sociedades detestan que alguien les prometa sangre, sudor y lágrimas) Decía aproximadamente:

"Frente al 10 de Downing Street paró un coche oficial vacío y de él se bajó sir Clement Attlee".

Algo así pasa con Ernest Benach, ese prodigio de ERC que lleva cinco años presidiendo el Parlament de Catalunya. Supimos ayer que se había comprado un cochazo acorde con su cargo: 110.000 euros, a los que ha sumado otros 20.000 en ponerle televisión y escritorio y reposapiés en maderas nobles.

El cochazo y el tuneo de Benach son las alzas con las que este acomplejado menestral cree necesario suplementar la dignidad del cargo. Cuánto envoltorio para tan poca chicha. Es comprensible, como dice Raúl del Pozo en la Última de EL MUNDO que él en el lugar del conserje Benach también estaría "fascinado por ir en un cochazo que me paga el estado español, mientras envío a los cachorros a los actos oficiales para que griten “Fuera la Constitución, los catalanes no tenemos rey”.

El portavoz del partido del señor Benach en el Congreso, criticaba esta semana los Presupuestos Generales del EStado por falta de austeridad y es de suponer que ésta es una de las razones por las que es tan difícil de satisfacer la reclamación catalana de la financiación.

Hace unos años, en plena época de vacas gordas, el Barclays Bank despidió a cinco altos ejecutivos que, para celebrar un negocio redondo se dieron un homenaje en el famoso restaurante Petrus, de Londres y descorcharon dos o tres cosechas míticas de Château Petrus, un Montrachet de 1982 y un Château d’ Yquem . La cuenta fue de 72.000 euros y el banco los despidió, aunque se lo habían pagado de su bolsillo. Pero al Barclays le pareció, con buen criterio, una obscenidad impresentable ante su clientela.