El gestor del tocadiscos

La agenda presidencial europea no da tregua; cada día un acto, un impacto en la opinión pública. Eso es lo que cuenta, el número de impactos, sostienen los estrategas de La Moncloa con el libro rojo del gobernante socialdemócrata en la mano: "No pienses en un elefante".

Sabíamos que el fuerte de José Luis no son los grandes actos internacionales. No es que le falte prestancia y don de gentes, pero quizá el no saber idiomas lo acompleja un poco. Es como ir a los guateques y no saber bailar; te quedabas de 'pariguayo', gran neologismo de Díaz Junot en 'La maravillosa vida breve de Oscar Wao', procedente de la corrupción de 'party watcher', el que mira en las fiestas:

"Pariguayo quiere decir el tipo que se queda afuera, que solo mira mientras los demás levantan a las muchachas; en otras palabras, cualquiera que es un inútil, un apocao..."

Zapatero ya había pasado más de una vez por esta tesitura. Pero es la primera ocasión en la que organiza él el guateque, paga las fantas y las coca-colas y se queda encargado de la gestión del tocadiscos, tal como se pudo ver ayer en los informativos de todas las cadenas de TV y hoy resume la foto de Gorka Lejarcegi en la portada de El País.

Como saben, los tres personajes que acompañan en la foto al presi y a la vicesegunda, son de izquierda a derecha: Pedro Solbes, vicepresidente económico hasta hace ocho meses; Felipe González, que, tal como apuntó ayer Ella, iba vestido de presidente de Doñana y Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea, contratados los tres como sabios. Tal como destaca El Mundo en su portada, ayer, mientras se gestaba esta foto, nos enterábamos del nuevo record del paro registrado (a la espera de que llegue la EPA): 3.923.603 personas. La foto de este diario, de Alberto di Lolli, selecciona en el encuadre a González y Zapatero y titula "Los reyes del paro..."

Hay en la foto algunos desajustes: las dimensiones de la sala son excesivas. Alguno de los sabios está ya en edad de sonotone y la distancia entre los interlocutores es demasiada para un coloquio vivo e intimista. No hay, como se ve, una única conversación: Delors habla con Salgado, mientras Gonzáles y Solbes charlan de sus cosas y Zapatero se ensimisma, que es un recurso inapreciable que tenemos para no aburrirnos, los que gozamos de una vida interior.

Seguramente no hubo otra posibilidad de colocar a los personajes, por razones de protocolo y Delors tuvo que sentarse en el sofá, junto a Zapatero, pero eso ya predisponía a que hiciera apartes con Salgado, por razón de idioma. Esto dejó en manos de Felipe González la posibilidad de ningunear a Zapatero. La bastaba girarse hacia Solbes para dejarlo descolgado.

Hubo otra posibilidad. La persona que ven tras el presidente de todas las Europas es una intérprete, pero es sabido que nuestro héroe se quita los auriculares de la traducción simultánea en cuanto ventea un fotógrafo en las inmediaciones. Por otra parte, tal vez la intérprete no quedara bien en la foto, agachada entre los dos señores del sofá y haya sido preferible hacerla pasar por camarera, no sé.

Otra cuestión curiosa es que contrate como a sabio a aquel de cuyos servicios ha prescindido hace ocho meses, por no hablar de la evidente complicidad que se puede ver en la foto entre los dos personajes de la izquierda. Tal vez hablen de sus buenos viejos tiempos y de que los jóvenes se ahogan en un vaso de agua. Tanta alharaca por rozar el 20% de paro. "¿Te acuerdas, Pedro? Nosotros lo dejamos en el 24,55% y no pasaba nada". Si lo que quiere Zapatero es reducir el nivel de desempleo, tal vez le hubiera venido mejor un especialista o, al menos, alguien que lo tuviera acreditado en su currículum. Un suponer, José Mª Aznar.