31 mayo, 2010


Grandeza de la ciencia médica



Méndez y Fernández, los mellizos de la situación, han tenido un indudable protagonismo durante la segunda presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Impresionaba al personal el sufrido estoicismo con el que aguantaban, impávidos, EPA tras EPA, el aumento del número de trabajadores en paro hasta llegar a los 4.600.000 por los que anda en la actualidad.

Parmenio había explicado esta contención sindical, la renuencia a considerar la posibilidad de llamar a los suyos a las calles en términos de cortesía: "El silencio sindical es símbolo de buena crianza. No es de buena educación hablar con la boca llena". El remero de primera, JuliO ha enontrado una pieza extraordinaria en la red. Se trata de un temario para oposiciones a médico de familia para Asturias, Castilla-León y Madrid en los años 2005 y 2006.

Aquí tienen el vínculo con un Curso Intensivo para Médicos de Atención Primaria, una de cuyas unidades didácticas, en concreto, la siete, dedicada a las enfermedades infecciosas, llevaba, entre sus epígrafes, el siguiente enunciado:

“Candidiasis, Toxoplasmosis y otras parasitosis”.

¿No es maravillosa la ciencia médica en sus aspectos preventivos y descriptivos?



30 mayo, 2010

Ha muerto Dennis Hopper


Tenía 74 años y un cáncer de próstata. Probablemente nadie como él haya encarnado tan bien a toda una generación, salvo James Dean, que tenía la inapreciable ventaja de llevar muerto muchos años y ya se sabe que los difuntos son muy ventajistas al ocupar posiciones en la iconografía.

Hopper había sido lo que en términos ciclistas llamaríamos 'un gregario' de James Dean en la película de Nicholas Ray que lo encumbró: 'Rebelde sin causa'. Fue en 1955. Al año siguiente obtuvo un papel secundario en 'Gigante', junto a Dean y Rock Hudson. Pero fue en 1969 cuando se hizo un hueco en la historia de la cultura del siglo XX, al dirigir Easy Rider, una película de la que él supo hacer un espejo en el que empezó a mirarse toda una generación. 'Easy rider', a la que la distribución española puso un título como de libro con testimonio de autoayuda (Buscando mi destino) consagró en todo el mundo la expresión 'road movie' y fue la expresión estadounidense de los movimientos contraculturales que a finales de la década de los sesenta se extendieron por todo el mundo. Tal como dijo Hopper sobre su película y las razones de su éxito:
"Nadie se había visto a sí mismo en las películas hasta entonces. La gente fumaba porros y tomaba LSD por todo el país, pero en cine seguían viendo a Doris Day y a Rock Hudson".
Arrieros somos, podría haber sido una traducción aproximada del 'mensaje' de la película, aunque no hay nadie que pueda correr tanto durante mucho tiempo. Esa es la clave de la ventaja de James Dean, que murió on the road, al chocar su Porsche 550 Spyder con un Ford Tudor conducido por un estudiante en una carretera secundaria de California: "Vive intensamente, muere joven y deja un bonito cadáver".

Para Hopper se ha acabado la carrera, aunque él hace ya tiempo tuvo que dejar el alcohol y las drogas para poder llegar a los 74, hasta el día de ayer. Descanse en paz y que la cuneta le sea leve.

29 mayo, 2010


Agamenón, Agamenón


No es el título de una canción de Ana Belén, contra lo que podría creer el presidente del Gobierno, sino un héroe de la Ilíada, trágico, como corresponde a un héroe griego. Díganme si no es tragedia haber nacido hijo de rey, haber sido rey (de Argos y de Micenas)* hermano de rey (Menelao) y pasar a la historia haciendo pareja artística con su porquero en aquel diálogo inmortal con que les retrató Antonio Machado por mediación de Juan de Mairena:
Juan de Mairena: La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Agamenón: Conforme.
El porquero: no me convence.
La vicepresidenta primera del Gobierno es uno de esos seres privilegiados que han interiorizado el estilo del jefe hasta en la manera de autobiografiarse. Ayer compareció en su rueda de Prensa habitual de los viernes, en la que tantas jornadas de gloria ha conquistado. Oigan ustedes cómo contó la sesión parlamentaria de la víspera y la agónica votación en la que entró, entró el real-decreto ley de las medidas de ajuste:
"Una situación en la que el Gobierno ha estado y está a la altura de las circunstancias. [inconvenientes de las frases hechas. ¿De qué circunstancias? Parece que todas ellas están bajo mínimos.] Por ir de frente y con pulso firme, con responsabilidad y asumiendo las consecuencias. [La del tippex fue Elenita Salgado, seño.]

El proyecto que representa, que impulsa y que promueve el presidente Zapatero está hoy más vivo que nunca, más vivo y vigente, precisamente porque los valores en que se sustenta debemos hacerlos valer, los estamos haciendo valer, precisamente en momentos de dificultad como los que estamos viviendo. Esa es nuestra reflexión."
También pudo rematarlo con "Ahí queda eso". Todo su parlamento estuvo lleno de amables vaciedades, del estilo: "Estamos haciendo lo que toca hacer, no lo que nos gusta hacer". Como todo el mundo, mira ésta. Si yo estuviera haciendo lo que me gustaría hacer, aquí iba a estar, escribiendo un comentario para el blog.

Hay que hacer uso de la capacidad de empatía que es consustancial en esta casa y ponerse en la piel de un votante socialista. De los de a pie, se entiende. Los que tienen cargo están justificados. Al fin y al cabo defienden el puchero de su familia. Cuando un votante del PSOE razonablemente alfabetizado oye a una vicepresidenta explicar que "el proyecto de Zapatero está más vivo que nunca porque debemos hacer valer los valores en que se sustenta", ¿no se sentirá humillado y escarnecido? Sólo una vez oí un razonamiento mejor trabado. Un guía cubano trataba de explicarnos a un grupo de turistas el feminismo del régimen. y lo hizo así: "Acá en Cuba tenemos el clima que conviene a las necesidades del pueblo. Por eso, el 60 por ciento de los trabajadores son mujeres".


La verdad, el rigor, el compromiso. Entras en mi cuerpo como la lluvia entra en mi huerto, Agapimú, Agapimú.

* Según pertinente recordatorio de Anónimo Carrertero

28 mayo, 2010


Querido Arcadi, dos puntos

Sólo para tus ojos. La imagen se corresponde con las tarjetas de instrucción en italiano y castellano para la configuración, sincronización y carga (configura, sincronizza e carica) de iTunes para mi iPad 3G 64GB, adquirido esta mañana a las 10:04 en Bilbao, a tantos kilómetros de Cupertino.



Dicho sea con afecto y sin ánimo de señalar.

Firmado: El periodista de Burgos



Un funeral por bulerías


Así estaba el tema, tal como expresan las caras del presidente del Gobierno y de sus tres vicepresidentes. Las manos aplauden, desmentidas por el abatimiento que revelan los rasgos faciales. "Hundidos en su victoria" titula justamente 'El Mundo' a cinco columnas.

El análisis de la sesión en la prensa escrita muestra una actitud bastante arraigada entre michos colegas: la creencia de que la urgencia exime de responsabilidad al presidente del Gobierno. La cosa es tanto más curiosa cuanto que la urgencia viene determinada por la falta de reflexión del presidente del Gobierno.

Expliquemonos: ¿Era urgente aprobar un drástico recorte del gasto público? Ciertamente, lo era. ¿Había tiempo para tramitar el Real Decreto Ley como ley ordinaria, con sus enmiendas y su canesú? No, no lo había. ¿Qué consecuencias habría tenido el rechazo del real Decreto? Malas, sin duda, y a muy corto plazo, aunque aquí hay que destacar la paradoja argumental de que, quienes han repetido hasta la saciedad "España no es Grecia", dicen hoy a coro que Durán nos ha salvado de ser como Grecia. Del argumento se deduce otra paradoja no menor: el verdadero patriotismo español es el de los independentistas catalanes, por oposición a la irresponsabilidad de Rajoy.

El 5 de mayo, Zapatero dijo que no pensaba en un recorte drástico, porque eso comprometería el crecimiento. Hacía unos minutos había terminado su entrevista con Rajoy, en la que no aceptó ninguna de las medidas de austeridad que el presidente del PP le propuso para reducir el déficit. Sólo hubo acuerdo en la privatización de las cajas de ahorros. Por cuatro veces se ha negado el presidente a aceptar el adelgazamiento de la Administración con supresión de Ministerios que le ha reclamado toda la oposición en el Congreso.

Y héte aquí que en el fin de semana de las llamadas continentales y transocéanicas, nuestro héroe vio la luz. La fracasada Merkel y el amigo Sarkozy, su alter ego planetario Obama ¡y hasta Hu Jintao, el presidente chino! concertaron sus esfuerzos para explicarle al presidente español los rudimentos del sistema de mercado. Nunca había llegado tan lejos uno de León, las cosas como son. Se puso a ello con el fervor que pondría Zelig en su disfraz neoliberal, pero con las maneras de un monarca absolutista: sigue negándose a suprimir ministerios, pero congela las pensiones, en flagrante violación del Pacto de Toledo.

Zapatero no ha negociado con nadie. De hecho, ni siquiera había pensado llamar al jefe de la Oposición antes del pleno de ayer. Según cuenta Casimiro García Abadillo, depuso su actitud la víspera, tras una llamada del presidente del Banco Santander, Emilio Botín:
"Que sólo Botín sea capaz de convencer a Zapatero -que ha hecho bandera de su izquierdismo-de que debe llamar al líder de la oposición por el bien del país (y de su banco, naturalmente) es un síntoma de la demagogia que adorna el discurso socialista."
Entre la responsabilidad y el profundo sentido de Estado de Durán i Lleida y la irresponsabilidad y la falta de patriotismo de Rajoy. Esa es la dialéctica. ¿Qué papel corresponde ahí al presidente del Gobierno? Ninguno. Examinemos el asunto con más detalle. Durán es hombre de Estado porque aceptamos su palabra de que su actitud: descalificar unas medidas que luego contribuye a aprobar por responsabilidad es coherente, mientras a Rajoy le hacemos proceso de intenciones: No cuenta lo que dice, sino lo que pretende, quítate tú para ponerme yo (© Juanjo Ibarretxe).

El asunto que no deberíamos dejar de considerar es si Zapatero es un hombre cuyos bandazos últimos, los penúltimos y los que te rondaré configuran el dirigente que el país necesita para llevar adelante estos recortes y los que vendrán, si es el hombre para enfrentarse con los sindicatos aún a riesgo de una huelga general, tal como hicieron antes que él Suárez, González y Aznar, si va sacar alguna conclusión útil de todo esto.

Lo más cercano que conocemos a su pensamiento es la columna de hoy de Luis Rodríguez Aizpeolea, en la que el periodista da una información relevante que indica que el presidente piensa seguir gobernando exactamente de la misma manera. Este párrafo:
"que el PNV no enviase a su número uno, Josu Erkoreka, a defender el no,al contrario que el PP con Rajoy, hace pensar a Zapatero que los puentes no están rotos con los peneuvistas."
La víspera del pleno de ayer, Zapatero llamó al presidente del PNV para explicarle la importancia de que se aprobara el decreto-ley al día siguiente. Urkullu le respondió con una lógica aplastante: "Dices que es importante y me llamas la víspera a las once de la noche?"

Si miramos así las cosas, con la posibilidad de que siga gobernando como solía, tal vez se explique que los conservadores Angela Merkel y Sarkozy no se hayan mosqueado con su colega Rajoy. En sus países todavía se sostiene la creencia de que la responsabilidad principal por los asuntos de gobierno, le corresponde al Gobierno. Piensen en la posibilidad de que los próximos cinco meses sean para la política interior algo parecido a los que han sido los cinco meses anteriores para nuestra política exterior. ¿Y si la mejor noticia (dentro de lo que cabe) que podemos esperar es el adelanto de elecciones?¿Y si el día que Zapatero disuelva las cámaras sube la bolsa?¿Se han fijado en qué efectos ha producido el relevo en Downing Street sobre la confianza de los británicos en sí mismos?


27 mayo, 2010

Ahora, también las matemáticas



Después del éxito obtenido con el Boletín Oficial del Estado, en el que hizo valer 'pulpo' como animal de compañía y rectificación del real-decreto ley 8/2010 como errata, el dueño del Scatérgoris siguió probando suerte ayer. Y en sede parlamentaria, para más inri, dijo anunció que el Gobierno iba a crear un nuevo impuesto para los más ricos, "en breves semanas" con
"el objetivo de pedir un esfuerzo a los ciudadanos que tienen una alta capacidad económica. (...) No va a haber una afectación a los impuestos generales que tenemos y que no va a haber una afectación al 99,99% muy largo de la población española".
¿Cómo son de breves las semanas en las que piensa José Luis?¿Quizá piensa dejarlas en cuatro días para hacérnoslas más llevaderas? Las semanas, al fin y al cabo, son del viento, al igual que la Tierra, según la cita apócrifa que Él utilizó del jefe indio Noah Seattle, dentro de su tradición intelectual, ya confesada a Suso de Toro, de aprender las cosas sin estudiar. Recuerden las palabras del poeta Miguel Hernández en su elegía a Federico: "el viento, que se lleva las semanas". El viento también se lleva las palabras, según frase tópica que constituye otro pilar de su discurso. La verdad es que todo es muy llevadero en la epistemología del presidente del Gobierno.

Por supuesto, las matemáticas. Marisa Cruz y Carlos Segovia titulan hoy en El Mundo "El impuesto para los más ricos afectará a 47.000 personas", citando a Presidencia del Gobierno y la Agencia Tributaria. Ese es el número de españoles (y de españolas, claro) que declaran rentas y patrimonios superiores a 1,5 millones de euros.

España tenía, al 1 de enero de 2009, 46.745.807 habitantes. Según promesa del presidente del Gobierno, el nuevo impuesto no afectará a un 99,99% muy largo de la población. A falta de saber lo que significa "muy largo" para el presidente del Gobierno, el 99,99% justo son 46.741.132. O sea, que el impuesto lo van a pagar 4.675 habitantes como mucho. Los porcentajes, como se sabe, son una materia discutida y discutible.

26 mayo, 2010


El papel lo aguanta todo

El Gobierno ha incurrido en mentira en boca de su vicepresidenta segunda, aunque no sólo. Había mentido el presidente en el mitin que protagonizó en Elche, al ocultar a los 2.000 alcaldes socialistas allí reunidos para aplaudirle, un aspecto esencial del plan de recortes que anunció: que el decreto ley contemplaba entre sus medidas la prohibición de que los Ayuntamientos se endeudaran hasta el comienzo del año que viene. El plante de Durán i Lleida que amenazó con votar en contra si no se daba un poco de aire a los municipios determinó que al día siguiente que se incluyera una fe de errores en el Boletín Oficial del Estado para hacer constar que donde se establecía la vigencia del Real Decreto ley 8/2010:
"a partir de la entrada en vigor de la presente norma y hasta 31 de diciembre de 2011"
debe leerse lo que en realidad debería haberse escrito:
"a partir de 1 de enero de 2011 y hasta el 31 de diciembre de 2011".
Un error de mecanografía lo tiene cualquiera, ya se sabe lo cerca que están la 'b' y la 'v' en el teclado de los ordenadores. Se atribuye a Catalina la Grande la expresión que figura en el titular de este comentario. El papel del BOE es muy sufrido. A comienzos de los años 90, la directora general del Boletín Oficial del Estado, Carmen Salanueva, fue procesada por fraude en la compra del papel en el que se imprime el BOE. Condenada por estafa en otra causa, no llegó a abrirse el juicio oral contra ella por ésta, ya que falleció de cáncer y el sumario no lo instruía Baltasar Garzón.

Hoy, el papel aguanta otra mentira del Gobierno: el camuflaje como una fe de erratas de un real decreto para rectificar otro real decreto publicado 24 horas antes. No hay quien dé más. Estamos tocando el fondo, aunque la oposición lo escenificó ayer de la peor manera posible. Esto no tiene arreglo y Zapatero no tiene ninguna solución para el más pequeño de los problemas que nos afectan. Debería irse para ahorrarse y ahorrarnos sufrimientos. Es función y potestad de la oposición pedírselo, pero de manera reglada y con las formas que la convivencia democrática impone. Hacer un discurso implacable no implica las tarascadas verbales de la alcaldesa de Valencia ni el amontonamiento de los senadores populares. Las cámaras son lugar para la palabra y el argumento y no caben allí la agitación callejera, las consignas ni los gritos.


Pasión por la verdad

Santiago González

Allá a mediados de los años ochenta, mi querida Victoria Prego hacía en TVE un programa de entrevistas que llevaba por título ‘Los españoles’. Recuerdo muy especialmente la de Josep Borrell. Ya fuera de tiempo, le invitó Prego a definir en un minuto qué era para él el socialismo, a lo que el secretario de Estado de Hacienda respondió: “la pasión por la igualdad”.

Eran otros tiempos. El socialismo español vivía una segunda fase después de la ecuación que tanto éxito tuvo a finales de los setenta: “Socialismo es libertad”. Hoy la igualdad no es más que una pasión con nombre de Ministerio, que permite condenar a penas distintas por un mismo delito, en función del sexo de su autor. También puede ser un concepto absoluto al que se sacrifican la justicia, la equidad y la eficiencia. Recuérdense, por no abundar, las pagas lineales de 400 euros y el cheque-bebé de 2.500. O la paga de emancipación, resuelta en alza de alquileres, que va íntegra al bolsillo del arrendador, mientras un padre de familia de más de 30 años se pregunta por qué un chico de 23 necesita más un piso que él mismo.

El socialismo de Zapatero es el arte de rectificar. Keynes recomendó abrir zanjas para taparlas (el barón de Tilton, aunque era rico, ya intuyó el Plan E) y el presidente ha hecho un estilo de inflar globos para pincharlos: subir los impuestos a los a los que más tienen, los 420 euros a los parados, el programa de estabilidad que presentó a la UE, con el retraso de la jubilación hasta los 67 y la ampliación de la base de cotización de 15 a 25 años. “Era una simulación, no una propuesta concreta”, explicaron.

El domingo, ante 2.000 de sus alcaldes, Zapatero desgranó los recortes del Real Decreto 8/2010 menos uno: queridos, lo siento por vosotros, pero tenemos que reducir el déficit y no podréis endeudaros hasta el año que viene. El lunes, el BOE contaba lo que calló Zapatero la víspera para no disgustar a su público de Elche. El martes, el mismo BOE incluyó una rectificación, que Salgado explica como un error técnico, una errata, el duende de la imprenta, cosas sin importancia.

Otra simulación. Barreda lo dejó bastante claro: “es de sabios enmendar las equivocaciones”. El presidente de la FEMP, se portó como un hombre de Estado frente a la demagogia de los alcaldes del PP. Pensando en los intereses de todos, menos, lógicamente, en los de “los tontos de los cojones”, también celebró la rectificación: “afortunadamente ha habido sensatez”.

No es que mientan, es que estos simuladores del Gobierno han desarrollado una pasión por la verdad tan posesiva, que no la comparten ni con su médico. De su buen natural no les sale ni al redactar el BOE. Claro que si admitieran que es una rectificación, no bastaría una fe de erratas: tendrían que hacer otro real decreto y quedar mal ante la UE.

A los alcaldes les va a dar lo mismo en la práctica. Cuando vayan a los bancos a cantar ‘Brother, can you spare me a dime?’ van a oír inevitablemente: “Dios le ampare, hermano, pero para asuntos municipales no nos queda un euro”. El socialismo o la pasión por la verdad; Gobiernos que no nos mientan.



24 mayo, 2010



Robin Hood o el sheriff de Nottingham, qué más da






Hace justamente cuatro días comentábamos aquí la cualidad principal de Zapatero, un Señor clemente, pero justo, que premia a los buenos, sí, si las condiciones climáticas (el Señor y los Suyos dirían 'climatológicas') lo permiten, y castiga a los malos. O sea, a los ricos. Él mismo lo anunciaba dos días después, en la portada de El País del pasado sábado que hoy reproducimos en primer lugar: No ha podido ser, pero no por falta de ganas, sino de oportunidad. Ahora no toca, pero ya les pillaremos más delante.

En realidad, este Robin Hood castellano-leonés ya había dejado constancia de su programa máximo a finales de 2008. ¿En otras circunstancias? No, según sus propias palabras todo el mundo (se supone que incluído Él) se enteró de que estábamos en crisis en el otoño de 2008, con el cataclismo de Wall Street. O sea, que en la fecha en que se publicó la segunda portada, se había descubierto la estafa de Madoff y habían quebrado Lehman Brothers y Goldman Sachs. O sea, que estábamos en plena crisis cuando Zapatero decidió bajarles los impuestos a los ricos.

EL Gobierno rebajó la tributación de los directivos y socios de las entidades financieras cuando obtienen rendimientos de capital mobiliario de sus propias entidades, de tal forma que dichos rendimientos tributasen, al 18% y no al tipo marginal que que corresponda a estos contribuyentes. Que sería para ellos el 43%. Y con efectos retroactivos desde el 1 de enero de 2008.

Él no ha cambiado, son las circunstancias que le llevan a comportarse, ora como Robin Hood, ora como el sheriff de Nottingham. Esta particularidad suya había sido detectada por Benjamingrullo, que, antes que nadie, lo definió en este blog en julio de 2007 con este par de párrafos:

Zp se muere por gustar, es el típico tío que detecta automáticamente la forma más fácil para ser aceptado, si hay que patearle la cabeza a un negro porque en ese momento nuestro zp quiere hacerse colegui de unos neonazis, no problem, ¿Quiere esto decir que Zp sea una mala persona? Para nada, porque si zp estuviera de campamento con la madre Teresa sería el más humanitario salvaleprosos. ¿Quiere esto decir que Zp sea una buena persona? Tampoco. Lo único que quiere decir es que Zp no es. Carece de criterio, ni bueno ni malo.

Zp simplemente asume como propia la actitud dominante que detecta en cada momento. Esta y no otra es su genial virtud. Zp configura lo que se conoce como un líder patológico. Al revés que los otros líderes, no es capaz de arrastrar a los demás según ningún principio y mucho menos según unos principios democráticos. Es incapaz de fijar ningún rumbo porque carece de brújula moral alguna. Esta es su ventaja, no es su criterio lo que le convierte en un líder, sino su falta de. Como carece absolutamente de criterio tiene una especial sensibilidad que le permite detectar la opinión ambiental y anticiparse. Su criterio son los demás.

23 mayo, 2010


Entrega del Premio COVITE (Conclusión)


Pie de foto: Pilar Elías durante la entrega del premio a Florencio Domínguez.


El comentario de ayer corresponde a la introducción del acto de entrega del premio que tuvo lugar a mediodía de ayer en el palacio Miramar, de San Sebastián, en una presentación que corrió a cargo del blogmaster. Reproduzco hoy el resto de sus palabras, con las que presentó al resto de los intervinientes en el acto:


A continuación se va a desarrollar el acto de la entrega del premio, propiamente dicho. Estaba previsto que hoy interviniera en primer lugar el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra Robles. Lamentablemente, asuntos de su ministerio le han obligado a viajar hoy en Valladolid para asistir a una reunión de jueces. Sus palabras, que ha dejado por escrito, van a ser leídas por Javier Urquizu, miembro de la Junta de Covite, hijo de José María Urquizu Goyogana, teniente coronel de Sanidad, asesinado en la farmacia familiar de Durango el 13 de septiembre de 1980.


Él estaba destinado en Burgos, pero volvía los fines de semana y echaba una mano en la farmacia que había fundado su padre y regentaba su hermano. Aquel día era sábado y una pareja entró en el establecimiento, preguntó por él y le dijo que querían hacerse unos análisis. Mientras estaba mirando el microscopio sus asesinos le dispararon en la cabeza y huyeron.

Años después, Javier declaró al diario El País, copio de ‘Vidas rotas’:


La farmacia Urquizu, con nuestro padre, con nuestro tío, y antes con nuestro abuelo Pascual, prestó servicio a Durango durante varias generaciones. Todos los que trataron a nuestro padre lo querían y lo apreciaban. Muchos siguen vivendo para dar fe de ello. Y en privado la dan. En público, por alguna misteriosa razón, cuesta un poco más (cosa rara, dada la libertad que aquí gozamos). Antes que nuestro padre cayeron otros; después también. Por cierto, ni el lehendakari de 1980 ni nadie de su Gobierno se dignó mandar siquiera un simple telegrama de condolencia.

Así son las cosas, querido Javier. Martin Luther King dejó escrito que “cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX no nos parecerá que lo más grave sea las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”.


En la película de la que os hablaba antes, Horst Bucholz encarnaba al doctor Lessing, un médico amable que jugaba con el protagonista a plantearse ingeniosas adivinanzas. Desaparece al comienzo de la guerra y vuelven a verse los dos tiempo después. Orefice, en una fila de presos; el doctor Lessing, con un estetoscopio. Era el médico del campo.


Javier Urquizu va a leerles el mensaje del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Juan Luis Ibarra Robles.

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Recuerdo perfectamente aquel 25 de octubre en que fue asesinado en el Boulevard donostiarra el comandante militar de Guipúzcoa, el general Rafael Garrido Gil, que viajaba con su esposa, Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta y el hijo de ambos, Daniel Garrido Velasco. Aquel día era sábado y Herri Batasuna había convocado una manifestación en Bilbao a favor de la negociación. Dos terroristas, en una moto se pusieron a la altura del vehículo, que se había detenido ante un semáforo en rojo y depositaron una bolsa con una carga explosiva en el techo del automóvil, al que quedó sujeta por imanes, huyendo a toda velocidad. El gobernador militar y su familia fallecieron en el acto. El conductor, el soldado Norberto Cebrer Lozano, resultó herido con graves quemaduras. La ciudadana portuguesa María José Teixeira Gonçalves, que pasaba por allí fue alcanzada por la onda expansiva y falleció 17 días después.


Recuerdo que el entonces delegado del Gobierno, Ramón Jáuregui hizo una consideración amarga hacia la autorización por parte de la Audiencia de aquella manifestación, estableciendo una relación causal entre el asesinato de la mañana y la manifestación de la tarde. Un juez le abrió diligencias por aquellas declaraciones. Se llamaba Juan Alberto Belloch y diez años después habría de ser ministro de Justicia y de Interior.


Silverio Velasco Domínguez de Vidaurreta, cuñado del general Garrido, hermano de Daniela y tío de Daniel, va a tomar ahora la palabra para leer el acta de la Junta de COVITE en la que se concede el premio a Florencio Domínguez, Rogelio Alonso y Marcos García Rey.




En aquel mes de marzo de 1982, ETA y sus franquicias mataron mucho. Siete víctimas mortales: un cabo de la Guardia Civil, en Rentería, dos inspectores de Policía y una profesora de Inglés en Sestao, el delegado de Telefónica en San Sebastián, un policía nacional, encargado de su escolta, también en San Sebastián, y un médico en Urnieta.


El delegado de Telefónica se llamaba Enrique Cuesta Jiménez y era el padre de nuestra querida Cristina Cuesta, presidenta de COVITE. Fue asesinado en compañía de su escolta el 26 de marzo a las tres de la tarde, un año y cuatro meses después de que los terroristas hubieran asesinado a su antecesor en el cargo.


Yo conocí a Cristina Cuesta cuatro años después, el 13 de abril de 1986. Se celebraba aquella mañana en el salón de la Kutxa en San Sebastián una mesa redonda en la que intervenían varios políticos, expertos en terrorismo y directores de medios. En el tiempo de coloquio se levantó una joven de entre el público. Estaba sentada en la parte trasera del salón, a la izquierda. Y con algunos nervios, pero con una convicción extraordinaria nos hizo saber que era la hija de Enrique Cuesta, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas y que llamaba a todas las víctimas a levantarse, a identificarse, a unirse a ella. Fue un momento impresionante para todos los que estábamos en aquel acto.


Tiene la palabra la presidenta de COVITE, Cristina Cuesta.

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Vamos a proceder a la entrega de los premios. Cada uno de los autores va a recoger su premio de manos de una víctima. Finalmente, Florencio Domínguez Iribarren dirá unas palabras en nombre de los tres, que yo espero que sean de agradecimiento, pero con Florencio, que es de Caparroso, nunca se puede estar seguro del todo.


En primer lugar ruego que se adelante Ángela Urcelay, viuda del policía nacional Basilio Altuna, asesinado por ETA en Erentxun, el 6 de septiembre de 1980. En el mes de julio de 2006, me llamó Jorge Martínez Reverte. Había recibido el encargo de la Fundación de Víctimas del Terrorismo de hacer un documental sobre las víctimas y me convocaba, con otras personas, para una tormenta de ideas, una discusión abierta sobre la cuestión, para sentar las bases del documental.


Una de aquellas personas era un joven psicólogo llamado Ángel Altuna Urcelay. Me impresionó mucho por su serenidad, su equilibrio y por la sencillez con la que contó una circunstancia fundamental del asesinato de su padre. “Cuando lo mataron”, dijo con una simplicidad extraordinaria, el Gobierno de UCD había empezado a negociar con Euskadiko Ezkerra la disolución de los polimilis. El asesinato de mi padre no fue investigado y sus asesinos siguen impunes.


El relato era turbador para mí, porque yo había considerado en su día que la disolución de ETA Político-Militar había sido un proceso modélico. Lo era, desde luego, si lo comparamos con el proceso de Lizarza, pero había tenido un coste en términos de impunidad que hoy las víctimas no soportarían.


Ángela Urcelay va a entregar el premio a Marcos García Rey.

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El día 7 de marzo de 2008 era el día del cierre de la campaña electoral para las legislativas que se iban a celebrar el 9 de marzo. Yo estaba preparándome para escribir un artículo sobre el particular: cierre de la campaña y perspectivas para el domingo, cuando me llamaron del periódico en el que escribo, El Mundo, para darme la noticia de que ETA había asesinado en Mondragón a Isaías Carrasco Miguel, delante de su casa, en el momento que salía para ir a trabajar.


En aquel momento cambié los planes para escribir sobre su asesinato. En aquellos días me llamó la atención algo que era nuevo. Las víctimas ya no se callaban. Durante muchos años, demasiados, en este oficio mío se había empujado a las víctimas del terrorismo hacia la corrección política. Cuando la banda soltaba a algún secuestrado, después de que hubiera pagado el rescate, siempre había algún imbécil que preguntaba a la víctima cómo lo habían tratado los secuestradores. Generalmente, el recién liberado, presa de lo que los psicólogos llaman ‘el síndrome de Estocolmo’, respondía que bien. Sólo recuerdo dos excepciones: Javier Rupérez y el empresario Julio Iglesias Zamora.


Sandra Carrasco tenía veinte años cuando asesinaron a su padre hace dos. Y ella fue también una excepción a tantas víctimas que, agobiadas por el conformismo medioambiental habían rumiado su dolor a solas y había respondido lo que se esperaba de ellas cuando se les preguntaba: Que perdono a los asesinos y que espero que la muerte de mi marido sea la última. Enrique Múgica había dado la vuelta a esta actitud en febrero de 1996, tras el asesinato de su hermano Fernando.

Y Sandra Carrasco también lo hizo después del de su padre. Y en aquella plaza de Mondragón se oyó alto y claro su amor a su padre y su indignación contra los asesinos: “Estoy muy orgullosa de mi padre, dijo, y sólo puedo decir que son unos hijos de puta.” Las víctimas han dejado atrás hace tiempo la invisibilidad.


Sandra Carrasco va a hacer entrega del premio a Rogelio Alonso.

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La historia de Ramón Baglietto la conocí por el libro que su hermano Pedro Mari escribió, contando los hechos en el lugar de su hermano, como una memoria apócrifa del crimen, que tuvo lugar en el Alto de Azkárate, el 12 de mayo de 1980. Este caso y las circunstancias que lo rodean constituyen una de las historias más terribles de una época cuajada de historias terribles.


El hecho de que su victimario fuera el niño al que él había salvado la vida 18 años antes, al arrebatarlo de los brazos de su madre, a punto de ser arrollada por un camión, nos sitúa en la consideración que hacía antes sobre lo inadecuado de las comparaciones zoológicas para una deshumanización que, paradójicamente, só puede ser humana.


El hecho de que el asesino volviera a su pueblo tras cumplir condena y que instalara una cristalería en los bajos del piso en el que vivía la viuda de Ramón nos dice mucho del ambiente en el que se han movido las víctimas en el País vasco durante tantos años. Muchos de vosotros veríais el programa de televisión que se realizó hace unos años con cámara oculta. Aquel tipo, Kandido Azpiazu, era el exponente de la kandidiasis moral que afecta a Euskadi. “Tú pregunta a la gente si está con ella o si está conmigo”, decía, ignorante de que estaba siendo grabado. Es verdad que no eran completamente indiferentes a la presencia insobornable de su víctima. “cuando te la crizas por la calle, se te queda mirando con la cabeza alta”, contaba la mujer del asesino. “Esta señora no tienen ninguna humildad”.


He coincidido varias veces con Pilar Elías en actos como éste y siempre me he sentido impresionado por la fortaleza moral de esta mujer. También me he sentido agradecido por esa arrogante y bendita soberbia de las víctimas, que es una alegoría de la dignidad en medio de un país que la ha perdido tantas veces. De un país, de su país, del que ella nunca ha renegado.


Pilar Elías va a entregar el premio a Florencio Domínguez Iribarren, que hablará en nombre de los tres premiados.



Adivina, adivinanza: ¿De qué se ríe Camps?




La foto corresponde al acto celebrado ayer en el Palacio de Congresos de Valencia, donde el president de la Generalitat se dio un homenaje ante 1.500 militantes y simpatizantes. Allí calificó su imputación por recibir dádivas de una trama corrupta, de respuesta del Gobierno central al "reto de liderar el partido a nivel nacional". Y pidió para su equipo "una medalla mundial, interplanetaria".

Como se sabe, y si no, para aclararlo estamos, su imputación por el delito de cohecho pasivo impropio es obra de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que preside el magistrado Juan Saavedra. Es la misma Sala que ha aprobado la imputación triple de Baltasar Garzón,, que ha supuesto su salida del Juzgado nº 5 de la Audiencia Nacional. El Supremo, como ciego instrumento de designios particulares: al servicio de la extrema derecha al imputar a Garzón; al servicio de Zapatero al imputar a Camps. Es la extensión del estilo Villarejo. Y de Leire Pajín, en la cosa planetaria. Extraordinaria síntesis, lo mejor de dos tradiciones intelectuales.

"La Garbo ríe", fue el eslogan publicitario de 'Ninotchka'. ¿De qué se ríe Camps?, se preguntarán ustedes al ver esa foto bienhumorada, risueña con la que abre El País su edición de hoy.

Solución: De nosotros.

22 mayo, 2010


Entrega del IX Premio COVITE


Pie de foto.-Presentación del libro 'Vidas Rotas' en Bilbao. De izquierda a derecha: Cristina Cuesta, Rogelio Alonso y Florencio Domínguez.

Estamos aquí reunidos para hacer entrega del Premio Internacional que COVITE concede anualmente a la actuación en favor del recuerdo y apoyo a las Víctimas del Terrorismo. El premio, que en este año alcanza su IX edición, distingue a los autores del libro 'Vidas Rotas’: Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García Rey.

No tenía hasta hoy el placer de conocer a Marcos García Rey, pero me une una estrecha amistad con Florencio Domínguez y Rogelio Alonso y ésta es, por tanto una muy agradable noticia para mí, pero no sólo por la relación de afecto que me une a los autores. También y sobre todo por la entidad del libro que han escrito y por lo que éste supone para las víctimas del terrorismo etarra como un acto de justicia, por la reivindicación implícita que supone de su dignidad y su memoria.

Cristina Cuesta tuvo la amabilidad de citar unas palabras mías sobre ‘Vidas rotas’ en las que decía algo así como que estábamos ante una obra definitiva sobre las víctimas. Como dijo la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua con afortunada metáfora, “estamos ante un monumento, un monumento a las víctimas hecho de palabras”.

Voy a contarles una escena de una película que hace unos años me conmovió hasta las lágrimas. Su título es ‘la vida es bella’ y fue dirigida por Roberto Benigni en 1997. Su argumento, desarrollado en la Italia fascista de 1939, anticipó alguna escena que posteriormente hemos vivido aquí, cuando a Santiago Abascal concejal del PP en Amurrio le pintaron unos caballos de su propiedad con una diana y la leyenda “PP, hijos de puta”, exactamente igual que los fascistas de Arezzo hicieron al caballo del protagonista, al que pintaron a brochazos la etiqueta ‘Cavallo ebreo’ en los prolegómenos de la tragedia. Al empezar la guerra, el protagonista, Guido Orefice, de origen judío, y su hijo Samuel, son detenidos y deportados a un campo de concentración nazi.

Para proteger a su hijo del horror y del peligro, el protagonista convence al niño de que todo aquello es un juego, una especia de concursoque sólo ganará si consigue esconderse tan bien que no le vea ninguno de aquellos malencarados guardias de uniforme y que el premio es nada menos que un tanque.

El niño consigue esconderse hasta los momentos finales del campo de concentración, cuando los nazis empiezan a asesinar a mansalva a los prisioneros con las fuerzas aliadas ya en puertas. El protagonista atrae la atención de un guardia de las SS para distraerle del cubo de basura en que se ha escondido su hijo y donde permanece toda la noche, ignorante de que su padre ha sido ametrallado.

Al despertarse, se encuentra con las calles del ‘lager’ vacías. Los nazis han huído y se oye el ruido de un motor. Josué se encuentra frente a un Sherman M-4, uno de los tanques que el ejército de EEUU y los de algunos países aliados usaron al final de la segunda guerra mundial. El niño corre hacia él y empieza a gritar: “Era verdad, papá. Hemos ganado un tanque.” El vehículo se para, por la torreta asoma un soldado norteamericano, que lo coge, lo sube hasta su altura y le pregunta: “What’s your name?”

Era una secuencia de un contenido simbólico impecable. Lo primero que hace la libertad es rescatar al individuo y preguntarle su nombre, el nombre judío, Orefice, que había bastado para llevar a la familia al campo de exterminio.

Éste es, en mi opinión, el mérito principal del libro y de sus autores, por el que el Colectivo de Víctimas del Terrorismo les ha distinguido justamente con su premio de este año. Lo que han hecho Florencio, Rogelio y Marcos ha sido exactamente lo mismo que el piloto del tanque americano: han preguntado a todas y cada una de las víctimas su nombre para hacer este soberbio vademécum, que es a la vez un completo tratado sobre las víctimas del terrorismo etarra.

Antes de que los autores escribieran ‘Vidas rotas’ ni siquiera sabíamos su número. En los periódicos se podían leer estimaciones vagamente aproximadas: más de 800, unas 900, casi mil. Ahora lo sabemos con toda precisión: en el momento de la publicación eran exactamente 857, a las que debemos añadir desdichadamente al policía francés Jean-Serge Nérin, asesinado cerca de París después del robo de vehículos que un comando terrorista perpetró el día 16 de marzo último.

En este libro están recopilados todos ellos. “estos son los nombres, estos los oficios”, por decirlo con un verso que el poeta vizcaíno Gregorio San Juan escribió hace muchos años. En él están las circunstancias de sus asesinato y el nombre de sus sus victimarios que nadie podrá borrar de la historia de la infamia de nuestro pueblo. Cuando han podido ser esclarecidos los crímenes, lo que no ha sido posible en todos los casos, desgraciadamente.

Quiero decirles que todos los días leo alguno de los capítulos de estas vidas rotas para recordar,-esa es su condición de vademécum,-la historia de una de las víctimas. Hay algo en el crimen que nos marca especialmente a los humanos. En la escala de los comportamientos de la gente, no hay nada tan bajo, tan despreciable, tan miserable como el asesinato de un ser humano a manos de otro.

“Sólo el que mata es la categoría/ que dejo fuera de mi sentimiento”, escribió Pablo Neruda en su libro póstumo. Por eso no hacemos justicia cuando llamamos a los asesinos por el nombre de las bestias, y les ponemos nombres de alimañas o de fieras. No hay en el reino animal más que una sola especie que asesina. Las bestias matan por miedo, para alimentarse o para defender a su camada de lo que intuyen como un peligro. Sólo el hombre es capaz de matar por odio, sin obtener de la destrucción del semejante otra satisfacción que la de sus más bajos instintos.

Quizá por eso el crimen se nos queda como una foto fija en la memoria, en el momento de conocerlo. A mí me pasa con muchos de los asesinatos de ETA. No con todos, claro. Por muy buena memoria que se tenga, sería imposible recordar cada uno de los crímenes que se cometieron en lo que se ha dado en llamar los años de plomo, ese trienio terrible entre 1978 y 1980, en el que los terroristas vascos superaron todas sus marcas anteriores y posteriores: 68 víctimas mortales en el año que aprobamos la Constitución, casi tantas como todas las que se habían cobrado hasta entonces. Ochenta en 1979, año del Estatuto y 98 en 1980, primer año de nuestra autonomía.

¿Cómo es posible? podemos preguntarnos hoy, cuando las víctimas han adquirido representación corpórea a los ojos de la sociedad vasca. Pues aunque sea duro decirlo, es necesario: porque hubo mucho tiempo en que la secuencia de los asesinatos era muy simple: el atentado iba seguido del funeral. Después se llevaban a enterrar a la víctima a Villanueva de la Serena o más abajo. Y la buena conciencia de la sociedad vasca recuperaba su equilibrio después de lo que había sido una alteración pasajera.

Recuerdo un caso. El de Luis Andrés Samperio Sañudo, inspector de la Policía Nacional. Fue asesinado el 24 de abril de 1997 cuando estaba a punto de entrar en el portal de su casa a la hora de comer. Era un viernes y como todos los viernes de entonces yo iba con mi mujer a comer a casa de mi suegra, en Deusto, a 200 metros de donde vivía la víctima. Vimos su cuerpo cubierto con una sábana, a la espera de la orden judicial que autorizara el levantamiento del cadáver.

El viernes siguiente, al hacer el mismo recorrido, vimos en aquel mismo lugar un camión de mudanzas y allí, en la acera, unos pocos enseres, un tresillo, una mesa, algunas sillas y un caballito balancín. “Eso era todo”, pensé entonces, una mecánica de los hechos permitía borrar de la memoria colectiva a tantas y tantas víctimas que desde aquí mandábamos con un coche fúnebre o alejar su recuerdo perturbador, con su familia, en un camión de mudanzas.

Este libro era necesario para que las víctimas permanecieran siempre entre nosotros. Para que no se desvaneciera su recuerdo hacía falta que los tres premiados de hoy se dirigieran a ellas, una a una, y les preguntaran, como el soldado del tanque americano: ¿cómo te llamas?