La discutible capacidad de la ministra de Fomento

Pie de foto.-No sé si me cabrá en dos bolsos.

Comparecía ayer Magdalena Alvarez en la comisión de los suyo del Congreso. La comparecencia se producía a petición propia, lo que hace suponer que esta vez se lo había preparado. Así era. La ministra de Fomento dejó un par de perlas extraordinarias para que los filólogos de mañana puedan desentrañar las claves de su idolecto:

“Si no se han presentado más reclamaciones aprovecho esta comparecencia para animar a los pasajeros a exigir el cumplimiento de las obligaciones de las compañías con los pasajeros y la exigencia de la cobertura de sus derechos, y por lo tanto, que nos den instrumentos para que podamos velar por este cumplimiento”.

“Si la borrasca cambió de una forma impredecible, no lo pueden predecir. Pero si no lo predicen los que lo tienen que predecir, ¿cómo piensan ustedes que los vamos a predecir quienes estamos esperando la predicción?

No hay quién dé más, dirán ustedes, pero eso es porque no conocen lo suficiente a nuestra heroína. También dijo, invocando como fuente de autoridad a Sofía Mazagatos:

"Que cada palo aguante su vela. Yo no soy el candelabro de todas las velas, sino el soporte de todas las velas del Ministerio".

Que cada palo aguante su vela es una expresión de raigambre marinera y se refiere a las velas que hincha el viento: mayor, cangreja, foque, spinnaker y así. Pero al pasar de la vela al candelabro, la ministra se pasa al cirio, el que ha montado la ministra en su gestión y al que se monta cada vez que habla. Pero, después de lo que ha llovido, esto ya no es el problema Maleni; es el problema Zapatero. Y es el problema nuestro, claro.