La maestra

La imagen lleva camino de hacerse clásica: la vicelehendakari del Gobierno vasco en el momento de hacer público el apoyo del PSE a los presupuestos de Ibarretxe. Ella siempre había sostenido que la tarea de aprobar los presupuestos al Gobioerno era un deber muy principal de la oposición. Ellos, que aparentaron ponerse flamencos, que a ver por qué iban ellos a aprobar los presupuestos a Ibarretxe por el mero hecho de que el PNV se los hubiera aprobado a Zapatero, eta, etb, etc.

Ya hay un principio de acuerdo: los socialistas renuncian a presentar enmienda a la totalidad, como habían hecho en las dos ediciones anteriores, fuera bragas. En su lugar, harán gestitos de desagrado ante las partidas para atenciones a terroristas presos, a la creación del Instituto Vasco de Finanzas. Y votarán amén, en una rompedora estrategia de oposición al proyecto de Ibarretxe: cómo cortarle el recorrido cargándole el depósito de gasolina.

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Hechos y críticas

Florencio Domínguez

La manifestación organizada el pasado sábado en Madrid por la AVT es el reflejo de la persistencia del conflicto político abierto en España en los últimos años a causa del cambio de estrategia antiterrorista llevada a cabo por el actual Gobierno.

Una parte importante de los ciudadanos sigue sin confiar en la voluntad del Gobierno frente a ETA a pesar de las eficaces actuaciones antiterroristas de los últimos meses. Posiblemente la ausencia de una mínima autocrítica tras el fracaso del intento negociador con ETA es lo que hace que muchos sigan recelando del Ejecutivo y sospechen que la política actual sea una pausa obligada en un proceso de diálogo que se reanudará después de las elecciones si el PSOE vuelve a ganar.

Constatada esa desconfianza, cabe preguntarse si ahora que el Gobierno está persiguiendo a ETA con eficacia es acertado sacar a la ciudadanía a la calle igual que se hizo en la etapa en la que la actuación policial era más débil y lo que se llevaba era la negociación con los terroristas. Cabe preguntarse también si no es conveniente modular la forma de expresar los desacuerdos en una etapa o en otra. Si nos fijamos en la actuación del PP la respuesta sería afirmativa porque la crítica de este partido es, en estos momentos, bien distinta en el tono y en las formas de lo que era hace algunos meses, a pesar de que siga teniendo la misma desconfianza radical que la AVT sobre las intenciones del Ejecutivo.

Si se le provoca al Gobierno el mismo coste político y social cuando negocia con ETA que cuando encarcela a toda la dirección de Batasuna y persigue a las células terroristas, los incentivos para aplicar una política de firmeza en vez de una de diálogo serán nulos. Puesto que en ambos casos va a tener el mismo desgaste, es probable que el Gobierno se sienta más tentado de volver a negociar porque al menos así se ahorrará los sobresaltos de los atentados.

Además, mantener sin variación el mismo discurso plantea un problema de credibilidad ante muchos ciudadanos que observan cómo la policía desarticula comandos y evita atentados y, sin embargo, las críticas se formulan en los mismos términos que el año pasado cuando el Gobierno miraba hacia otro lado cada vez que los empresarios denunciaban la extorsión o cuando etarras encapuchados hacían exhibición de su armamento ante cientos de seguidores.

Habrá que ver con qué se quedan esos ciudadanos: si con los hechos que perciben o con las palabras que contradicen esos hechos. De momento, el terrorismo, que era la primera preocupación de los españoles un mes después de que ETA anunciara el fin de la tregua, es ahora la cuarta, según el CIS. Algo tendrán que ver los hechos.

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¡Era un puente!

Esto ¿qué es lo que es? debió de preguntarse el juez Rodríguez Achútegui, titular del juzgado de lo mercantil número 1 de Bilbao ante la demanda presentada opor el arquitecto Santiago Calatrava contra el Ayuntamiento de Bilbao por haber mutilado su pasarela para conectarla con otra construida por el arquitecto japonés Arata Isozaki.

El juez, oh, sorpresa, ha concluido que obra de arte sí, pero que un puente es un puente y que los derechos del autor de la obra de arte no pueden prevalecer sobre el derecho de los ciudadanos a usarlo para pasar cómodamente un río, en este caso la ría.