En la villa de Papi (o en la fiesta de Blas)

En una secuencia de Pulp Fiction, Vincent Vega (Travolta) y Mia Wallace (Uma Thurman) entran en casa de la última después de haber ganado el concurso de twist en Jack Rabbit Slimm's, el sitio de los batidos a cinco dólares. La mujer pone música, mientras él se encamina hacia el cuarto de baño, diciendo: "Voy a mear". Uma Thurman hace una de las mejores réplicas que he oído en cine en los últimos años: "Me has facilitado más información de la que necesitaba, Vincent".

Esto pensé al ver ayer las fotos que El País ha comprado al paparazzo Antonello Zappadu, que me estaban dando más información de la que necesitaba. Les ahorro los detalles innecesarios para que centren su atención en el centro de gravedad de una de las fotografías.

Lo que ven ustedes en la foto es el pene, penito pene de Mirek Topolanek, ex primer ministro checo, lo que el fotógrafo Zappadu debe de considerar el detalle anatómico más interesante de su foto. La cabeza y buena parte del pecho deben de ser, en cambio, zonas íntimas, porque han sido cuidadosamente pixeladas. Arcadi Espada hacía un acertado diagnóstico del asunto.

Tiene su lógica. Hace unos años corrió por los medios una anécdota según la cual, quien fue ministro de Información y Turismo en los años 60, Manuel Fraga Iribarne, y Pío Cabanillas Gallas, subsecretario, fueron a un pueblo gallego para alguna inauguración. Como llegaron con mucha antelación, decidieron darse un baño. No tenían la indumentaria adecuada, pero la cala era pequeña y recóndita y se echaron a la mar en pelota picada. Quiso la casualidad que a la hora de salir del agua, acertaron a llegar unas monjas con un grupo de colegialas. Los próceres echaron a correr hacia el coche. Fraga se llevó las manos a las partes pudendas, lo que le fue corregido por Pío Cabanillas, que corría detrás: "¡La cara, Manolo, tápate la cara!"

La anécdota podría ser apócrifa, inspirada, quizá en 'El porqué de los dichos', de José María Iribarren. Este genial navarro explica la frase hecha "el disimulo de Antequera", que tiene sus raíces en una anécdota ocurrida en dicha localidad malagueña. Dos curas que sintieron un súbito y simultáneo apretón de vientre, decidieron obrar en la trasera de la iglesia. Cuando ya estaban en cuclillas, con las sotanas desabrochadas y los pantalones en los tobillos, pasaron por el lugarunas beatas. Los sacerdotes, como solución de urgencia, decidieron echarse las sotanas por encima de la cabeza, dejando al aire el trasero. Fue entonces cuando se acuñó la expresión: "El disimulo de Antequera; la cabeza tapada y el culo fuera."

El anfitrión de la fiesta en la que Topolanek se mostró al resto de los invitados tan garboso no era otro que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi; la casa es una finca de su propiedad llamada Villa Certosa y ubicada en Cerdeña. En ningún momento del reportaje se dice que entre las invitadas hubiera menores de edad, (lo que sería constitutivo de delito) si bien cabe preguntarse qué es una menor de edad a la luz de la doctrina Aído. Tampoco cabe sospechar que dentro de la casa se haya infingido el Código Penal, incurriendo en algún ilícito como la violación, el asesinato, la tortura o el tráfico de estupefacientes, por poner algunos ejemplos.

Parece que la casa es propiedad privada del impresentable primer ministro italiano. O sea, que tratándose una reunión de adultos en un lugar no público, parece que tienen todo el derecho del mundo (o al menos de Italia) a celebrar los guateques del modo que más les guste. Hay una cuestión pendiente, es verdad: la acusación que pesa sobre Berlusconi de haber usado un avión oficial para transportar a sus invitados hasta el aeropuerto sardo de Olba para que asistieran a sus fiestas.

Éste sí es un asunto que me parece de interés: Ahí están para corroborarlo, los comentarios críticos escritos en días anteriores sobre el uso del Falcon 900 de la Fuerza Aérea Española por el presidente del Gobierno español para asuntos privados, como participar en mítines electorales de su partido. También en un avión oficial viajó a Valencia un invitado sin derecho a Falcon, como el cabeza de lista por el PSOE a las elecciones de hoy. No sé si los amigos del gobernante italiano viajaban solos o siempre en compañía de su anfitrión, ni si los jueces italianos encontrarán relevante este distingo.

Qué interés tienen estas fotos? A los efectos que se comentan, ninguno. Sí la tendrían, en cambio, las imágenes de los invitados bajando la escalerilla del avión oficial. El avión era del Estado, la casa era del anfitrión, un ámbito en el que cualquier persona reivindicaría su derecho a la intimidad, por mucho que el comienzo del editorial publicado por el diario de Prisa el viernes ofrezca una definición alternativa del concepto 'intimidad':

Que no se equivoque Silvio Berlusconi: es la prensa democrática la que respeta su intimidad y él quien no deja de ponerla en entredicho. Porque la publicación de las fotografías de sus fiestas privadas no obedece a ningún intento de enjuiciar su moral como ciudadano...

El periódico global insiste hoy con un reportaje impresionante, que se puede leer también en inglés e italiano. En la villa de Papi. Haría un poco más de esfuerzo, pero el modelo es 'La fiesta del Chivo'. Lean ustedes el comienzo o el empiece:

Jardines infinitos, lagos artificiales, órganos sexuales al aire, juegos lésbicos, efectos especiales, pizza y helado gratis... Un geriátrico lleno de cuerpos imponentes.

Lo de la pizza y el helado gratis es un detalle. Al parecer, los anfitriones italianos suelen cobrar por ello a sus invitados. Todo el reportaje es fantástico y está lleno de estiramientos del sentido. Él es un hombre de 'casi' 73 años, mientras las azafatas tienen 18 'recién cumplidos'. O esta frase: "Llegaron juntos desde el aeropuerto romano de Ciampino, sede de los vuelos oficiales de Estado, a bordo del avión presidencial". El segundo aeropuerto de Roma será ¿sede? de los vuelos de Estado, si así se escribe, pero también de aterrizaje y llegada de los vuelos baratos. Sé de lo que hablo. Mi último viaje a Roma lo hice desde Santander a Ciampino y vuelta, en febrero de 2007. Con Ryan Air.

¿Se podrá invocar ahora el derecho a la intimidad? ¿Será una cláusula a la que sólo podrá acogerse la socialdemocracia? Hillary Clinton, secretaria de Estado de Barack Obama, convenció a la opinión publica de toda la socialdemocracia mundial, cuando se manifestó tan entera en aquella legendaria entrevista de la tele, tras el affaire Lewinsky, para decir que su marido sólo le debía explicaciones a ella sobre aquel asunto. A todo el mundo le pareció bien. A mí también. El ámbito de la intimidad del presidente y su becaria había sido el despacho oval de la Casa Blanca.

Pie de fotos.-Vicios privados y virtudes públicas.