La ilusión frente a los hechos

La portada del diario La Razón resume el espíritu del día en los periódicos españoles: "Zapatero impone el mayor recorte social de la historia". El diario ABC recordaba el tiempo del esplendor en la yerba del mitin, de la gloria en las flores de Rodiezmo. Era el 8 de septiembre de 2008, hace año y medio:

«Para mí, los compromisos son decisiones y van al BOE. Hoy os digo, porque este es un país fuerte, que vamos a subir las pensiones mínimas por encima del 6 por ciento y llegaremos al objetivo de subirlas al 25 por ciento hasta el final de la legislatura en 2012. Seguiremos subiendo las pensiones porque la economía y la Seguridad Social lo permiten en España gracias a la buena gestión que está haciendo este Gobierno ¿Qué país del mundo crece al 4 por ciento, crea más de 700.000 empleos al año, hace leyes sociales como la ley de Dependencia y es capaz de tener superávit en la Seguridad Social? ¿Sabéis cual es ese país? No, no es ni Francia, ni Alemania ni Suecia. Es el nuestro, es España, y yo me siento muy orgulloso de ello...»

Recorte drástico de los salarios de los funcionarios, congelación de cinco millones de pensiones, eliminar la prestación por nacimiento, reducir la inversión pública en 6.000 millones. No sabemos, qué pasa con la reforma del mercado de trabajo ni si estas reformas bastarán para reducir el déficit hasta el 3% antes de 2013, ni si es posible entender la filosofía del asunto, a saber: Lo hemos hecho bien; estamos saliendo de la recesión; por eso tengo que imponeros lo que siempre dije que no haría. Es como si Churchill dijese: qué razón tenía Chamberlain; por eso, en mayo de 1945, me toca deciros que sólo os puedo prometer sangre, sudor y lágrimas (blood, sweat and tears).

El Partido-Comunión resumía los recortes en un titular que sólo puede ser obra de Leire Pajín: "No se tocan los pilares del Estado del Bienestar", al mismo tiempo que el presidente asesinaba a ZP en el Congreso de los Diputados. Esta forma de mentir tan española, recuerda a la de Acebes en aquellos tres días de marzo: afirmar que la hipótesis de la autoría de ETA seguía activa, mientras daba la información que desmentía el aserto.

Ahora acierta en lo que hace, no en lo que dice. Antes erraba en las dos cosas, menos da una piedra. ¿Nunca es tarde si la dicha es buena? Vayamos por partes. Zapatero ha acabado asumiendo la gravedad de una crisis y la necesidad de unas reformas que le han estado recomendando el BCE, el FMI, la Unión Europea, el Banco de España y la oposición que no arrima el hombro y a la que él ha tomado por el hombro de la Bernarda (© Belisario). Más vale tarde que nunca, pero eso no quiere decir que su (tardío) y no expresado arrepentimiento merezca un aplauso universal, por dos razones fundamentales: a) tomar medidas en el sentido adecuado a la sexta convocatoria puede merecer suspiro de alivio, no entusiasmo; b) si el ajuste va a ser ahora tan duro para nosotros, es porque en vez de tomar medidas más llevaderas en septiembre de 2008, estaba diciendo las tonterías reproducidas ut supra.

Ahora llega la hora de los suyos. No definitivamente, pero ya empieza a asomar el peor estilo de la casa. Veinte heroicos diputados se negaron a levantarse, la viceprimera reprimió el entusiasmo exagerado de la vicesegunda. En la bancada socialista se están desperezando Bruto y Casio, mientras la prensa amiga dice que ya lo veníamos avisando.